Capítulo 33

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Sofía.

Estoy agotada. Muy agotada.

Me río limpiando la tierra de mis mejillas mientras dejo todo los utensilios de jardinería a un lado para que no estorben el paso de nadie. Admiro con fascinación el bello jardín que he logrado sembrar.

Me siento orgullosa de lo mucho que he logrado en algunas semanas.

Hasta ahora todo va bien, y no ha pasado nada malo que complique la situación con mi familia. Papá ha manejado el que me haya ido con más calma. Hace unos días le escribí una carta, en donde le asegura que estaba bien y le explica a que necesitaba ni espacio para reflexionar. No había  podido obtener una respuesta como tal, pero mi búsqueda se había detenido y eso era suficiente.

Es mejor así, sin que nadie más lo sepa. Basta con saber que estoy bien, y que me fui por mi propia voluntad.

También me dediqué a enviarle una carta a Vivian, a Jade y a rubí, aunque con ellas no hablo hace mucho. Tengo entendido que han ayudado desde que se les aviso de mi desaparición, con la esperanza de saber en donde estaba, así que lo mejor era aclararles las cosas era lo mejor.

Y la carta de agradecimiento a Cedric, por supuesto. Sin él, hoy no estaría aquí y quizás no tendría tanto paz mental como ahora. De todo corazón le agradezco su ayuda.

—Así que ahora eres toda una jardinera.

Volteo sobresaltada al escuchar la voz ya muy peculiar de burla.

Rick, el chico que avisó sobre los guardias de mi padre. Un pelirrojo muy lindo, y con una personalidad increíble. Nos habíamos vueltos buenos amigos.

—Soy mejor que tú —le saco en cara al joven aprendiz.

—Si, bueno, creo que las plantas te afectan mucho. Alucinas un poco.

—Tanto como a ti te afectan.

—Una princesa altanera es lo que veo —dice con burla—. Así que... han dejado de buscarte. Significa que todo está bien ahora, ¿no?

Chismoso.

Lo sabe, y aún así quiere hablarlo.

—Mi carta fue muy clara. No quería que me buscaran.

—Genial idea lo de usar a las aves para que lleven tu mensaje —dice haciendo alusión a que fueron ellas las encargadas de dejar la carta en la puerta del castillo.

¿Qué querían?

Yo no podía acercarme.

—Tenía que aprovechar el poder.

—Nunca vi que alguien sin ser una especie de bruja fuera capaz de eso.

—Es magia —me burlo, aunque no es mentira.

—Solo no me conviertas en un sapo con tu poder —ruega divertido.

—Te aseguro que serás un bello árbol en mi jardín.

Me cae muy bien, y su personalidad me ha ayudado a sentirme en confianza y soltarme rápido en un nuevo tipo de vida. Así que él, ya ocupa un lugar especial en mi corazón como un buen amigo.

—¿No deberías estar ayudando a tu mago maestro?

El mago Demir, un hombre de mucha sabiduría pero con un carácter de los mil demonios.

Él es el encargado de soportar a esta tierna tortura llamado Rick, y me compadezco. Pobre hombre.

—Él ahora está ocupado.

—¿De verdad? ¿Y por qué está detrás tuyo observándote como si fuera a comerte?

Su giro tan rápido pudo haberle fracturado el cuello y me río por eso. No le tiene miedo pero tiembla apenas oye su nombre. Mentiroso.

EL REENCUENTRO (Sofía y Hugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora