Capítulo 14

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Damian

Al diablo, no vale la pena nada de esto. Ni siquiera entiendo porqué discutimos, ella tiene su propia mierda emocional con la que lidiar y yo tengo la mía, lo último que ambos necesitamos es volver a esos recuerdos. Yo mejor que nade debo entender que el pasar por un evento doloroso deja heridas internas que te hacen imposible sanar, aún más cuando te recuerdan el pasado.
Soy un idiota, no debí abrir la boca y entrometerme en la vida de Violet, pero una parte de mí se sentía con la necesidad de explicarle que conmigo no correría ningún peligro. Admito que la chica me gusta, es bastante atractiva, soy un hombre con los ojos bien puestos y en otras circunstancias me hubiera atrevido a intentar hacer otras cosas con ella, pero todo lo que dije hace unos minutos fue cierto. Desde lo que pasó en el avión me di cuenta de que Violet no era una chica como a las que estoy acostumbrado, ella era sensible, frágil y muy desconfiada. Fueron sus mismos ojos llenos de miedo los que confirmaron mis sospechas, sin mencionar su comportamiento tan dudoso. Violet tuvo que pasar por algún trauma demasiado fuerte para querer ser alguien tan alejada de las personas en todos los sentidos, y mentiría si dijera que no me interesa conocer su historia, pero no puedo involucrarme con ella en ese sentido o en ningún otro. Después de todo, yo también tengo secretos que no quiero que sean revelados, así que lo mejor que pude hacer fue salir a la velocidad de un rayo de la habitación e ir a la piscina.
Todo el hotel era bastante agradable, pero no había mucho que hacer, ya que se supone las parejas prefieren estar encerrados en sus habitaciones, disfrutando de los placeres de la intimidad, pero fuera del área de las cabañas tropicales, lo único que había a parte de la recepción era un restaurante, un salón de fiesta del lado izquierdo y del otro era una palapa con un bar dentro y una enorme piscina que lo rodeaba. No tardé mucho en entrar, había tres personas, dos hombres y una mujer, con una bebida en mano y sentadas en mesas diferentes, mientras que en la piscina se encontraban dos chicas riendo y hablando.

Caminé sin prestar atención a mi alrededor hacia la orilla de la piscina, donde dejé mis sandalias acomodadas antes de meterme al agua, la cual fue refrescando mi piel caliente con cada escalón que bajaba. Sentía las miradas hambrientas de las chicas que estaban atentas a cada movimiento que hacía y yo no me limité en darles el espectáculo que querían, por lo tanto, seguí caminando hasta el límite de la piscina, recargué mi espalda en el borde y tomé los lentes de sol que estaban sobre mi cabeza para acomodarlos en mis ojos antes de girar el rostro en dirección a las chicas y sonreírles ladeadamente. Al instante, ellas se miraron entre sí un poco avergonzadas y compartieron unas risitas tímidas que me confirmaron el logro de mi táctica.
Era tan fácil hacer que las mujeres cayeran rendidas a mí, que a veces desearía poder encontrar un verdadero reto que valga mi tiempo. Han pasado muchos años desde que tengo esta clase de relaciones pasajeras y cada vez se vuelven más tediosas y rutinales.
No voy a mentir, el sexo ha genial con cada una de ellas, pero a veces me resulta increíble lo sencillo que es conseguir lo que quiero con un simple guiño, sonrisa o un "hola", ya ni siquiera se molestan en tratar de hacerse las difíciles para verse más interesantes, ahora no les importa darlo todo con tal de no perder la oportunidad.

Se suponía que en estas vacaciones Liam y yo nos divertiríamos al máximo. Teníamos planeado salir de fiesta cada noche, hacer todo tipo de actividades en la nieve y empezar una competencia sobre quién conseguía tener más orgasmos, pero es obvio que debido a las circunstancias tendré que hacer un ligero cambio de planes, yo tendré que cumplir con todo eso en este lugar y espero que Liam haga lo mismo en mi honor. Mientras tanto, puedo empezar mi conteo con estas dos chicas, quizás las dos vengan en paquete y pueda tener un trío.

-       Permítanme presentarme- mi voz les causo una obvia impresión, ya que ambas abrieron ligeramente los ojos y entreabrieron la boca. -Me llamó Damian.

-       Yo soy Madison- dijo la chica rubia de ojos azules y pechos pequeños. -Y ella es mi mejor amiga Rylee- miró a la morena de cabello negro y pechos más generosos.

Las dos eran chicas bastante atractivas, pero me parecía un poco raro que usaran el mismo bikini color rojo. De hecho, ahora que las miro detenidamente me doy cuenta de que podrían parecer hermanas, tenían rasgos faciales similares y casi la misma figura, pero incluso con eso no iba a perder la oportunidad de llevármelas a la cama. Sería como hacerlo con gemelas.

-       Y díganme, ¿Qué hacen dos chicas tan atractivas aquí solas?- arqueo una ceja.

-       Venimos a una despedida de soltera- respondió la rubia, cuyo nombre ya olvidé. -Nuestras demás amigas se fueron al restaurante, pero nosotras decidimos quedarnos un rato más en la piscina.

-       Y empiezo a creer que fue una excelente decisión- agregó la morena.

-       ¿Entonces una de ustedes es la futura esposa?

-       No, nosotras somos parte de las damas de honor- me dedica un guiño la rubia. -¿Y qué nos dices tú? ¿Hay alguna afortunada dueña de tu... ammm...? -sus ojos bajaron y subieron por todo mi cuerpo. -¿Corazón?

-       La verdad, señoritas- me fui acercando lentamente a ellas. -Es que yo soy un hombre completamente...

Mi cabeza se giró repentina e involuntariamente hacia la derecha, donde vi a una chica caminado desde la entrada del bar. Al principio no logré distinguir su rostro, lo único que se podía ver era su delgado cuerpo y cintura en curva, pero conforme se iba acercando a la luz pude ver finalmente a... ¡Ay mierda! Era Violet.
Sentí como mi miembro se iba endureciendo cada vez más al recorrerla de arriba a abajo con mis ojos. Me era imposible quitárselos de encima, tenía un cuerpo prácticamente de modelo, su piel era rosada y ese bikini rojo con tiras cruzadas en la parte del viente hacia que se viera aún más perfecta. Llevaba encima una blusa alargada negra transparente por encima, unas sandalias simples del mismo color y unos lentes de sol cuadrados color café que cubrían sus hermosos ojos.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para mantenerme en mi lugar y no ir corriendo tras ella. Sabía que Violet era una chica muy guapa, pero no medí el potencial que tenía y ahora me encuentro dentro de una piscina, totalmente embobado y con una incómoda erección que no tiene intención de desaparecer hasta que esa chica se vaya de aquí, y aún con eso creo que las imágenes en mi cabeza me harán repetir una y otra vez su gloriosa entrada.
Violet se veía bastante distraída, de hecho, ni siquiera se tomó la molestia de mirarme o saludarme, se fue directamente a una de las pequeñas mesas de cristal y se sentó en uno de los sillones blancos antes de sacar de su bolso el móvil. No pude evitar preguntarme qué estaría haciendo, parecía bastante concentrada escribiendo un montón de palabras que sólo Dios sabía.

No quería verme como un maldito acosador sin quitarle los ojos de encima, pero me era muy difícil. Esta chica me lo está poniendo muy difícil.

-       Enconces... ¿Qué decías?- escuché la voz chillona de una de las chicas.

Tal vez sea bueno que me distraiga con ellas y deje pasar a Violet, será lo mejor para ambos.

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