Capítulo 29

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Damian y yo pasamos el resto de la tarde hablando, riendo y conociéndonos mejor. Por primera vez estábamos en una situación normal, sin ningún problema, y me di cuenta de lo mucho que disfrutaba de su compañía.
Fue bastante agradable pasar un tiempo con él, como dos personas reales y sinceras que quieren empezar a formar una amistad. Damian fue el primero en hablarme de su vida, puesto que le resultó bastante fácil vanagloriarse sobre lo importante que es en el trabajo, de lo increíblemente perfecta que es su familia, pero sobre todo de lo codiciado que es con las mujeres. A decir verdad, no fue nada revelador enterarme sobre su popularidad con el sexo femenino y tampoco la cantidad de conquistas con corazones rotos que dejó atrás. Damian fue muy honesto al decir que disfrutaba de ser un casanova sin remedio, pero también dijo que ese libertinaje le ha traído problemas con su madre, ya que ella le está recordando constantemente su sueño sobre verlo casarse y darle nietos. Una idea que no le entusiasma mucho, al parecer. Damian mencionó también que estaba a punto de cumplir veintisiete años, lo que le causaba cierta presión en su familia para que finalmente sentara cabeza.
Al parecer, todos en la familia Shaw están felizmente casados y con una tropa envidiable de niños, todos excepto Damian, quien era la oveja negra de ellos.
Cuando terminó de contarme parte de su vida, fue mi turno de dejarme abrir un poco. Al principio no sabía muy bien cómo empezar la conversación, pero decidí iniciar con mi familia, la cual no era tan numerosa ni mucho menos unida como la de él, pero sirvió para no quedarme callada.
Le dije que la única persona que siempre ha estado para mí en todo momento ha sido Emily y que esperaba algún día la conociera. Después de hablar sobre lo alejada que estoy de mis padres, continué con mi tragedia laboral, de como fui esclava de una compañía por años sin saber que mi jefe robaba los proyectos de los trabajadores hasta que un buen día descubrí la verdad y decidí hacerle frente a ese imbécil. Damian estaba un tanto sorprendido y divertido por mi historia, pero me dijo que había hecho lo correcto, que no tenía porqué dejarme pisotear por nadie.
Nuestra plática fue mejorando con el tiempo, dejamos a un lado las cosas negativas y comenzamos a mencionar anécdotas divertidas. Él me contó sobre una vez que estaba tan ebrio en una fiesta del cuatro de julio, que terminó por saltar desde la azotea a la piscina y empapó a toda su familia con tremendo salpicón. Yo, por otro lado, le hablé sobre la primera vez que me puse ebria en mi cumpleaños y de como hice todo un espectáculo al vomitar encima de la barra.
Ambos soltamos carcajadas y seguimos pasando un buen rato contándonos nuestros momentos más bochornosos, pero el día no iba a durar para siempre aunque así lo quisiéramos. La noche cayó de repente, ninguno de los dos se dio cuenta de ello hasta que el cantinero nos dijo que cerrarían el bar de la piscina, pero que sí deseábamos continuar podíamos asistir a la fiesta en la palapa.

«Genial, otra fiesta.»

Siendo honesta, no tenía muchas ganas de ir, pero tampoco quería regresar tan pronto a la habitación y terminar con este gran día que Damian y yo hemos pasado. Por primera vez siento que estamos conectando, que nuestra amistad va creciendo y que los momentos incómodos entre nosotros han desaparecido. Ya hemos dejado en claro nuestra atracción, dimos un enorme paso al besarnos, pero en cierta forma seguíamos siendo unos completos desconocidos. Ahora, la confianza ha crecido y siento que ya puedo llamarlo amigo.
Además, fue de mucha ayuda la conversación que tuve con aquella mujer extraña que me hizo entender de lo que me estaba perdiendo a mi alrededor por seguir aferrada a un pasado que no va a cambiar. Entendí que vivir en el trauma no me va a devolver la vida que solía tener antes ni tampoco podré evitar que eso pasara.
No voy a mentir, aún tengo miedo, pero extrañamente con Damian me siento segura y no puedo permitirme dejar a un lado mis sentimientos por culpa de un fantasma del pasado. Damian no es como él y jamás lo será. Yo merezco volver a vivir y algo me dice que Damian es la oportunidad que siempre he deseado. Es mi turno de dejar que las cosas pasen.

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