Harry es un omega de cabello rizado y ojos verdes que comienza su nueva etapa independiente tras la mudanza de su madre debido a su trabajo.
Un pequeño problema con su alfa tóxico, lo orilla a las rejas de la infidelidad: Harry no puede lubricar a...
obra: "study for a portrait (unfinished)". Salvador Dalí. 1948.
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Anne había llegado con la urgencia de ver a Harry, pero fue detenida por Louis, ya que los médicos estaban revisando que todo estuviera en orden.
La mujer, junto a Sofia, habían sentido un gran alivio al escuchar que el rizado había despertado, pero en ese momento, todos estaban en la sala de espera.
El médico apareció frente a ellos y Louis se puso de pie rápidamente, mirándose preocupado por el menor, y Anne se puso al lado de él.
—¿Cómo está? —Louis preguntó.
—Despertó con molestias por el dolor de la herida que tiene en el abdomen; le pusimos un medicamento para reducir el malestar, pero ese medicamento da sueño, así que no se preocupen si vuelve a dormir por un par de horas más. Está despierto ahora y pidió verlo, señor Tomlinson.
—Gracias. —mencionó dándose la vuelta para mirar a Anne.
—Como última cosa, por ahora... —el médico volvió a decir. —Por favor, no expongan al paciente a situaciones de estrés.
El ojiazul asintió ante aquella indicación, y luego aquel hombre desapareció.
—Ve con él, Louis. —la voz de Anne lo atrajo a mirar los ojos ajenos. —Esperaré un tiempo para verlo, lo importante es que esté bien.
—Voy a preguntarle si quiere verte ahora.
Anne negó. —No es importante ahora. No quiero que se ponga mal por verme de la nada.
—Sí es importante, Anne, eres su mamá-
—Él te quiere ver a ti. —interrumpió. —Te necesita a ti. Ve con él.
El alfa se rindió y luego asintió; se separó de todos y caminó a la habitación del rizado.
Abrió la puerta y la cerró cuando estuvo dentro. Se dio la vuelta, siendo observado por aquellos ojos verdes.
Harry sonrió, volviendo a un semblante serio con una mueca de dolor por la herida que punzaba en su rostro. —Hola, alfa.
Louis se quedó observándolo, sin moverse, sin poder ser capaz de avanzar para tocarlo, o de hablarle.
Se sentía tan culpable, con miedo de lastimar al menor aún con su simple presencia.
—Ven. —le dijo el omega, estirando un poco su mano. —Sé que tu alfa me quiere, Louis; deja de detenerlo.
El otro obedeció. Se acercó lento hacia la camilla, con la mirada fija en la mano del omega y la tomó con cuidado, sin quitar la vista de sus manos... Juntas.
Harry sonrió levemente y con cuidado para no lastimarse, sintiendo los dedos del mayor bailar por su mano, como una chispa que lo traía de vuelta a la vida. —Gracias por hacerme tu omega, Lou; gracias por marcarme.