Barriga

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Se notaba su vientre abultado aún más de lo normal, llevar dos pequeños en el vientre le resultaba ser muy cansado.
Ya no podía hacer sus caminatas en las tardes junto con Dégel para poder distraerse un rato.
Incluso Mystoria tuvo que pedir vacaciones en el trabajo para poder contribuir al cuidado de su pequeño Camus.

- Cariño, la comida está lista - Habló Mystoria desde la puerta de la cocina - ¿Quieres que te lleve un poco a la habitación?

- ¡No se preocupen, en unos momentos lo llevo yo a la cocina!

De inmediato Dégel salió del pequeño estudio donde realizaba las videollamadas de su trabajo, caminó hasta la recámara donde descansaba su pareja, al abrir la puerta se dió cuenta que se encontraba mirando por la ventana hacia el exterior.

Se quedó por unos instantes disfrutando de la hermosa vista que tenía en esos momentos, Camus se encontraba con aquella camisa blanca ligeramente abotonado mientras pasaba sus manos sobre su abultada barriga.

Cómo queriendo dar ligeros masajes a su pequeños, cada rasgo, cada movimiento Dégel lo guardaba en su memoria por qué para él es un momento único e irrepetible.

- Camie Mon amour, la comida está lista.

La voz de su pareja interrumpió sus pensamientos, cada vez más para Camus el hecho de descansar con debía se estaba volviendo un dolor de cabeza y es que en las noches sus pequeños parecían tener una lucha interminable en su vientre.

- Voy.

- Luces tan... - Se quedó callado unos momentos - Me encanta como te ves.

- ¿De verdad? - Camus sonrió ante ese cumplido de su pareja.

- Claro, además esto es un momento único que no veré todos los días.

Cuando Dégel terminó de hablar, en ese momento Mystoria se unió a esa plática. Desde hace algunos momentos atrás se había quedado recargado en la pared escuchando la manera en la que su yerno trataba a su pequeño Camus.

Ahora se daba cuenta que Dégel sin duda era la persona correcta para su hijo; aquel hombre daba todo por ellos, buscaba hacer sentir bien a Camus en todos los sentidos y el tiempo que llevaba en ese lugar apoyando al cuidado del embarazo de Camus le sirvió para darse cuenta de la verdad y sobre todo que Ecarlate tuviera una razón para no juzgar mal a Dégel.

- Se ven tan lindos juntos.

Aquella voz hizo que Dégel sintiera una extraña corriente recorrer su cuerpo por toda su espina dorsal, lo que menos quería en esos momentos era un regaño o una llamada de atención por parte de Mystoria.

- Gracias mamá.

- Dégel ¿Te puedo pedir un favor? - Cuestionó Mystoria entrando a la habitación con pasos firmes.

- Claro, dígame.

- Necesito que te coloques frente a mi Camus y te inclines frente a su vientre.

- Mamá - Se quejó Camus molesto cruzando los brazos - Dégel no estará haciendo eso como si yo fuera una deidad, yo lo amo con sus virtudes y defectos.

- No me dejaste terminar de hablar cariño - Interrumpió Mystoria las quejas de su hijo - Quiero una foto de ustedes dos en esa posición, aunque creo que Dégel besando tu vientre hará que te veas más adorable.

Ambos se quedaron callados por unos momentos, Dégel no sabía que decir, así que decidió hacerle caso a la sugerencia de su suegro para que pudiera tomarles aquella foto que tanto pedía.

Camus abrió un poco más la camisa que llevaba puesta mientras que su pareja colocaba sus manos sobre su barriguita crecida, colocó con suavidad sus labios sobre el vientre de su amada pareja y esperó que Mystoria sacara su celular para poder tomar la foto.

- ¿Listos?

Unos tres segundos bastaron para que comenzara a tomar unas cuantas fotos para poder recordar ese momento único entre su querido Camus y su nuevo yerno.

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Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora