XVIII: Uno x uno

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Narra Triana.

Dos semanas sin ver a Gavi se me han echo eternas. Por fin hoy lo podré ver de nuevo. Y es que entre que yo he estado liada con los exámenes, y que él ha tenido partido la semana pasada en Cádiz y que esta semana el martes viajo a Londres para jugar el miércoles contra el Chelsea casi no nos hemos visto, solo por videollamada.

Escucho la puerta de mi habitación abrirse y veo la cabeza de mi hermano asomada.

- Triana, hay alguien abajo que quiere verte, no tardes mucho.

- Ya voy - aviso recogiendo todo el escritorio.

Tardo en recogerlo menos de lo habitual, empiezo a bajar las escaleras y sonrío al ver quien está en el salón mirándome mientras bajo las escaleras.

- Bebeee - grito mientras corro hacia él.

- Mi niña - susurra cuando estoy entre sus brazos.

Este es mi lugar favorito del mundo, estar entre sus brazos.

- Te he echado de menos - dice cogiéndome la cara.

- Yo si que te he echado de menos, morena.

Pone sus manos alrededor de mi cintura y besa mis labios.
Lo mucho que echaba de menos esto, dios santo bendito.

- Y esto si que lo echaba de menos - dice volviendo a unir nuestros labios. - Quiso probar su veneno y ahora no puede con la maldición - susurra la canción haciéndome reír.

- Te quiero mucho.

- Te quiero mucho pero muchísimo - besa mi frente con cariño.

- Tortolitos vamos a comer - dice mi madre apareciendo por el comedor.

- Dejad los besitos para después - dice mi padre y todos reímos.

- ¿Te quedas a comer? - le pregunto a Gavi, este asiente con una sonrisa.

- Pues claro que me quedo, si tu madre ha hecho tortilla de patatas - responde Gavi, mi madre sonríe mirándole.

- La mejor que has probado en tu vida - dice mi madre y Gavi asiente.

- Además de verdad.

- Que pelota - digo y mi padre ríe. - Entre tú y mi hermano voy apaña.

Mi hermano y mi novio me miran mal y yo solo puedo reírme a carcajadas.

Lucas es el típico que siempre pelotea a mi madre para hacer lo que él quiere o para que mi madre le compre algo.

- Venga vamos a comer anda - interviene mi padre.

Y mi padre es otro caso perdió, él por la comida mata.

- Gavi, ¿podemos jugar al fútbol? - pregunta mi hermano cuando acabamos de comer.

- Vamos, pequeñín.

Los dos se van al jardín a jugar a la pelota y yo para no quedarme sola en el sofá aburrida, porque mis padres se ponen a recoger las cosas, cojo un libro y salgo al jardín.

Estoy sumergida en la lectura hasta que escucho el grito proveniente de mi hermano.

- Cuidado, Triana.

Miro hacia ellos y veo la pelota venir hacia a mí. Por suerte, me da tiempo a reaccionar y a agachar la cabeza antes de que el balón impacte contra mí.

- Me queréis matar - digo mirándolos mal.

- Sí pero a besos - añade Gavi.

- Ya se nota - digo con una sonrisa falsa.

- Así no te mataría - dice mi hermano. - Pero es buena idea.

- Idiota - susurro.

- Te he escuchado - me dice cruzandose de brazos y Gavi se ríe.

- Vale - digo volviendo a lo mío.

- Amor, pasame el balón - grita Gavi.

- ¿Cómo me has llamado?

- Emm, amor - dice poniéndose rojo. - ¿No te gusta? - pregunta rascándose la nuca.

- Me encanta, bebé.

- Venga, Triana, pásame la pelota que es pa hoy - grita mi hermano.

- Pues ve a por ella, que encima que te pones a jugar con mi novio.

- Se ha puesto celosa, se ha puesto celosa - canturrean los dos.

- Vaya no sabía que en vez de tener un hermano pequeño, tenía dos - digo riendo.

- Muy bonito eso - dice Gavi chasqueando la lengua.

- ¿Podemos ir a dar un paseo? - pregunta mi hermano.

- ¿Cómo que podemos?

- Sí, tú, Gavi y yo.

- Me parece bien - responde Gavi.

Salimos de casa, Lucas va andando por delante nuestra, mientras que Gavi y yo vamos detrás de él con nuestras manos entrelazadas.

- Quiero un helado - pide mi hermano.

- Pues compramos en la primera heladería que veamos. - dice Gavi y mi hermano asiente.

Unos tres minutos después, encontramos una heladería.

- Un helado de kinder bueno - pide mi hermano.

- Y uno de pistacho y otro de stracciatela - pide Gavi mirándome y yo sonrío.

- Gracias, nene -  beso su mejilla.

- ¿Quieres probarlo? - me pregunta señalando su helado.

- Un poco solo.

Cuando voy a comer un poco del helado me lo restrega por la nariz.

- Gavi - me quejo, él y mi hermano se ríen. - Que malo eres.

- Anda ven pa ca niña - me dice y me limpia con la lengua.

- Malo y asqueroso - digo y él niega.

- Vaya por dios, que estas enamoradita de este malo y asqueroso.

- Por desgracia.

- O por fortuna - dice alzando las cejas.

Yo sonrío acercándome a sus labios para besarlos. Podria tirarme horas y horas así.

Miro a Gavi con mi hermano y sonrío. Me encanta la relación que tienen estos dos, Gavi siempre está pendiente de mí hermano.
Ha venido a algunos partidos de Lucas y parece su fan número uno siempre esta apoyándole y dándole buenos consejos.
Y Lucas siente una debilidad increíble por Gavi, le encanta pasar tiempo con él y hablar de miles de cosas relacionadas con el fútbol. Los dos tienen un carácter parecido.

Si algún día Gavi no está en mi vida, no sé a quien le dolería más, si a mi hermano o a mí.

- Triana, que te has quedado embobada - dice mi hermano riendo.

- Perdón.

Siento sus brazos en mi cintura y deja un beso en mi cuello haciendo que a mi se me escape una ligera risa.

- Gavi, nunca dejes a mi hermana, porque nunca la he visto así de enamorada - dice mi hermano haciendo que Gavi sonría.

- No la dejaría por nada del mundo.

Me doy la vuelta y me quedo mirando a sus ojos, están brillantes y tienen un brillo especial. Sonrío cuando le acarició la cara y él cierra los ojos.

- Me das una paz y tranquilidad que jamás me había dado nadie - me dice sonriendo.

- Los poderes de Triana - admito y reímos.

- Si es que eres una hechizera niña. Me tienes engatuzado.

- A mi me pierde tu manera de sonreír.

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