Cojín de lactancia

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Mientras caminaba por la calle Dégel detuvo su andar frente a un aparador observando los productos que ofrecían para bebés.
En la tienda había hasta para lo mas común, tinas de baño, cunas, juguetes, andaderas, sillas, ropa...

Objetos y cosas que tenía en la habitación de sus hijos pero al desviar su mirada a la izquierda se dió cuenta que estaba exhibido una herramienta que quizá le sea de mucha ayuda a Camus.

Era un cojín de lactancia, de color blanco con detalles de animalitos; su precio no era algo elevado y descabellado así que de inmediato sacó su billetera para poder mirar con cuánto efectivo contaba.

- Se me olvidó pasar al banco a retirar mi quincena.

Se dijo a si mismo al darse cuenta que no le alcanzaría con el efectivo que llevaba consigo.
Entró a la tienda y tomo su camino directamente al área de caja para preguntar si podían aceptarle el pago con su tarjeta; para su fortuna contaban con la terminal para hacer el cobro.

- Entonces me llevo el cojín de lactancia que está exhibido en el aparador.

- Está de suerte por qué es el último que nos queda y no tendremos más hasta la próxima semana.

Le contestó una de las vendedoras que se encontraba acomodando las prendas de bebes de cero a tres meses.

- No tengo efectivo a la mano... - Se llevó el pulgar a su mentón - ¿Aceptan tarjeta?

- Claro, pase a la caja para que pueda pagar mientras yo le traigo el cojín.

La joven dejó la labor de acomodar para poder acercarse al aparador y tomar el cojín que se llevaría el cliente.
Lo guardó en la cajita donde se encontraba exhibida y lo llevó a la parte de entregas.

- Con esto mi Camus descansará un poco.

Se dijo a si mismo firmando el ticket que la máquina imprimió para autorizar el pago, después la cajera le entregó su tarjeta pero Dégel se encontraba demasiado distraído que no se percataba de las miradas indiscretas que la chica le daba.

Realmente no le prestó importancia, para él en su mente solo figuraba su vida junto con Camus y sus bellos gemelitos.
Rápidamente se acercó al área de entregas dónde le obsequiaron una esponja junto con un shampoo para bebés.

- Esto es cortesía de la tienda.

- Gracias... Supongo - Contestó extrañado por ese detalle, aunque solo le pareció ser un producto gratis en la compra del cojín.

Tomó la bolsa y salió de la tienda, mientras avanzaba por las calles miraba con detenimiento el desglose de la cuenta en el ticket, por un giro inesperado lo volteo para darse cuenta que detrás del papel venía anotado un número de celular.

Comenzó a reírse por qué cayó en cuenta que le habían dejado ese número para que se comunique con la chica que lo atendió en la caja.

Jamás han sído sus intenciones, no tuvo alternativa más que hacer bolita el papel y tirarlo en el bote de basura que se encontraba en un costado de la calle.

- Yo solo amo a mi Camus y a nadie más.

Con esos pensamientos se dirigió a su casa motivado por la bonita familia que tenía con su pareja.

No era la primera vez que alguien intentaba llamar su atención sin embargo solo existía una persona en su vida y en su corazón, esa personita le había dado la dicha de ser padre y no lo cambiaría por nada.

Dejando esos pensamientos de lado, entusiasmado entró a su casa para darle el cojín de apoyo a su Camus.

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Cuidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora