XXXIII : Volar

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Narra Triana.

- Triana, te noto estresada - me dice Alma y mi hermano asiente. - ¿Pasa algo?

- Es que Gavi no me contesta ni a los mensajes ni a las llamadas. - respondo soltando un bufido. - No sé qué le pasa. ¿Creéis que estará enfadado conmigo? - pregunto a lo que los dos niegan.

- Estará entrenando - dice mi hermano, pero niego.

- Hoy no entrena - digo. - Lleva sin contestarme desde el partido de ayer.

Ayer hubo un partido, jugaron contra el Villarreal y perdieron cinco a cero. Fue un partido muy decepcionante para el equipo y para los jugadores. Las críticas hacia el equipo han revolucionado las redes. No culpan a un jugador en específico, sino que lo hacen a todos, también incluidos presidente, entrenador y cuerpo técnico.

- ¿Y si le ha pasado algo? - pregunto nerviosa.

- ¿Pero qué le va a pasar, chiquilla? Si le hubiese pasado algo ya nos hubiésemos enterado por la prensa.

- No sé, creo que es mejor que llame a Pedri por si él sabe algo.

- Estará decepcionado con el partido de ayer - me indica mi hermano, asiento no muy segura.

Subo a mi habitación y llamo a Pedri que tarda un poco en responder la llamada, pero cuando la coge suelto un suspiro.

- Pedri.

- ¿Qué pasa, Triana?

- ¿Sabes si le pasa algo a Gavi?

- Ayer estaba algo cabisbajo después del partido pero no sé, ¿has probado a llamarle o a escribirle?

- Si, pero no hay manera de contactar con él.

- ¿Y por qué no pruebas a ir a su casa?

- Si, creo que será lo mejor. Gracias, Pedri.

- De nada, Triana.

Me cambio, cojo el transportin metiendo a Simba, y me monto en el coche rápidamente. Mientras voy conduciendo voy escuchando música y bailando un poco.

Llamo al timbre pero nadie abre, sé que esta dentro porque las persianas están levantadas. Así que llamo otra vez.

La puerta por fin se abre y al verme abre la boca.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta dejandome pasar.

- ¿Cómo que qué hago aquí? Te parece bonito no contestarme a las llamadas y los mensajes.

- Lo siento. - se disculpa agachando la cabeza.

Abro el transportin, Simba sale corriendo hacia Gavi, haciendo que él se tenga que agachar para acariciarlo y jugar con él un rato.

Después de que haya estado un rato jugando con el perro, vamos y nos sentamos en el sofá. Me quedo mirándole, los ojos los tiene rojo y parece ser que es por haber estado llorando.

- ¿Qué te pasa, amor? - pregunto y él niega.

- Nada.

- Pablo - pronuncio arrastrando la o. - Sé que te pasa algo, no soy tonta. Vamos cuéntamelo que estoy aquí para ayudarte.

- Llevamos una racha mala, el partido de ayer fue el colmo. - dice resoplando.

- Son cosas que pasan Pablo, no todos los días se ganan. Ya volveréis a estar arriba otra vez. Hay rachas buenas y rachas malas, y esto es algo que pasa mucho en el mundo del fútbol.
Un día estás muy arriba y al otro pues no tanto, pero tenéis que trabajar y seguir que esto no acaba aquí. Que por perder un partido no se acaba el fin del mundo.

- Tengo que aprender a perder. - comenta llevándose las manos a la cara.

- Oye que es normal, cuando pierdes así duele mucho y si estás así es porque te importa. Sino estarías riéndote y haciendo lo que te da la gana.

- Me tengo que olvidar de este partido.

- Pues si.

- Pero es que las críticas tampoco ayudan.

- La gente habla mucho, Gavi. Lo hagáis bien o lo hagáis mal eso ya lo sabes.

- Pero joder se pasan un montón, que no hemos matado a nadie.

- Ya sabes que eso es una de las partes malas del fútbol. Lo que tienes que hacer es no escuchar tantas críticas y céntrarte en tu trabajo, que desde fuera es muy fácil hablar pero los que estáis en el campo sois vosotros.

Lo abrazo, él aprovecha para apoyar su cabeza en mi pecho.

- Gracias por venir y perdón por no haberte contestado.

- No pasa na, pero, Gavi, cuando estés así me gustaría que me lo dijeras para intentar ayudarte.

- No quería preocuparte.

- Pues haces todo lo contrario - digo y él deja un beso en mi frente. - Y ahora sube arriba y cámbiate que nos vamos a comer sushi.

- ¿Vas a comer sushi? - pregunta riendo, yo niego mientras hago una cara de asco.

- Yo no pero tú seguro que si.

Mi novio asiente y antes de irse arriba a cambiarse deja un beso en mis labios.

- No entiendo como no te gusta el sushi. - dice comiendo de su plato.

- Aparte que no soy mucho de pescado, menos aún soy fan del pescado crudo.

- No sabes lo que te pierdes.

- Tampoco creo que sea para tanto.

Mientras él disfruta de su plato de sushi, yo disfruto de un buen plato de paella.

- ¿Vamos a mi casa y sacamos a Simba a darle un paseo?

- Si, que el pobre estará deseando.

Es abrir la puerta y que Simba venga corriendo hacia nosotros.

- Venga pequeñín que vamos a pasear - le habla Gavi acariciandole.

Le ponemos la correa y salimos por la zona a dar un paseo.
Miro a Gavi y ahora si que lo veo mejor, ya no tiene la cara de pena que llevaba antes, ahora ya está contento y distraído, no pensando en el partido.

- Quédate esta noche conmigo - me pide haciendo un puchero.

- Está bien.

Él sonríe y nos tira a los dos al sofá.

- Vamos a ver tu película favorita - dice mirándome.

- ¿El Rey León? ¿Enserio la vas a ver por mí?

- Pues claro, tú has hecho que me olvide del partido de ayer, pues ahora te tengo que agradecértelo y que mejor manera que viendo la película que más te gusta.

- Te quiero mucho.

- Yo te quiero más, amor - afirma acariciando mis mejillas.

Yo sonrío dejando un beso en su mejilla.
Me quedo mirándole y mi corazón cualquier día explota de todo lo que siento por él.

- Soy muy afortunada de tenerte.

- Más afortunado soy yo, mi niña.

All Of Me Donde viven las historias. Descúbrelo ahora