—¡Vete ahora! —dijo Sofía en un tono muy serio—. ¡Vete ya!
El ambiente íntimo se rompió en cuanto la voz dura de Sofía se escuchó por toda la habitación.
—Sofía...
—Vete.
—Lo... lo siento demasiado. Yo vine sin darme cuenta. Estaba actuando en automático.
—¡Y sin darte cuenta ibas a acostarte conmigo! ¡¿Pero que te pasa?!
Últimamente Hugo tampoco sabía lo que le pasaba.
—¡No es solo mi culpa! —reprochó él—. Tú tampoco me detuviste.
Se escuchó un fuerte ruido en la habitación y tan pronto como eso Hugo se sobaba la mejilla de dolor.
—Fuera de mi habitación. No voy a repetirlo dos veces —la cara de Sofía estaba roja de furia.
—Lamento este mal rato —dijo Hugo tratando de disculparse—. ¿Pero quieres saber algo? No me arrepiento. Nada de lo que implique pasar un momento más contigo y disfrutar de tu presencia puede causarme remordimiento.
—Es que a ti nada puede darte igual de todas formas. Nunca piensas más que en ti.
Hugo se tragó las palabras de disculpas y solo asintió levemente antes de caminar directo al balcón y subir sobre Electra.
—Te veré en la boda, supongo.
—O no.
Hugo no dijo nada y en silencio partió del lugar directo a su castillo.
Sofía no podía creer lo que acababa de pasar. Le había dicho indirectamente que le gustaba pasar tiempo con ella, que su presencia también le gustaba, entonces ¿por qué no era ella su futura esposa? La visita de Hugo la confundía aún más. Se tumbó en la cama luego de lavar su rostro y cerró los ojos intentando dormir, mañana sería un día largo para todos.
Mañana Hugo se casaba.
*****
Los sirvientes corrían desde muy temprano tratando de preparar todo para la boda. El banquete, los arreglos, el pastel, el lugar de los invitados, todo debía estar listo para el gran día.
Era la boda del momento y de la que todos hablaban.
Hugo yacía en su cama, pensando y meditando que es lo que pasaría en unas horas. Escuchó unos golpes en su puerta y rompió su burbuja de soledad.
—¿Quién es? —dijo restregándose los ojos con las manos.
—Hijo mío, buenos días, ¿Listo para tu boda?
Boda...
Hugo se cubrió el rostro con las manos, desde el día del anuncio esa palabra retumbaba en su cabeza, cada vez que alguien la nombraba sentía punzadas en los sentidos y unas enormes ganas de golpearse a si mismo.
—¿Estaría mal si te digo que no?
El silencio fue breve.
—Podria decirte que no, pero.... fue tu decisión hijo. Ya no puedes hacer nada en contra del tiempo.
—A veces las malas decisiones pesan más que mil errores papá —dijo cabizbajo el príncipe pero pronto, el futuro rey de Corinthia.
—Lo sé hijo, pero esa chica no tiene la culpa de tus errores, procura no dañarla.
—No lo haré, ella es la menos culpable de está situación. No merece quedar sola en ese altar.
—Bien —murmuro levantándose del lado de su hijo—. Tienes que ser fuerte y afrontar tus errores y además aprender a vivir con ellos. Tal vez en un futuro tu situación sea diferente.
*****
En el castillo de Corinthia.
—¡Mamá este día va a ser el mejor de mi vida! —dijo Clio dibujando una gran sonrisa en su rostro
—Lo sé hija, estoy tan feliz por ti. Este es tu sueño.
—No llores mamá —Clio limpió con sutileza las pequeñas perlas de agua—, te aseguro que voy a estar muy feliz al lado del amor de mi vida. Nada podría ser mejor que eso.
—Te quiero, hija.
—Y yo a ti, mamá. Pero ahora no lloremos porque se arruina el maquillaje —y ambas rieron.
Las horas pasaron más rápido de lo debido y el momento de la tan ansiada boda llegó. Los invitados empezaban a llegar de todos lados y se acomodaban según su preferencia. Hugo ya esperaba al frente de la ceremonia, igual de incómodo que al principio. Desde su lugar divisó la llegada de la familia de Encantia que para su sorpresa había llegado. Vio a su hermano correr a abrazar a su prometida Ámber y saludar a sus suegros y cuñados. Y ahí estaba ella, Sofía, tan linda como siempre. En esta ocasión lucía un bello vestido celeste con un escote en v y ajustado en su cintura, además llevaba el cabello suelto y con algunas ondas que la hacían ver aún más hermosa. La cara embobada de Hugo era obvia hasta que el mismo se dio cuenta que estaba siendo demasiado evidente y que Sofía lo estaba observando detenidamente.
Retiró la mirada de ella y volvió a centrarse.
La familia de Encantia prosiguió a sentarse en las últimas filas de los asientos y esperaron hasta que las trompetas y la marcha nupcial empezaron. Clio hacia su entrada triunfal ante la vista de todos, acompañada de su padre que se veía un poco nostálgico. Se posó al lado de Hugo y su padre le dedicó unas palabras a ambos novios. La ceremonia comenzó, fue un largo momento que transcurría poco a poco, hasta que llegó la hora del «yo me opongo».
—Si algún motivo o alguien que impida la boda, hablé ahora o calle para siempre —dijo sereno el sacerdote de la ceremonia.
A Hugo en ese momento el corazón se le detuvo, pero no imaginaba a Sofía gritar yo me opongo frente a todos aunque ansiaba que lo hiciera. Sofía por su lado también sudaba frío, y sentía que muchos la volteaban a mirar esperando su reacción mientras ella bajaba la mirada. Fue un silencio incómodo en la ceremonia, todos se dieron vuelta hacia al frente ya que nadie se había interpuesto.
—¡Alto!— se escuchó de pronto y todos voltearon a ver quién era. Las caras de sorpresa no faltaron.
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EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)
FanfictionHan pasado cerca de 7 años después de que ambos miembros de la realeza se vieran por última vez debido a sus deberes reales y prometieron volver a encontrarse, pero.... ¿Será como lo habían planeado?