Cordón umbilical

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Cuando escuchó el llanto de sus dos pequeños no pudo evitar sentirse feliz, sus hermosos gemelitos habían llegado con bien y sobre todo su amado Camus se encontraba en perfecto estado de salud.

No pudo evitar soltar una pequeña lágrima recorrer su rostro mientras observaba cómo los médicos terminaban de limpiar a sus pequeños aunque lo que más le llamó la atención fue ese extraño lazo que unía el vientre de sus hijos con lo que parecía ser una enorme plasta de algo extraño y desconocido ante sus ojos.

Si bien sabía que esa cosa se trataba de lago que comúnmente le llaman placenta, jamás se hubiera imaginado que tuviera ese color escarlata y dentro de esa mía se pudieran observar algunas ramificaciones que viajaban por los conductos de lo que se le puede llamar cordón umbilical.

- Eso ¿Se lo cortan? - Cuestionó Dégel con incredulidad, si bien no era lo mismo leer sobre aquellas cosas raras que tenía que ver con la maternidad, el hecho de mirar las cosas de frente no resultaba lo mismo.

- Así es - Le respondió uno de ellos, al cortarlo - Nosotros les colocamos una especie de seguro para evitar algún derrame, no es necesario que haga algo de mayor causa, tan solo basta que procuren tener el espacio del ombligo y el cordón umbilical limpio y seco para que con el paso de los días se vaya secando hasta que solito se desprenda del vientre de sus gemelitos.

Al escuchar esto Dégel sonrió y nuevamente se acercó a su pareja quien lucía cansado, agotado y con unas terribles ojeras que pareciera ser otro Camus distinto al que conoció tiempo atrás.

Es por ello que comprendía lo fuerte que era Camus por qué llevar el papel de cuidar a sus pequeños que se gestaban en el interior de su vientre no era fácil.
Sus cambios de humor eran constantes, su apetito voraz seguido de las alborotadas hormonas que debía lidiar con ellas.

- Muchas gracias Mon amour - Agradeció Dégel besando la frente de su amado Camus.

Las palabras de una joven enfermera que se acercó por detrás de él interrumpió el momento de aquellos nuevos padres.

- Señor Dégel, necesitamos que vaya respondiendo una serie de preguntas con mi compañera que se encuentra en el pasillo esperándolo. Estos datos se usan para poder evaluar todos los detalles de cada uno de sus hijos.

- Claro - Dégel se acercó a su pareja recargando sus labios con el contrario - En unos momentos regreso Mon amour, cuando te lleven a la sala de recuperación procura descansar y dormir un poco, yo iré realizando los trámites que piden.

- Está bien - Susurró aún sin fuerzas, al menos agradecía que Dégel estaba en todo momento a su lado.

Solo logró mirar como su esposo salía de la sala de parto y después tomar dirección a la derecha.
Cerró sus párpados momentáneamente dejando que las enfermeras terminar de limpiar parte de su cuerpo, a su izquierda se encontraban terminado de limpiar a sus pequeños.

Ni siquiera los había podido conocer, solo logró divisar que ambos tenía sus cabellos verdes similares a los de Dégel.

Lo único que le faltaba, era llevar a sus dos hijos casi nueve meses en su vientre para que en todo este tiempo de espera y dolores constantes terminaran heredando los rasgos de Dégel.

Aunque en el fondo de su ser agradecía que los dos bebés habían llegado con bien y sin ninguna situación alarmante.

- Joven Camus, en unos momentos lo llevaremos a la sala de recuperación, se quedará dos horas en observación y después lo llevaremos a su camilla correspondiente para que sus familiares puedan pasar a la hora de visita.

Aunque a Camus le estuvieran hablando las enfermeras su vista se enfocaba a sus dos gemelitos que aún no se los mostraban.

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Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora