Capítulo 40

3.6K 232 10
                                    

Sofía.

James sigue en blanco. Parece que se no ha salido del shock del momento en cuanto me vió.

—¿Qué decía sobre los rosales príncipe James? —inquiere Cedric.

—Eso puede esperar —murmura mientras una sonrisa comienza a formarse en sus labios—. ¿Sofía...?

—Qué gusto volver a verte, James —musito sonriente.

—¡Sofía, volviste!

Me sobresalto cuando me abraza emocionado, elevándome un poco sobre el suelo. Por ahora su abrazo ha sido el mejor de todos.

—Te extrañé tanto... —murmura viéndome a la cara—. Te agradezco tanto que hayas vuelto. Estás aquí.

—¿Para la boda?

—No hubiera estado completo sin ti en ese día —admite—. Creí que no volverías.

—Pues veme aquí —me señalo—. Solo por ti.

James sonríe abrazándome de nuevo. Pequeñas lágrimas amenazan con salir de mis ojos ante tanta felicidad, pero llorar arruinaría el momento. Yo quiero estar feliz.

—Bueno, si, si, ya ha sido mucha cursilería en mi taller, así que con... permiso, que yo debo trabajar.

Cedric nos empuja sutilmente fuera de su taller, como siempre. Eso provoca nuestras risas.

—Sigue siendo un poco amargado —dice James en cuanto Cedric nos cierra la puerta.

—Solo cuando se lo propone —lo defiendo—. Nos quiere mucho en el fondo.

Estoy segura de que lo hizo porque sabe que hay mucho por hablar con mis hermanos, y me alegra que sea con James que lo haga primero.

No ha dejado de mirarme desde que llegué. Parece como si viera un espejismo.

—¿Qué sucede? —inquiero.

—Es que no puedo creer que estés aquí —dice abalanzándose sobre mí para abrazarme—. Esto es bastante real.

—Pues créelo —musito—. Estoy aquí.

—Tenemos mucho de que hablar.

—Si... bastante, supongo.

—¿Vamos al jardín?

Asiento. James toma mi mano tirando de ella como si de dos niños se tratarán y no de dos personas con casi 22 y 23 años. Pero no importa, recordar es volver a vivir.

El jardín sigue siendo tan prolijo y armonioso como lo recordaba. Me pregunto, ¿cómo estará mi jardín escondido? Nadie más que yo se atrevía a cuidarlo con tanto esmero, pero esperaba que por si solo estuviera bien.

—Bien, ya estamos aquí —anuncia James—. Ahora cuéntame, ¿qué hiciste durante todos estos años alejada de nosotros? ¿Dónde estuviste todo este tiempo?

—Nada fuera de lo común —explico—. Hice nuevos amigos, y aprendí una que otra cosa nueva, incluso logré cultivar un bonito jardín —digo orgullosa de mí—. Estuve... bien durante este tiempo.

—Algún día espero ver ese jardín.

Si... bueno, eso implicaría decir mi antigua locación y eso no está dentro de mis planes con nadie.

—Seguro —me abstengo a decir—. Algún día.

—¿No me dirás en donde estuviste?

—No quiero causarles problemas a las personas que me alojaron durante tantos años. Lo mejor es que eso quede en incógnita. Hay cosas que son mejor no revelar.

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora