Capítulo 12

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Mi mundo era una enorme nube gris de escepticismo. No había nada más. Era todo lo que era capaz de almacenar mi mente en este preciso momento: dudas. Me golpeaban como si fuera un mosquito. Todas a la vez. Y lo único que llegaba a preguntarme no tenía respuesta. Era imposible responder al hecho de que yo, Anastasia Steele, me hubiera enamorado de Christian Grey. Todo tenía que ser un error. Serían las hormonas, el calor... Me aferraba a encontrar una excusa convincente. Mi desesperación por encontrar alguna que diera a entender que todo era un malentendido crecía cada vez más. El miedo empezaba a surgir desde lo más profundo de mí ser.

Me sentía atrapada, como una luciérnaga dentro de un tarro de cristal, solo que a mí me atrapaba el miedo. Me encerraba bajo tierra y no me dejaba respirar. Estaba claro que tenía que olvidar todo esto.

Prometí no enamorarme, y como que me apellido Steele que lo cumpliré. Vale, a lo mejor no es tan malo. Pero no quiero acabar ilusionándome esperando falsas promesas, siendo inconscientemente consciente de que nunca se cumplirán.

<< Podrías ser un poco madura y considerar la opción de darle una oportunidad al 'amor'. >> decía una parte de mí, que de verdad que se esforzaba por hacerme la contraria.

La otra parte intentaba creer eso; 'que nada es lo que parece hasta que se descubre.' Puedo experimentarlo, cabe la posibilidad de que no salga tan mal, ¿no? El pesimismo era lo que más dominaba en mí.

<< También podrías esforzarte en ser un poco optimista. >> seguía burlándose la voz. Lo que me faltaba, que me comieran las dudas por dentro y aparte tener que soportar esa parte de mí que se negaba totalmente a creer que enamorarse era algo inútil.

Decidí pedir consejo a las chicas, a lo mejor ellas podían ayudarme más de lo que yo lo hacía sentada en el bosque sin fijarme en otra cosa que todas las dudas que pululaban en mi mente riéndose de mí, porque estaba claro que eso es lo que hacían. Querían invertir las cosas de como yo las había planeado en un principio. Claro, solo me estaban jugando una mala pasada.

Cuando se lo comenté a mis amigas me arrepentí rápidamente de haber abierto la boca.

<< A veces estás mejor calladita. >> Me reprochaba a mí misma. Estaba claro que al intentar quitarme las dudas diciéndoselo a mis amigas, había caído directamente en el hoyo. Ellas no colaborarían en mí inútil intento de sacarme de la cabeza todas esas preguntas, ellas acabarían convenciéndome de que todo no era tan malo y quedarían satisfechas cuando me hubieran comido el coco lo suficiente como para que acabara aceptando que al fin y al cabo las personas nos enamoramos sin poder evitarlo. Que todo forma parte del ciclo de la vida.

- ¡AAAHHH!- gritaron Kate y Mia emocionadas. Después Kate hizo un gesto que comprendí al instante; << te lo dije. >>, indicaba este.

- No, no y no.- estaba desesperada, se notaba en mi voz.- Esto no puede estar pasando.

- Chica, no es nada del otro mundo, no puedes quedarte sentada esperando que no pase lo inevitable.- argumenta Kate.

- Claro, es más, deberías levantarte e intentarlo. ¿Tú te has visto? Podrías comerte el mundo si te lo propusieras.- apoya Mia.

Lo sabía, debería pensarme las cosas antes de actuar tan precipitadamente, iban a comerme el coco con cosas estúpidas y sin sentido alguno, era evidente. Debería haberlo previsto, mas las dudas no me dejaban nada más en que pensar, tan solo en buscar algo que me despejara. Necesito una aspirina, el grito que han pegado me ha dado dolor de cabeza.

- Sabéis de sobra lo que pienso respecto a estos temas, y como lo tenga que decir una vez más, te juro que voy a explotar: ¡No quiero enamorarme!- las caras que han puesto han sido muy graciosas, las ha asustado mi tono. Estoy frustrada.

Las pequeñas han debido de oír mi grito, porque a través de la puerta puedo ver sus pequeñas cabecitas asomándose.

- ¿Qué ha sido ese grito? - preguntan al unísono. Se les nota la preocupación y la intriga en el rostro.

Kate muestra una sonrisa maliciosa, que no me gusta nada.

- Lo imposible ha ocurrido.- se dirige a mi hermana.- Esta cabezota se nos ha enamorado.- me señala. Lo hace aposta, puedo ver que disfruta con esto. Es normal, yo también lo haría si después de oír interminables veces que es imposible que se vaya a enamorar, acabe cayendo en la trampa como un animal indefenso.

- Oh, ya.- se limita a contestar Rose intentando no reírse.

- Espera, ¿vosotras sabíais algo?- pregunto un poco sorprendida.

- Lo sospechábamos,- me guiña el ojo Andrea. Ambas se sientan en mi cama, a nuestro lado.- hemos visto las miraditas que os lanzáis Christian y tú.

- ¡¿Estás enamorada de mi hermano?!- grita Mia. Le hago un gesto para que se calle, con lo sorprendida que se ha quedado y el grito que eso ha causado es posible que ya lo sepa hasta el último animal del bosque.

- Claro, no ves que esto es contagioso, empiezo yo a salir con Elliot y ya todas queréis una relación. Como tú con Jack.- termina mirando a Mia, la cual se sonroja un poco. Es verdad, últimamente mi hermano y la oji-azul están muy juntos. Es obvio que tarde o temprano acabarán juntos.

Pero ¿Christian y yo? ¿Qué teníamos en común? ¿Qué nuestros padres trabajaban en la misma empresa y qué teníamos el mismo número de hermanos?

A lo mejor lo que dos personas lleguen a tener en común en una relación no es lo más importante, pero puede ser uno de los factores que ayude a que la relación vaya rumbo a lo estable y difícilmente a lo perfecto.

- Adelante, saca todos los contras que tiene estar enamorada.- dice mi mejor amiga.

- No... no lo sé.- estaba confusa.

- ¿Ves? Porque no lo hay. Admítelo de una vez.

- No puedo admitir algo que no sé con certeza.

- Es que en este caso no lo sabes hasta que no lo experimentes.- concluye la oji-azul.

- ¿Por qué te da tanto miedo lo desconocido?- apunta mi hermana. Hasta ese momento no lo había pensado, quizá tenga razón. Por eso soy poco propensa a hacer amigos y por lo mismo es por lo que me niego a caer en el amor. Me da miedo lo desconocido, me da miedo la sensación de no saber a qué me estoy enfrentando. Supongo que soy demasiado controladora en ese aspecto, pero nunca lo había tenido en cuenta hasta que mi hermana lo ha sacado. ¿Es entonces ese mi miedo? ¿Voy a permitir que el miedo me controle y no me deje disfrutar de los sencillos placeres de la vida? No, creo que Anastasia no quiere ser una amargada toda su vida.

- A lo mejor tienes razón, es por el miedo por lo que dejo de disfrutar. Puede ser que no haya nada malo en experimentar lo desconocido.

- La vida solo es una, no puedes pasarte la mayor parte de esta atrapada en el miedo. Debes salir de él y enfrentarte a todo.- me sonríe la oji-verde.

- ¿Entonces creéis que puedo acabar con mi miedo y puedo probar a salir con Christian?

Asienten todas. Las he juzgado mal. Lo que tenía que hacer era liberarme del miedo que me oprimía por dentro, no retenerlo más aún. Me han ayudado de verdad.

- Si es que tengo la mejor hermana y las mejores amigas del mundo.- les doy un gran abrazo de oso.

- Para algo estamos.- dice Andrea con una sonrisa.

Había admitido por fin que estaba perdida y locamente enamorada de Christian Grey. Y parecía que me había quitado un peso de encima. Me sentía bien. Me sentía genial.

Nunca había experimentado esa sensación y era de lo mejor; otra prueba de que no hay nada malo en conocer lo desconocido.

¡Estaba enamorada de Christian! Su mente gritaba eso constantemente para hacerse a la idea. Aquél chico de pelo cobrizo con unos intensos ojos grises y con esa dulzura y capacidad de hablar había cautivado el corazón de la que había sido probablemente la chica más cabezona de todo el país.

<< - Estás enamorada.- me dije a mi misma antes de dormir.- Y se siente realmente genial. >>

¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora