Capítulo X

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Lara colocaba sus maletas en el auto, pasaría por Helena y Pinky, para dejarlo en la casa de su hermano, ahí los gemelos esperaban ansiosos la llegada del querido can. Cerró el baúl recargándose en él unos leves instantes, sentía un ligero vacío en el estómago recordando la cena; esta terminó siendo agradable, se sintió más relajada, bromeó alguna que otra vez, después de tanto sufrimiento empezaba a surgir en su interior la leve esperanza de poder ser feliz otra vez. Tuvo una mañana entretenida junto a Helena en M&F Agency, sus compañeros se encargaron de hacerles un pequeño detalle como despedida, pues sería una semana completa en un país distinto donde representarían a la empresa, sonrió entre dientes colocándose los lentes de sol, debía irse o sino el tiempo podría convertirse en un factor en contra. Subió a su SUV dejando escapar un suspiro bastante largo, se colocó el cinturón de seguridad y emprendió su viaje, perdiéndose entre el -milagrosamente-, tráfico fluido de Londres, si su memoria no le fallaba, estaba yendo en dirección correcta, llegaría más antes de lo esperado al edificio donde vivía la compañera publicista. Y, hablando de Helena Evans, notó que durante el pequeño festejo andaba decaída, no tuvo oportunidad para preguntarle qué estaba sucediendo, si se trataba de Pinky, porque como ella bien lo dijo, estaba deprimido. Negó con su cabeza varias veces prendiendo mejor la radio para desviar sus pensamientos, colocó su estación favorita y comenzó a sonar una de sus canciones favoritas, "Don't Cry", los Guns N' Roses fue su banda favorita durante toda su juventud.

-"Talk to me softly..." -iba a cambiar la estación, pero decidió dejarla, amaba esa canción.

Estacionó el auto en su destino, tomó su móvil y comenzó a redactarle un mensaje a la ojiverde para avisarle que ya se encontraba afuera esperándolos, lo dejó en su sitio, aprovechó para subirle un poco más de volumen a la canción. Cerró sus ojos recostando su cabeza muy cómodamente en el respaldar, deseaba transportarse a esa época tan valiosa para ella, amaba como Slash tocaba la guitarra eléctrica, un completo máster.

-"Don't you cry tonight" -escuchó unos pequeños golpes en su ventana y levantó la vista encontrándosela, se preguntaba cuánto tiempo pasó, ni siquiera había terminado la canción.

-Hey, ¿estabas esperando abajo? -preguntó en cuanto bajó el vidrio. Helena solo encogió sus hombros con una sonrisa vacilante.

-Sí, estaba aburrida en el departamento, así que bajé para esperarte -Lara asintió con una media sonrisa quitándole el seguro a las puertas.

-¡Hola amigo! -saludó a su peludo acompañante alegre rascándole las orejas cuando se acercó a su asiento-, también me alegra verte.

-Lara -la llamó intentando ocultar su sonrisa y esta alzó su mirada-, la cajuela...

-Oh, cierto, lo siento -se disculpó algo sonrojada bajándose para mostrarle cómo se abría-. Es sensorial, nada más pasas el pie y se abre, ¿ves? -le mostró pasándole el pie por debajo del auto

-Súper novedoso -rodó los ojos divertida recibiendo un pequeño empujón-, así cualquiera podría llegar y sacar las maletas.

-No me culpes a mí, yo solo sigo indicaciones -le sacó la lengua ayudándola a meter las maletas-. Veo que le trajiste comida a Pinky -señaló la bolsa mediana.

-Por supuesto, es lo mínimo que podía hacer -la relacionista internacional estuvo a punto de quejarse, pero no tenía derecho, no era su mascota.

-Cómo mande, señorita Evans -deslizó de nuevo el pie haciendo que esta se cerrara-. Es hora de partir, mis sobrinos deben estar ansiosos por jugar con Pinky, así parece que no han crecido nada.

-Estoy segura que él está ansioso por eso- lo señaló a través del cristal, las miraba agitando la cola-, es un alivio muy grande saber que no estará solo estos días.

Un Corazón NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora