—Les recuerdo que sus citas, son dos personas rubias que los pueden ver en cualquier momento—. Les dice una Gwen sorprendida al ver el baile de los castaños.
—Maldita sea. Gwen, vámonos—. Sale del trance pasional Alexis, demasiado aturdida y ebria para determinar si había sido real o no aquel baile, ya que ella se sentía en las estrellas, dejó al Buchanan y se fue nuevamente al privado.
—Hermano, ¿qué demonios? ¡Eso fue un instinto suicida!—. Le dice Sam a James una vez que vio cómo Gwen empujaba a Alexis por la dirección correcta. —Ella hace que la línea de lo prudente sea demasiado borrosa, pero mierda, debí comportarme—. Suelta James, aún ebrio y excitado por el baile de hace unos momentos.
— Yo digo que ella nubla tu juicio—. Dice Sam a James.
— Eso es lo que me sorprende, ya la tuve, no tengo porque seguir con esta mierda—. Dice un molesto James por sus acciones, sabiendo que le estaba haciendo daño a sus mejores amigos.
Por otro lado, Alexis estaba mareada, se encontraba demasiado ebria para determinar qué era real o no, veía demasiado borroso, solo podría escuchar a las canciones de fondo que se encontraba en el privado.
— Gwen, creo que lo mejor es que ya me vaya—. Dice Alexis demasiado aturdida. — ¿Ya te vas? Alexis, ¿te encuentras bien?—. Cuestiona un rubio sumamente preocupado.
Steve estaba a punto de ir a buscar a Alexis para saber cómo se encontraba, después de ver cómo se tomaron la última botella de champagne y otra de shots de tequila en menos de 15 minutos, supo que las chicas iban a terminar sumamente mal, entonces iba en busca de la castaña, cuando escuchó lo que le dijo a Gwen.
—No Steve, ya quiero irme a mi casa—. Menciona Alexis poco a poco luchando por encontrar la sobriedad, sabía que iba a preocupar a su hermano si veía en la situación en la que estaba.
—Vamos, yo te llevo—. Ofreció Steve. —No es necesario, se irá con nosotros—. Dice una Gwen un poco más sobria que todas las demás chicas, ya que llegando al privado, se podía observar como claramente estaba Nat acostada en el sofá y Yelena a lado de ella, intentando despertarla. Definitivamente a las que les fue peor fue a la castaña y a su mejor amiga.
—Alex, Alex, mierda, ¿cómo estás?—. Grita un preocupado Peter por su hermanita. —Estoy bien Pete, solo quiero irme a casa, llevémonos a Nat—. Murmura Alexis a punto de quedarse dormida, sin olvidarse de su mejor amiga, como en los viejos tiempos.
— No te preocupes Lex, yo las llevaré—. Dice un Steve más sobrio que todos los del privado.
— Gracias Cap, eres demasiado bueno, para ser real—. Dice Alexis regalándole una ebria sonrisa al rubio.
— Te llamó mañana, adiós Alex—. Sonríe Steve a la chica que se apoyaba en su cuñada para no caerse.
Así culminó su noche de sábado. Alexis llegó a su apartamento en la madrugada, había dejado su pijama en su cama y sus zapatos de descanso a lado de la puerta principal porque sabía perfectamente que podía llegar aventando directamente sus zapatillas. Pasó al baño a vomitar, para desintoxicarse a sí misma, y a lado de baño ya había dejado una botella de agua. Definitivamente ella ya conocía el protocolo para evitar las resacas del día siguiente.
Cuando Alexis despertó, eran aproximadamente las 11 de la mañana, se sentía muy mal por su moral, ya que no recordaba más de la mitad de la fiesta, solo algunos flashbacks que la dejaban aturdida, recordó la tarjeta del Dr, que seguramente metió en el bolso, y observó algunas fotos en su teléfono e histories en Instagram. Cuando llego Gwen a su habitación.
— Buenos días solecito, ¿cómo amaneció la modelo más destacada de la ciudad? ¿Lista para rendir cuentas?—. Sonrió Gwen, intentando torturar a su cuñada.

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Error
Hayran Kurgu¿Qué es lo que quiero saber? Para Alexis Parker, el romance ya pertenecía en segundo plano, no se encontraba en la búsqueda de quién se pretendía amar, tenía otros asuntos pendientes que concretar. Su regreso a Nueva York arruinaría o cambiaría su v...