Capítulo 39

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Sofía.

Me siento nerviosa. Es inevitable no estarlo.

Hace mucho no estaba aquí, y el estar a solo unos pasos de volver a ver a todos no es algo que había planeado tan pronto. Tengo miedo de que su reacción no sea lo que espero y que al final me terminen echando de casa.

Rick tenía un punto muy importante: yo extrañaba a mi familia.

Ni siquiera tenía que intentar negarlo. Sabía que era así.

Me costó despedirme de todos mis amigos cuando anuncié que había decidido volver a casa,  y me costó aún más dejar a las maravillosas personas que me ayudaron en la travesía. A aquellos con los que siempre estaría agradecida por el resto de mi vida.

Cedrid tampoco sabe de mi llegada a pedido mío. Sus padre tenían prohibido decírselo.

Ya estoy aquí y es tarde para arrepentimientos. Tomo aire, caminando hasta en frente de los guardias y presentarme de nuevo. Por fuera no ha cambiado nada.

—¿Qué desea señorita? —pregunta uno de ellos en canto nota que me he acercado.

—Yo... quiero ver a mi padre.

Bueno... tal vez, soy demasiado directa con el tema. Sus rostros confundidos me lo confirman.

—¿Su padre? —arquea una ceja con duda—. Creo que se confunde.

—¿Ya no me recuerdas Julius? —pregunto curiosa pero sin borrar la sonrisa en mi rostro.

Me mira, me analiza, hasta que sus ojos se abren con sorpresa al notarlo.

—¿Princesa?

Me alegra al menos que no él no me haya olvidado, aunque haya tenido que recordárselo.

—La princesa Sofía —le anuncio—. ¿Ahora si puedo pasar?

—Si, claro que sí, princesa.

Parece no salir de su sorpresa  hasta que reacciona ayudándome a ingresar al que un día fue mi hogar. El otro guardia que no ha hablado para nada se encarga de llevar a Minimus de regreso a su amado establo. Camino por los pasillos observando cada detalle que recuerdo del castillo. Alguna cosas han cambiado. Hay más adornos, más cuadros, pero sé sigue sintiendo tan cálido como antes.

—¿Prefiere que hable a toda la familia o quiere hablar con cada uno?— pregunta sacándome de mi análisis.

—Eh... yo... no sé —admito—. ¿Tú qué me recomiendas?

—Supongo que... lo mejor es que hable con todos, creo que se ahorra tiempo.

Ah... mira tú, sabe ahorrar tiempo.

—De acuerdo —le digo—. Llama a toda mi familia.

—Si, princesa.

Lo veo perderse en los pasillos en busca de mi familia, y entonces los nervios que antes se habían disipado vuelven a mi. Imaginar que a solo minutos tendré a todos mirándome después de tanto tiempo no es un panorama muy alentador.

Me distraigo mirando los nuevos cuadros como si eso pudiera ayudarme. Son bonitos, dignos del gusto de la nueva reina. Me pregunto que tan diferente se ve ella ahora.

Hace mucho tiempo mi padre desistió de su trono, poco después de yo haber huido. La noticia fue la comidilla del pueblo y logré enterarme gracias a eso. Él confió en que Ámber llevaría al reino junto a su reciente esposo de la mejor manera.

Y yo creo que si lo hizo.

—¿Sofía?

Giro en automático al escuchar la dulce voz que hace mucho no oía. Sonrío inevitablemente al verla ahí, unos años más mayor pero igual de hermosa como la recordaba.

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora