Después de lo ocurrido en ese dichoso paseo ambos regresaron a sus castillos, aunque era igual de difícil concentrarse, ninguno dejaba de pensar el uno en el otro y de que hubiera pasado si se hubieran dejado llevar por sus instintos.
Era una suerte que esta vez que el cerebro haya primado antes.
Hugo ya se encontraba en su habitación, recostado sobre su cama, cuando Axel entró de golpe.
—¡Hermanito! —saludó—. Es bueno encontrarte aquí.
—¿A dónde vas podrías encontrarme?
—Con tu princesa supongo —sonrió—. Esa no es novedad, pero yo, si tengo una.
—¿Qué sucede Axel?
—Me comprometí
—¿Tú qué?
Axel había soltado la noticia tan de repente que Hugo no lo procesaba con rapidez.
—¿Qué fue lo que dijiste? —le preguntó nuevamente.
—Me he comprometido con el amor de mi vida —dijo el pelirrojo muy emocionado.
—¿De qué demonios hablas?
—¡Le pedí a mi novia que nos casáramos y unamos reinos para siempre, por el resto de nuestras vidas! ¿No es genial?
—Tú... ¿tenías una novia?
—En secreto, pero si.
A Hugo eso no le agradó mucho eso. Significaba que Axel ocuparía el trono de Alburquerque al ser el primero en casarse y sentar cabeza, lo que conducía a Hugo a no ser el rey que tanto había soñado.
—Felicitaciones, Axel —dijo fingiendo una sonrisa.
—Se lo diré a papá, pero solo la conocerás el día de la fiesta de compromiso donde anunciaremos nuestra unión.
—¿Tan pronto?
—¿Para que perder el tiempo?
Tenía razón. ¿Para que perder el tiempo.
—¡Genial! Eh, ahora yo, necesito descansar, hermano. ¿Te importaría?
—Oh, sí claro, te veré mañana —dijo cerrando la puerta de la habitación.
La propuesta de dormirse era más que una excusa.
Hugo estaba muy preocupado, eso arruinaba todos sus planes con Sofía. Pensaba casarse con ella antes que su hermano lo hiciera, y así convertirla en reina a su lado, pues al ser la tercera en sucesión de su familia no podía serlo en Encantia. Tenía que pensar algo rápido si es que no quería quedar como una sombra de su hermano mayor. Iban y venían muchas ideas a su mente pero de todas eligió la peor solución que alguien pensaría. Dejar de lado el amor de Sofía y casarse con una heredera al trono de forma directa. Sonaba tonto pero era lo que haría. Siempre había ansiado ser el rey y era necesario que encontrará una manera, por más tonta que sea para convertirse en rey.
—No puedo hacerlo —se dijo a si mismo.
Aunque seguía siendo un intento fallido de convencerse. En el fondo sabía cuál era su decisión final.
Pasaron semanas después del incidente y desde entonces Hugo había evitado a Sofía a toda costa, sin importar la tristeza y preocupación que esto le ocasionaba a la princesa. A pesar de eso ella quería converse de que todo era a razón de sus actividades con príncipes, y que tal vez estaban ocupando mucho tiempo de su agenda.
El día de la fiesta de compromiso de Axel se acercaba y se corría el rumor de que Hugo presentaría a su prometida antes la sociedad dispuesta a casarse con ella. Esto llegó a oídos de Sofía que sin dudarlo fue a consultarle a Ámber.
Tocó la puerta tímidamente y Ámber le pidió que pasará.
—Sofía, ¿qué te trae por aquí?
—Yo... quería hacerte una pregunta —¿para qué esperar? Ella quería ser directa.
—Adelante —le indico su hermana.
—Tú..., ¿has oído hablar sobre n rumor que involucra a Hugo en dónde dicen que presentará a su prometida en la fiesta de compromiso de su hermano?
—No Sofía, para nada.
—¿Estás segura? Tú sueles saber de primera mano las novedades.
Era cierto, aunque en esta ocasión no era así.
—¿Sucede algo con tu relación, Sofía? —le preguntó ya más preocupada—. ¿No se supone que tú eres la prometida?
—Yo... no lo sé. Llevó semanas sin verlo ni hablarle, y lo he buscado por todos los medios pero siempre tiene una excusa. Es como si me evitara.
—¿A ti? Imposible. Te ama.
—Comienzo a dudar sobre eso. En especial porque la felicidad solo duró unos días.
—Oh, Sofía —la consoló su hermana—, no te preocupes. Estoy segura que te anunciará a ti. Tal vez ha estado planeando esto y no quiere que te enteres. Hugo suele ser un poco hermético.
—¿Lo crees?
—Por supuesto.
—Dudo que sea por eso, hay algo que no está bien... Lo presiento.
Ámber no creía que Hugo le haría algo malo a Sofía, había prometido eso a su familia, así que para tranquilizarla decidió contarle algo muy importante que se había guardado.
—Sofía, ahora que estás aquí, me gustaría que supieras algo.
—¿Qué sucede? —preguntó Sofía intrigada.
—Yo... soy la prometida de Axel. Es a mí a quién anunciarán en unos días.
Los ojos de la princesa se abrieron de par en par.
—¡¿Qué?!
—¡Shh...!
—¡¿Lo ocultaste todo el tiempo?!
—¡No queríamos que nadie lo supiera!
—¿Por qué?
—Para que sea una gran sorpresa cuando lo anunciemos, ya sabes cómo somos. A mi me gusta ser la sorpresa de siempre.
—Ya lo creo. ¿Es por eso que crees que Hugo me anunciará a mi en tu fiesta? ¿Sabes algo más?
—No, pero si algo más fuera a ocurrir Axel me lo diría.
—¿Y si no?
—Confía...
Bien. Tenía razón. Era mejor dejar de lado el negativismo.
—Oh, Ámber, felicidades. Estoy segura que su matrimonio triunfará, de eso no tengo duda. El reino entero va a celebrarlo.
—Realmente espero que si.
La conversación dejó más relajado el ambiente. Sofía se despidió de Ámber después de su extensa charla y fue a su habitación sin imaginar que lo peor llegaría después.
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EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)
أدب الهواةHan pasado cerca de 7 años después de que ambos miembros de la realeza se vieran por última vez debido a sus deberes reales y prometieron volver a encontrarse, pero.... ¿Será como lo habían planeado?