Estrías

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Camus se negaba rotundamente a retirarse la bata de baño ante la mirada de Dégel.
El agua de la tina se encontraba en su mejor punto, tibia, con un poco de burbujas sobre el agua y su pareja listo para ayudarle a darse un buen baño.

Cada día que pasaba a Camus le costaba darse un buen baño, con su vientre abultado ya no podía pasar la esponja por todo su cuerpo, ahora solo lo hacía en los lugares que podía alcanzar.

Es por ello que Dégel se ofreció para ayudarle, sin embargo Camus se negaba a retirarse la bata de baño frente a él.

- Vamos Mon amour, si conozco cada parte de tu hermoso cuerpo - Le respondió en un tono de coquetería extendiendo su mano para invitarlo a entrar a la tina - No me salgas que ahora te da pena.

- No es eso - Desvío su mirada avergonzado - Es que no me gusta como se me están formando las estrías en mi piel, se ven horribles.

- Camus - Dégel se levantó de la tina para poder tomar de la mano a su pareja - Las estrías es de lo más normal en un embarazo.

- Pero después mi piel quedará flácida, con estrías, ganaré más peso y yo...

- Shhh...

Dégel colocó su dedo índice sobre los labios del contrario.

- Tienes muchas dudas y yo también tengo varias pero no quiero que tengas esos pensamientos, no cuando yo te amo tal y como eres, eso nada lo hará cambiar.

Camus colocó su cabeza sobre el pecho de su pareja, dejándose envolver en ese cálido abrazo reconfortante que Dégel siempre le brindaba.

- Ahora hay que seguir con lo que tenemos pendiente Mon amour.

Dégel se fue alejando lentamente para poder terminar de retirarle la bata de su pareja tenía puesta.
Con lentitud aquellas telas blancas recorrieron su piel pálida dejándose caer completamente al suelo.

La poca luz que daba la lámpara del baño era suficiente para que Dégel pudiera notar en su piel aquellas marcas que tanto se quejaba su pareja.
Con la yema de sus dedos fue recorriendo cada una de ellas son dejar de admirarlo cómo la octava maravilla del mundo.

Tomó su mano y lo fue guiando hasta la tina dejando que el agua tibia cubriera su cuerpo. Detrás de él se acomodó Dégel para tener mejor alcance y de esta manera poder ayudarlo a bañarse.

Tomó una esponja con un poco de shampoo  para ducha y con ayuda de esta lo fue pasando por cada parte de su espalda haciendo a un lado ese largo cabello esmeralda que tanto adoraba.

- Eres y serás lo mejor que me ha pasado en vida Camus, no quiero que vuelvas a pensar en cosas que no tienen sentido. Cambiando de tema Mon amour, mañana terminaremos de acomodar la habitación de nuestros pequeños, no vaya hacer que nos ganen y lleguen antes de tiempo... Debemos estar preparados.

Dégel tomó la botella del shampoo para el cabello, dejó caer un poco sobre la palma de su mano y comenzó a masajear con sus dedos su cabellera Viridian haciendo movimientos suaves para que Camus se relajara, era la manera en la cual podía ayudarle a despejar sus pensamientos.

Los cambios de humor y sensibilidad en Camus eran mis constantes, es por ello procuraba ser paciente con él, unos cambios totalmente radicales para ambos.
No era una labor fácil pero tampoco imposible.

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Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora