5. Algodón Egipcio

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A James le resultaba muy gracioso los giros drásticos y ocurrentes de la vida. Como el hecho de que la modelito le haya dicho que él había sido un error, cuando él mismo lo había pensado esa mañana. Así que se quedó en esa oficina, tratando de ocultar la prominente erección que tenía por el encuentro con la castaña, esos carnosos labios, sus ojos bicolor y ese vestido que hacía que resaltara sus piernas, estaba a punto de volverse loco.

Y él lo sabía, como en esa misma mañana, sabía que si la volvía a ver, le costaría trabajo dejarla ir. Aunque la culpa por querer tenerla se comenzaba a hacer visible, la forma en la que Steve la miraba, confirmaba que no sólo buscaba su amistad, sino algo más con ella.

En el caso de Natasha, odiaba intentar hacerle daño, independientemente de ser su novia, la consideraba su única amiga. Su lealtad hacia él era inquebrantable, podría romper lazos con países si él se lo pidiera o requería de su ayuda.

Así que cuando la vio en la mesa principal, comenzó a sentirse como un idiota adolescente con las hormonas despiertas, y comenzar a irritarse consigo mismo. Jamás en su vida había tenido ese sentimiento que ahora mismo experimentaba llamado culpa.

—Luces hermosa— James le dijo a Nat y fue estúpidamente sincero, cada vez sentía que menos merecía a Nat.

— Gracias cariño—. Le respondió con un guiño e inevitablemente se sintió embobado con esa sonrisa y escote que mostraba la rubia.

Al momento de saludar a Gwen se sintió como el imbécil más grande de todo el mundo, se sintió totalmente expuesto y buscando una excusa, su lado controlador se había ido de sabático. Y cada vez maldecía más el momento de conocer a la castaña.

Steve mágicamente ayudó a corregir el estúpido error que había cometido el Buchanan, así que cuando llegó el momento de decirle a Nat y que ella haya reaccionado así, dejó cada vez más sorprendido al Buchanan de la empatía de la rubia y se sintió un completo idiota.

— Buenas noches, sean todos bienvenidos a este gran evento el día de hoy— comenzaba a decir Sam por el micrófono en el podio. —Les invitó a tomar asiento a todos en sus respectivos lugares, en un momento comenzaremos con nuestra presentación—. Y comenzaron a salir unas pequeñas luces tenues para que el público se guiara y tomara asiento.

Les dio el momento para que ambos castaños le volvieran a cuestionar a Nat lo que estaba ocurriendo y su forma extraña de reaccionar.

— No, no Nat, no está bien, debes decirnos, ¿por qué estaría bien?— preguntaba una Alexis muy confundida.

— Nat, necesito que vuelvas a analizar las palabras que acaba de decir Alexis, perdóname, sé que fui un completo imbécil, pero es necesario que... — dijo James, pero fue nuevamente interrumpido.

— No vamos a hacer nuestra presentación como pareja, eso es claro— explicó Nat. —Pero está bien, entiendo—.

— ¿Qué es lo que entiendes?— cuestionaba una Alexis sumamente sorprendida por la actitud de Nat, ya que cuando James la besó cuando eran niños, no había reaccionado así, y ahora que tenía motivos para reaccionar mal, se encontraba sumamente tranquila.

Nat nuevamente volvió a tomarse un shot de tequila como si nada hubiera pasado, se encontraba muy tranquila por la confesión de ambos chicos, incluso agradeció internamente su lealtad, pudieron no decirle y dejar que viviera en una burbuja. Así que sonrío de manera comprensiva, mostrando los dientes y explicó.

— Mira, entiendo, primera noche, chico sumamente sexi se acerca al bar, qué obviamente supongo que fue al que acabas de inaugurar— señala a James. — Te invita unos tragos, comienzan a bailar y coquetear y te invita a una suite, ¿cierto? — dice Nat, en ese momento Alexis comienza a sonrojarse y asiente con la cabeza evitando la mirada profunda que le daba Nat, se sentía muy apenada con su mejor amiga, pero sabía muy bien que lo comprendería, pero no a ese nivel.

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