Capítulo 1

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obra: the eye of surrealist time. Salvador Dalí. 1971.

Sofia se encontraba negando ante las palabras del rizado mientras apoyaba su rostro en ambas manos que estaban sobre la mesa del comedor, en la casa de Harry

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Sofia se encontraba negando ante las palabras del rizado mientras apoyaba su rostro en ambas manos que estaban sobre la mesa del comedor, en la casa de Harry.

—¿Por qué no respondes nada? —preguntó molesto ante el silencio de la omega. El aroma a cerezas siendo más intenso.

—¡Porque no sé cuál de los dos es más imbécil! —gritó. —¿Por eso ayer Sebastian salió enojado de la habitación cuando tú te fuiste?

Harry se encogió de hombros. —Supongo que sí. Él compró lubricante para usarlo conmigo porque yo no puedo...

—¿Y si vas con un médico como él dijo? —sugirió. —A mí tampoco me parece normal que un omega no lubrique, y mucho menos cuando está con su alfa.

—Sebastian no es mi alfa, todavía. Ni siquiera estoy considerando dejar que me marque.

—¿No te gusta?

—Me gusta, pero solo eso... no estoy seguro de querer dejar que me marque si sigue con este comportamiento.

La omega de cabellos negros arqueó una ceja. —¿Consideras terminar con Seb?

—¡No! Simplemente, no puedo dejar que mi alfa sea un idiota que actúa como si todo fuera mi culpa.

—¿Por qué no hablas con él y solucionan el tema del lubricante? En verdad, amigo... considera ver a un médico.

El rizado negó lamiendo sus labios. —Es que hay una cosa que no me cuadra aquí, y se la he dicho a Seb. —confesó. —No me siento con ganas de follar cuando estoy con él. Sebastian se calienta en lugares donde hay mucha gente, y nunca quiere hacer nada en casa. Tal vez, ese es el problema; sumando que él solo busca quitarme la ropa cuando tiene una erección, ni siquiera se molesta en tocarme o besarme... mucho menos en pensar si yo me siento cómodo o no, aunque yo se lo diga.

Sofia se puso de pie y se acercó al ojiverde que se encontraba sentado en otra silla frente al comedor con una mirada decepcionada. —Lo siento, Harry. No sabía eso, yo... nunca me lo dijiste.

—Lo sé. —dijo aceptando el abrazo de la pelinegra. —Me daba vergüenza decir lo que pensaba porque probablemente estoy mal, y Sebastian-

—Sebastian es un idiota. —interrumpió.

Harry asintió.

—¿Eso era todo lo que te tenía mal ayer, o quieres hablar de otra cosa?

Harry se puso de pie y se quedó frente a su amiga. —En la tienda de vestidos de novia que está al lado del antro pude ver algunos anuncios en la ventana y encontré uno que ofrecía clases de sexo. —dijo con un poco de pena.

—¿Y quieres ir? —él asintió. —Pues llama al número y pide informes.

—¿No crees que sea malo?

Dalí's Theory || l.s ~ omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora