Capítulo 19

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—¿Amanda? —la cara de Hugo reflejaba total confusión y sorpresa.

—No te cases, por favor... —dijo la mujer casi rogando.

Hugo.

Amanda y yo nos habíamos conocido hace algunos años, cuando yo estaba internado en la academia de príncipes. En ese entonces tenía 13 años y ella 12, la misma edad que debía tener Sofía en esa época.

Amanda era una aldeana de los alrededores e hija de una de las empleadas de la academia, por lo que la veía a menudo cuando iba con su madre y su presencia se volvió inevitable. A pesar de considerarla inferior para mí por ser aldeana, no podía negar que era muy linda, tenía ojos verdes y cabello rojizo, muy largo en verdad, realmente una belleza. A menudo la molestaba y le coqueteaba, y eso era como un medio para no extrañar tanto a Sofía. Me distraía el hecho de que podía ser ella la chica a la que molestaba si no hubiera estado encerrado en aquel lugar.

Fuimos creciendo juntos y ella se volvió incluso más hermosa que antes, y sin darse cuenta se fue enamorando de mí.

Yo... sinceramente nunca me enamoré de ella, pero le hice creer tantas cosas que terminamos juntos por primera vez. Se convirtió en mis primeras experiencias y los primeros recuerdos de lo más similar a un amor sincero, pero no todo podía ser eterno.

Le dolió demasiado cuando terminamos la academia, sabía que me iría y me rogó hasta el final que no la dejará, que me amaba y que la llevara conmigo, eso me decía. Aún así no pude evitarlo. Todo acabó en cuanto salí de ese lugar, pero jamás me hubiera imaginado que se presentaría en mi vida a rogarme una vez más. Ahora me arrepentía demasiado del daño que causé a tanta gente en el transcurso de mi corta vida.

*****

—Vete por favor Amanda, no es correcto que estés aqui —dije intentando sonar calmado aunque todos nos miraban.

—¡Me engañaste durante años! —gritó fuera de si—. ¡Y de un día para otro me dejaste! ¡Yo me enamoré de ti, te amaba demasiado y nunca fue suficiente para ti!

Sus ojos vidriosos y las lágrimas corriendo por sus mejillas se sumaron a mi montón de culpas.

—Amanda, ahora no es el momento. Te pido perdón. Yo... era un irresponsable... y también inmaduro, un completo idiota y un cobarde, jamás debí hacer todo lo que hice en estos años. No lo merecías.

Sinceramente hasta yo creí que era tonto pedir disculpas por todos mis errores a lo largo de los años, pero vaya que era una lista larga y merecían algunas palabras de arrepentimiento.

—¿De que te sirve pedir perdón si ya no hay vuelta atrás para el daño ya hecho? —era su voz, Sofía estaba interviniendo en la plática.

—Lo sé —admití—, pero es lo único que puedo hacer. Ya no puedo regresar el tiempo.

—Siempre excusándose, su majestad. Solo son excusas —sus ojos estaban brillosos, como si un montón de lágrimas quisieran salir de ellos.

—¡Basta! —se escuchó la voz de Clio, alterada —. ¡Es mi boda, no un circo! ¡Guardias! ¡Saquen a esa mujer de aquí! —era la primera vez que la oía furiosa de esa forma.

Sofía me miró unos segundos más antes de comenzar a alejar hasta finalmente salir del lugar. Mi impulso de buscarla y arrodillarme ante ella se mantuvo contenido.

—¡No me toquen, quiténme las manos de encima! —gritaba Amanda.

—¡Saquénla de aquí! ¡No la quiero cerca de mi reino!

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora