Harry es un omega de cabello rizado y ojos verdes que comienza su nueva etapa independiente tras la mudanza de su madre debido a su trabajo.
Un pequeño problema con su alfa tóxico, lo orilla a las rejas de la infidelidad: Harry no puede lubricar a...
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La ducha del día anterior sentado en el regazo de Louis dentro de la bañera había sido relajante y casi se quedaba dormido por los cariños que el alfa le hacía, pero ambos salieron de ahí para ir a la cama.
Harry se sentía consentido al obtener todo lo que pedía, tanto como dormir abrazado en medio del aroma del mayor mientras estaba en ropa interior.
Estuvieron todo el tiempo en la cama, abrazándose y compartiendo besos hasta que el ojiazul salió de la habitación para subir un poco de cereal para cenar ligero.
El omega durmió en una cama llena del aroma de Louis, calentito y cubierto por los brazos contrarios, con ojos cerrados mientras recostaba su cabeza sobre aquel pecho tatuado, escuchando los latidos de su corazón.
Despertó sintiendo una mano acariciar su espalda suavemente. Abrió los ojos poco a poco debido a la luz; el sol entraba fuerte por la ventana y Louis levantó la mano para cubrirle el destello.
—Buen día, omega.
Harry sonrió acostumbrándose a la luz y tomando la mano del alfa que se mantenía levantada sobre su rostro a la altura de su mirada. —Hola.
Louis divisó los ojos verdes con destellos dorados y brillantes por la luz del sol, teniendo todavía aquella sensación que lo había despertado al sentir el aroma del menor siendo más dulce y fuerte. —Creo que me iré a adelantar el trabajo antes de que sienta más ganas de follarte ahora.
—¿De qué hablas? —le preguntó abrazándolo con delicadeza. —Quédate.
El mayor negó con su vista nublada, teniendo el olor del omega tan cerca, deseando tocarlo y besarlo con fuerza. —Harry, no... —hizo una pausa sintiendo los labios del rizado sobre su pecho. —Dios, me harás tener una puta erección ahora. Tu aroma es tan... No puedo dejar de pensar en eso, suéltame.
—También quiero, yo te quiero.
—No. —se separó y se paró de la cama. —Voy a preparar el desayuno, te lo traeré y luego me voy a trabajar.
Harry chasqueó la lengua, dispuesto a convencer al alfa, sintiéndose tan necesitado. —Oye, ¿no quieres una mamada?
Louis casi se ahogó cuando lo escuchó, luchó para no decir que sí y buscó algo de ropa. —No, gracias.
—El otro día dijiste que querías follar mi boca. Todavía no estoy en celo, no hay dolor todavía.
—Estás en pre calor, Harry. Si haces eso no voy a querer parar. —recogió los pantalones que se le cayeron. —Mierda, mi alfa está loco.
—Mi omega igual, ven a la cama.
Louis terminó de ponerse aquel pantalón casual de mezclilla. —No. Voy a preparar el desayuno.
