Capítulo 20

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5 AÑOS DESPUÉS

Tantas mentiras a lo largo de los años, tantas promesas que se quedaron flotando en el aire, tantas caricias y besos por borrar de su cuerpo y labios. Olvidar su olor, su sonrisa, e incluso esos preciosos ojos azules que la llevaban a la locura. No había cuerpo suficiente para guardar todo el dolor que la atormentaba en estos momentos.

Recordaba ese día, esas semanas que tanto se parecían a lo que había sucedido hace unas horas y a lo que está sufriendo ahí, sentada en el sillón de su casa, viendo las fotos de un viejo álbum de portada azul en el que ponía sus nombres, intentando hacerse  a la idea, preguntándose por qué. Borrando momentos que pronto no serán nada, solo recuerdos. Recuerdos perdidos en el fondo de su memoria, guardados bajo llave para que nadie se los lleve.

Aún recordaba esa frase que le dio de nuevo las esperanzas para continuar: ''Para siempre es mucho tiempo, pero no me importaría pasarlo a tu lado''. Solo una promesa incierta que ya no era nada. Absurdas palabras que ella como una estúpida creyó a pesar de prometerse a sí misma que no lo haría. Y por eso estaba sufriendo ahora mismo y derramando lágrimas.

Probablemente ya no volvería a sentir el tacto de sus brazos alrededor de su cintura, seguramente se llevaría con él esas noches de pasión escondidos debajo de las sábanas de la cama. No dormiría a su lado ni se despertaría con él.

Y esa casa que ambos compartían desde hace dos años ya nunca volvería a ser la misma. Y aunque lo reconociera tarde, lo sentía de verdad. Tan verdad era que le costaría volver a salir de ese pozo sin fondo en el que estaba cayendo.

Decepción, rabia, dolor. Volvía a ser vulnerable, débil, frágil, indefensa, con el corazón hecho pedazos. La mitad de su existencia se ha ido con él, pero se recompondría y sería la de antes. Intentaría ser feliz, a pesar de ser consciente de que ya no lo sería de la misma forma.

El hombre de su vida había decidido marcharse. Le rompió el corazón escuchar las palabras que salieron de la boca del chico. Nunca se había sentido más rota, humillada y hundida en la vida. Pero lo peor de todo no era eso, era que lo amaba, lo amaba como desde el principio. Le suplicó que se quedara con ella, que le podría hacer feliz. No tenía por qué irse, formarían una familia y se casarían. Le prometió gilipolleces. Pero él ya la estaba olvidando mucho antes de dejarla.

Incluso en las noches en las que se fundían el uno con el otro, él pensaba en otra.  Y mientras la chica seguía tan ajena a todo. Viviendo en una mentira dolorosa.

Y aunque su corazón y su orgullo quisieran mantenerlo a su lado sobre todas las cosas, supo que tenía que dejarlo ir. Dejar que hiciera su vida lejos de ella. Él merecía ser feliz, a su lado o lejos de ella. Pero no había respetado que la chica también se merecía ser feliz. No hacía falta que tanto dolor se acumulara en su corazón, porque sabía que le iba a costar mucho trabajo expulsarlo y obligarlo a dejar de atormentarla.

¿Por qué he sido tan tonta? Se repetía una y otra vez. ¿Por qué he dejado que me haga esto? ¿Acaso me lo merezco? Todo preguntas sin respuesta.

Se despidió de él con lágrimas en los ojos, llevándose la promesa de poder verse de vez en cuando y ser amigos. Pero había hecho mal si esa promesa iba a ser como todas las demás.

Sentía como un cuchillo clavado en su corazón, un cuchillo que se clavaba más fuerte a medida que los recuerdos venían a su mente.

Porque él empezaba una nueva vida ajeno al dolor que atacaba a la muchacha.

Porque ya la había olvidado -o eso creía-.

Porque ya no la amaba - intentaba auto-convencerse-.

¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora