XXXIV : Policía y ladrón

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Narra Triana.

- Triana, Triana, levanta que no llegamos. - escucho a Alma zarandeandome. - Triana, tía despierta.

Abro los ojos rápidamente nada más que escucho esas palabras, y me encuentro a Alma esperándome. Estamos llegando al final de la carrera de derecho y hoy tenemos algo importante, según lo que nos han contando los profesores de la universidad.

- Dime que llegamos a tiempo - le digo y ella mira el reloj.

- Quedan veinte minutos, así que corre si quieres llegar.

Corro como nunca he corrido en mi vida. Me he vestido con mucha rapidez, con tanta que las cosas que he escogido combinan de suerte porque estaba dormida no, lo siguiente. Menos mal que no tardo mucho en peinarme y lavarme la cara y fregarme los dientes. Las dos salimos de casa y nos subimos corriendo al coche. Me voy comiendo el desayuno mientras llegamos a la universidad y también le voy dando el desayuno a Alma. Ahora mismo somos un show.

- Si atropello a alguien o me salto un semáforo que dios me perdone. - dice y yo me río. - No te rías tonta, que vamos corriendo por ti.

- Mientras respetes el límite de velocidad todo va bien - digo y ella niega.

- Ya me gustaría verte a ti en mi situación.

- Quizás me pase más de una vez.

- Es que no entiendo como no te has enterado de la puñetera alarma - dice y yo me encojo de hombros. - Con el dichoso ruido que tiene, y encima ha sonado cinco veces.

- Es que estaba en el quinto sueño.

- Y que lo digas.

- Gracias, dios - agradezco cuando Alma acaba de aparcar.

Salimos del coche corriendo hacia nuestra clase. Nos encontramos a varia gente y tenemos que ir esquivando a la gente. Es sentarnos en nuestros sitios y que la sirena suene.

- Menos mal.

Cuando hemos entrando corriendo todos los compañeros y compañeras se nos han quedado mirando un poco raro, es que ver a dos personas corriendo para entrar a clase pues no es muy normal. Pero así somos nosotras.

- Vamos a ir a uno de los bufetes de abogados más prestigiosos de Barcelona.

Cuando he visto el bufetes de abogados me han entrado ganas de que la carrera termine, montar mi propio bufete de abogados y empezar a trabajar como abogada.

- Me ha encantado - me dice Alma y yo asiento.

- A mi también.

Nos han estado explicando bastantes cosas durante la hora y media que hemos estado ahí.

- Y ahora vamos a ir al juzgado a ver un juicio.

Abro los ojos mirando Alma, que tiene una sonrisa de oreja a oreja en su cara.

- La clase de la pili me esta encantado hoy - susurro y ella se ríe.

Pili es una de las profesores más exigentes y con más mala leche de la universidad. Es una de esas personas que a ratos te cae bien y a ratos mal. Sus clases son de las más aburridas normalmente.

Llegamos al juzgado y nos sientan a un lado a todos. Los abogados y las personas por las que celebra el juicio ya están en sus respectivos asientos. El juez llega y el juicio da comienzo.
Nunca había visto un juicio desde dentro, en televisión si que he visto varios, pero no impacta tanto como aquí en persona.

- Ya os podéis ir a casa.

Alma y yo nos miramos y sonreímos. Volvemos a casa dos horas antes. Parece que la Pili está generosa hoy.

- A esta le habrán echado un polvo o algo - me dice y yo rio a carcajadas.

Aprovechamos una horita para ir a el centro comercial a comprar algunas cosas que nos hacían falta y que no habíamos tenido tiempo para ir. Y a las tres vamos a recoger a mi hermano.

- ¿Qué hacéis aquí? - pregunta mi hermano subiéndose al coche.

- Hemos salido antes.

- ¿Y si vamos a comer por ahí? - pregunta mi hermano.

- Vamos al Burger King - contesta Alma.

Llegamos al burger king, pedimos la comida y comemos.

- Alma, ¿me dejas en casa de Gavi? - pregunto y ella asiente.

Salgo del coche y sonrío cuando veo a Gavi esperándome en la puerta.

- ¿Qué tal ha ido el día?

- Pues genial - respondo y le cuento todo.

- Ya mismo estas tú así. Y ahí estaré yo para verlo. - dice dejando un beso en mi mejilla y yo sonrío. - Y seré la persona más orgulloso del mundo.

- Ojalá. ¿Y tu día?

- Pues bien, aunque un poco cansado, mucho entrenamiento físico hoy en el gimnasio - responde.

- Pues entonces Pedri tiene que estar muerto - digo y él asiente riendo.

- ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta y volvemos sobre la hora de cenar?

- Me parece súper buena idea.

- Pues vámonos, antes de que se nos haga más tarde.

Paseamos por el centro de Barcelona cogidos de la mano. Entramos en algunos establecimientos. Gavi se echa fotos con los fans que lo paran. Nos echamos fotos. Nos reímos. Nos besamos.
Cualquier momento que paso con él es perfecto.

- ¿Qué quieres cenar? - me pregunta.

- Lo que a ti te apetezca.

- ¿Pescado a la plancha?

- Vale.

Entre los dos nos ponemos a cocinar y sacamos unos platos decentes que están buenos y no están quemados. Gavi saca dos copas y las sirve de vino blanco. Comemos mientras hablamos de miles de cosas, siempre hay algún tema de conversación por ahí.

- Vamos al jacuzzi.

El jacuzzi está en el baño, no es muy grande pero es genial.
Yo creo que es una de mis cosas favoritas de su casa.

Me sienta en sus piernas y deja suaves caricias en mi pelo y por todo mi rostro.

- Eres preciosa - asegura haciéndome sonrojar. - Y aún más cuando te digo piropos y te sonrojas.

- Me pones nerviosa. - confieso dándole un ligero golpe.

- Y me encanta hacerlo.

Yo niego mientras él me deja besos por todo el rostro haciéndome reír.

- Amor - me llama y lo miro.

- Dime.

- Quiero hacerte una pregunta.

- Haber que es lo que ronda por esa cabezita ahora - digo y él ríe.

- ¿Te vienes a vivir conmigo?

- ¿Enserio?

- Muy enserio.

- Estaría encantada.

- Pues bienvenida a nuestra casa, amor.

- Nuestra casa.

- Suena perfecto. Nuestra casa y nosotros.

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