Taehyung despertó sintiendo un calor suave y constante a su lado. Cuando abrió los ojos, pudo notar cómo el sol de la mañana bañaba la habitación con un resplandor cálido y dorado. El primer detalle que percibió fue la figura de Jungkook dormido a su lado. Su respiración era suave y pausada, sus facciones relajadas, y un mechón de cabello caía grácilmente sobre su frente. En esa quietud, todo se desvanecía excepto su imagen, tan vulnerable y hermoso, como un ancla que lo sujetaba a la vida misma. Su corazón latía con fuerza, sintiendo con cada pulso el impacto de lo que Jungkook significaba para él: su calma, su refugio, y el único motivo para seguir luchando cuando el mundo se volvía oscuro...
No podía dejar de mirarlo; estaba inmerso en esos hermosos rasgos, en cada una de las líneas de su rostro y sus lunares, esos que había aprendido de memoria.
Deseó que ese momento pudiera durar eternamente, solo ellos dos, sin sombras ni temores.
Después de observarlo unos instantes más, se levantó con cuidado, deseando que al despertar Jungkook tuviera algo que le hiciera sentir un poco de confort. Se dirigió a la cocina y comenzó a preparar café; disfrutó la familiaridad del proceso. Escuchar el agua gorgotear, verter el líquido en la cerámica e inundar sus sentidos con su aroma...
Una vez que las tazas estuvieron listas, las sostuvo con firmeza y regresó a la habitación, imaginando la sonrisa de Jungkook al recibir el primer sorbo de calor.
Pero, al entrar, vio algo que desgarró su corazón; Jungkook estaba despierto, pero no había felicidad en su rostro, sino tristeza. Las lágrimas recorrían sus mejillas, y sus manos temblaban mientras apretaban las sábanas, como si necesitara sujetarse a algo para no caer. Taehyung dejó las tazas sobre un mueble, olvidando todo lo demás. Se acercó con urgencia.
—¿Qué pasa, Jungkook? —preguntó en voz baja.
Jungkook lo miró; sus ojos estaban empañados, casi como si ver a Taehyung fuera una ilusión que temía perder en cualquier momento. Con un gesto tembloroso, se inclinó hacia él y lo abrazó con fuerza, dejando que su angustia se desbordara.
—Pensé... pensé que todo había sido un sueño, Taehyung. —La voz de Jungkook estaba quebrada, y cada palabra parecía salir con esfuerzo, cargada de una vulnerabilidad que lo hacía frágil, expuesto.
Taehyung lo abrazó de vuelta, sintiendo el peso de su dolor. Él lo sabía, sabía que su ausencia lo había herido, sabía que probablemente Jungkook había esperado por él día y noche en vano, soportando una incertidumbre que lo desgarraba. Dolía en su propio cuerpo el daño que había provocado en Jungkook...
—Lo siento tanto, Jungkook. —dijo con culpa.
Jungkook reconoció la angustia en la voz de Taehyung, intentó recomponerse, limpió sus lágrimas con rapidez, como si intentara enterrar su tristeza...
—No te preocupes —dijo, con una sonrisa frágil—, estoy bien...
Taehyung miraba como Jungkook trataba de suavizar el golpe de aquella realidad, pero sus manos aún temblaban, sus hombros aún parecían tensos, como si contuvieran una carga demasiado pesada. Podía ver su cansancio y la herida que aún sangraba en silencio...
Jungkook se levantó, apoyándose en la pared para ganar estabilidad.
—Jungkook...
El Inmar no le permitió continuar.
—Parece que está haciendo un buen día. —Su mirada estaba fija en la ventana—. ¿Te parece si vamos a caminar?
Taehyung miró el reflejo de Jungkook; algunas lágrimas caían por sus mejillas y sus ojos parecían suplicar de manera silenciosa que no insistiera, que dejara, al menos por un rato, que el dolor se quedara en segundo plano.
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Recuerdos de lo efímero y lo eterno | Taekook
FanficEn lo Efímero de una mirada lo encontró. ¿Cuánto dolor puede resistir un alma? Cuando el camino de un pasado tormentoso y la posibilidad de un futuro apacible se encuentran, la epifanía nace. ▫️Historia original ▪️Prohibidas las copias parciales o...