Epílogo 2

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Violet

No podía creerlo. Las manos me sudaban, el cuerpo me temblaba, el corazón me latía muy fuerte y no podía apartar la mirada de ese precioso anillo de compromiso.
De verdad me lo estaba preguntando, no estoy soñando, Damian quiere casarse conmigo.
La emoción y felicidad que siento dentro de mí es inexplicable. Sabía que algún día llegaría este momento, pero no creí que fuera tan pronto. Aunque sí soy sincera, nada entre Damian y yo ha sido común, nosotros siempre hemos ido rápido y nos ha funcionado hasta el momento, no veo razón para frenar y sobrepensar las cosas ahora.

-         ¿Qué me dices, lindura? ¿Aceptas ser mi esposa?

-         Sí, ¡Sí! ¡Mil veces sí!

Damian se levantó y de inmediato sacó el anillo de su caja para ponérmelo en el dedo izquierdo anular. Me quedaba a la perfección, era bellísimo.
Quería besarlo hasta que mis labios se entumecieran, pero recordé una cosa importante que debía decirle cuanto antes.

-        Damian, debo decirte algo.

-        ¿Tiene que ser justo ahora?

Asiento nerviosa con la cabeza.

-        De acuerdo... ¿Qué sucede?- preguntó con cierto tono de preocupación.

-         En realidad es algo que quería darte cuando estuviéramos en casa, pero... - meto la mano izquierda en el bolsillo de mi abrigo y saco una fotografía doblada.

-        ¿Qué es eso?

Sin decir más, se la di y mientras lo veía desdoblarla sentí que las punzadas en mi estómago por los nervios iban en aumento.
Damian entreabrió la boca incrédulo y me miró directamente a los ojos.

-         ¿Esto es real?- so voz sonaba débil.

-         Sss... Sí.

-         Entonces... Eso significa que...

-         Sí, Damian- trago saliva. -Vas a ser papá.

Su mirada se iluminó y una sonrisa enorme, de oreja a oreja, empezó a dibujarse en su rostro.

-          Voy a ser papá- repitió en voz baja. -¡No puede ser! ¡Voy a ser papá!

Seguramente ese grito lo escucharon dentro de la casa, pero a él no le importo, por lo contrario, su risa hacía eco por todo el pórtico y de pronto me levantó en el aire, haciéndonos dar vueltas de emoción.

-         ¿Cuántas semanas tienes?- dijo antes de depositarme nuevamente en el suelo.

-         Seis.

-         ¿Será niño o niña? ¿Ya podemos averiguarlo?

-         Todavía es muy pronto.

-         ¿Qué nombre le pondremos? ¿Tienes algo pensado? Porque yo tengo varias ideas en mente.

Dios mío, Damian estaba como loco, su felicidad se le salía hasta por los poros y no dejaba de hablar.
Tenía un poco de duda acerca de la reacción que tendría, puesto que esto no fue algo planeado. En los últimos meses hemos sido cuidadosos, pero han habido momentos en los que dejamos de serlo porque dejamos de prestarle atención a ello. Aunque después de ver su respuesta tan positiva, no me cabe la menor duda de que este bebé vendrá a unirnos más.

-         Gracias- dijo antes de darme un beso en la frente.

-        ¿Por qué?

-        Por regresarme la felicidad.

-       Gracias a ti.

-        ¿Por qué?

-        Por hacerme regresar a la vida.

Ambos nos dedicamos una sonrisa llena de sentimiento.

-       Te amo.

-       Y yo te amo a ti- respondí antes de besarlo.

La vida te quita muchas cosas, pero siempre te pone lo que necesitas.
El estar de alguna manera dañado emocionalmente no es algo malo, ni tampoco el necesitar a alguien que ayude a salir de ese sufrimiento que te tiene estancado. Muchas veces creemos que el pedir ayuda o el necesitar a alguien es de cobardes, cuando la realidad es que sólo los valientes tienen la fuerza necesaria para poner sus miedos a una lado y admitir que buscan la aceptación y la comprensión de las personas importantes a su alrededor.
La felicidad no es la única emoción del mundo ni el estado en el que estarás siempre, habrá veces que te cueste recuperarla, pero te darás cuenta del valor que tuvo tu esfuerzo porque entonces verás el cambio que habrá dado tu vida para mejor y te sentirás más orgulloso de tus logros y de la persona en la que te habrás convertido.
Por mucho tiempo yo me sentí perdida. Vivía en las desilusiones y malos momentos, pero con el tiempo me di cuenta de que conocer mi propia oscuridad era aceptar quien era. Hay cicatrices que nadie puede ver, lágrimas que no se pueden derramar, heridas que dejaron de sangrar y gritos que nadie puede escuchar, pero no debo pretender estar bien cuando no es así, eso sólo lo empeora.
Para mí, superar todo aquello que me asustaba fue un camino difícil, pero al final, eso fue lo que más me fortaleció. Uno no se da cuenta lo fuerte que puede ser hasta que te das cuenta de que esa es la única opción que tienes para dejar atrás el pasado y comenzar un nuevo futuro.
Yo decidí dejar de creer en el amor, pero entendí que a veces el amor de tu vida aparece después del error de tu vida.

Damian no era alguien a quien buscaba, pero terminó siendo lo que necesitaba. El amor es un sentimiento muy fuerte que tiene el poder de sanar todo el dolor del mundo, pero también es una elección y yo elegí amarlo hoy y siempre, así como sé que él me amará para siempre.

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