XXXII : A mí

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Narra Triana.

- Hoy voy a meter un gol - asegura Gavi mientras hablamos por videollamada.

- ¿Tan seguro estas?

- Segurisimo, y va a ser un golazo.

- Pues haber si es verdad.

Esta noche hay partido en el Camp Nou, es un partido especial, un clásico. Y ya sabes como son los clásicos que puede pasar de todo.

- Ven con mi camiseta - me pide haciendo un puchero.

- Gavi - pronuncio poniendo una mueca.

- Venga, porfa.

- Ya veremos.

- Bien - dice alzando las manos.

- No he dicho que me la vaya a poner. - digo y él se ríe.

- Pero te lo vas a pensar y eso ya es un paso. - dice guiñandome un ojo a través de la cámara.

- Gavi, a comer - se oye a Pedri.

- Venga, amor, después nos vemos - digo. - Suerte, amor - tiro un beso a la cámara y él hace lo mismo.

- Chao, amor, te quiero.

Simba empieza a ladrar y le pongo la correa para sacarla a pasear cerca de la zona y que haga sus necesidades.

- Ahora vengo - grito y cierro la puerta.

Cuando vuelvo a casa huelo a comida y huele bien. Mis padres no están así que me extraño. Me acerco a la cocina y veo el horno encendido con algo dentro, y a Alma y a mi hermano Lucas viendo un partido de la Premier en la televisión.

- ¿Qué habéis preparado? - cuestiono quitándole la correa a Simba.

- Una pizza casera - responde mi hermano.

El pitido del horno me asusta y pego un pequeño salto mientras que Alma y Lucas se ríen. Soy muy fácil de asustar, me asustó con cualquier cosa. Lucas casi siempre anda dándome sustos por casa y se echa unas carcajadas.

- Tiene buena pinta - digo, Lucas y Alma chocan las manos.

- Y ahora pruébala porque te vas a morir.

Pego un bocado y la verdad que si que está buena. Pero es una pizza que todo el mundo puede hacer, no se necesita un máster. Aunque no le voy a quitar el mérito de que la hayan preparado que si no son capaces de mandarme a tomar viento.

Nos hemos puesto a ver una serie y así hemos estado entretenidos toda la tarde.

- Venga cada uno a ducharse y a preparse - digo poniéndome de pie.

Cuando salgo ya duchada miro la camiseta y estoy un rato pensando en si ponérmela o no, pero finalmente acabo poniendomela.

- Triana, cada día me sorprendes más - me dice mi hermano y yo niego.

- Anda vámonos que todavía soy capaz de darme la vuelta, entrar y cambiarme.

- No, no - niega Alma montándose en el coche rápido.

Llegamos justo cuando acaban de salir a entrenar los dos equipos. Gavi me ve desde lejos y me sonríe mientras me tira un beso.

- ¿Quién crees que va a ganar? - me pregunta mi hermano.

- Pues espero que gane el barca porque no tengo ganas de aguantar a Gavi de mal humor - respondo y los dos se ríen.

Es empezar y en la primera pelota que toca el Madrid, primer gol del equipo merengue. Ha sido un visto y no visto. Un si parpadeas te lo pierdes en toda regla.

- Vaya comienzo - susurra Alma.

- No había mejor manera de empezarlo.

El partido sigue pasando. Los minutos siguen pasando. Y el marcador sigue igual. El barca ahora tiene algo más de posesión. El Madrid ahora juega un poco más encerrado atrás.

La primera parte acaba con una oportunidad de gol para el barca. Aunque ha quedado en eso, en oportunidad.

Mi hermano abre la mochila y empieza a sacar bolsas de patatas, bolsas de pipas, bocadillos y algunos zumos.

- Pareces el bolsillo de doraemon - comento riendo.

- Es que hay que venir bien servido.

Nos levantamos cuando vemos como Pedri le ha dado un pase a Gavi, está rodeado de jugadores del Madrid y no tiene más remedio que centrarla como puede y afortunadamente aparece Lewandowski para rematarla.

- Goooooool - se escucha por el videomarcador.

La afición cule empieza a animar más a los jugadores blaugranas, y estos levantan las manos para pedir más ánimo.

- Triana, deja de comerte las uñas. - me regaña Alma dándome un manotazo en las manos.

- Perdón.

Cada vez que veo un partido, una carrera de motos, una carrera de fórmula uno me dejó las uñas destrozadas.

- Ha añadido cinco minutos.

En cinco minutos pueden pasar miles de cosas, ya lo tenemos visto y comprobado. El fútbol es así, puedes ir ganando que de repente puedes perder. O al contrario.

Último minuto, el noventa y cuatro y tenemos una jugada a nuestro favor. Un saque de esquina, que se dispone a lanzarlo Jordi Alba, Gavi no está puesto en el área pero está algo más atrás.
Araujo cabezea pero Courtois hace una excelente parada, aunque lo que no ha podido evitar ha sido el remate de mi novio con la pierna izquierda.

Me pongo de pie y aplaudo orgullosa de él. Gavi corre hasta donde yo estoy y aunque el sabe muy bien que le van a echar tarjeta amarilla, le da igual, viene y me besa. Y para que mentir ha sido la celebración que más me ha gustado.

- Estarás contenta eh.

El partido acaba con la victoria del Barcelona.
Estamos esperando a que Gavi salga y cuando sale viene corriendo hacia mí.

- Te dije que iba a marcar - dice sonriendo.

- Y es verdad, enhorabuena nene.

Pongo mis manos alrededor del cuello mientras que él baja las suyas hasta mi culo y lo aprieta a su antojo.

- Gavi - murmuro en su oído. - No hagas eso.

- Vente pa ca. - coge mi mano y nos mete en un baño. - No sabes lo que me estás poniendo con mi camiseta - dice levantandomela poco a poco.

- Gavi, pero que aquí entra gente.

- No pueden.

Me apoya contra la pared y busca mi boca ansioso. Es un beso con ansias y pasión. Deborandonos la boca y una lucha de lenguas continúa.

- ¿Qué es lo que quieres?

- pues no es obvio, a ti - responde besandome el cuello. - En el partido he metido un gol pero ahora voy a meter el segundo.

Y ha metido el segundo, evidentemente que si. Y no voy a negar que hacerlo en uno de los baños del Camp Nou tiene su morbo. Eso sí siempre con protección.

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