Capítulo 3

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La fiesta terminó después de que todos se divertieran mucho, claro, todos excepto Sofía. La pobre princesa estaba destrozada después de todo. Tenia ganas de llorar, así que solo se tiró a la cama en cuanto llegaron al palacio y lloró como nunca hubiera imaginado. Todo lo que ella creía se había esfumado y de una manera muy cruel.

—¡Sofía! ¡Sofía! —gritaba muy fuerte Ámber del otro lado de la puerta. Quería ver a su hermanita pequeña y saberlo todo.

Sofía abrió los ojos con mucho pesar. Lo que menos quería era tener que aguantar las preguntas de su hermana mayor sobre su encuentro con Hugo la noche anterior; y menos a primera hora del día.

—Ámber..., ahora no por favor, te contaré todo más tarde.

—Pero, Sofía... yo esperé toda la noche a que me contarás. No puedes dejarme así.

—Lo sé, pero te aseguro que te contaré todo en un rato más. Necesito unos minutos.

Ámber hizo un puchero y se retiró, sabía que algo no había salido bien, de lo contrario, Sofía no hubiera tardado ni un segundo en contar su maravillosa experiencia con su cita de anoche.

La familia real otra vez estaba reunida, todos tomaban el desayuno tranquilos, mientras el rey y la reina explotaban de felicidad al tener a sus hijos de nuevo con ellos. Pero no todo era felicidad, también notaron el rostro cabizbajo de Sofía, y eso para todos era algo inusual, el único que en realidad presentía a fondo lo que había pasado era James, su preocupación se había convertido en realidad y mataría a Hugo por esto.

—Sofía, cariño, ¿estás bien? —habló por fin la reina Miranda. Conocía a su hija más que a nadie y podía leer el sufrimiento en ella.

—Claro mamá, estoy contenta de reunirme de nuevo con ustedes —dijo fingiendo una sonrisa—. No tienes que preocuparte.

—Oye Sofía, ¿tú crees que podamos hablar después del desayuno? Creo que es un asunto bastante importante el que debemos hablar —James la miró con súplica.

—Sí, claro James, apenas terminemos hablamos.

Ámber solo atinó a mirar a sus hermanos, ahora sus sospechas eran ciertas, definitivamente algo había resultado mal, de lo contrario la charla secreto no sería muy necesaria. El desayuno transcurrió con normalidad, hasta que todos terminaron. Sofía y James se dispusieron a salir al jardín para conversar ese asunto pendiente y haciendo una reverencia se retiraron del comedor.

—Y bien James..., ¿cuál es el asunto?

Sofía lo miraba expectante.

—Hugo... Hugo es el asunto importante

Sofía abrió los ojos sorprendida, pero decidió hacerse la distraída para no hacer notar la tristeza que le provocaba escuchar el nombre de Hugo cada vez. Miró el pasto como si eso fuera a ayudarla y se tragó las lágrimas.

—¿De qué hablas?

—Sofía, no fingas, yo sé todo. Hugo me contó sobre su promesa cuando éramos niños.

Sofía alzó la vista hacia él. Entonces, después de todo no lo había ocultado de todos.

—Y también sabrás que la promesa no se cumplió —dijo Sofía en un tono serio.

—Hugo cambio mucho.

—Lo noté.

—Él volvió a ser el mismo de antes, lo siento mucho. No hubo manera de evitar que te acercaras a él y que esto no ocurriera.

—No tenías porque hacerlo, quizás fue mejor así. Era la manera de darme cuenta que Hugo en el fondo siempre va a ser el mismo y que he vivido esperanzada e algo tan falso como él.

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora