Capítulo 32

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El sonido del timbre de mi casa me despierta. Escondo la cabeza debajo de la almohada para no oírlo y parece que cesan. Poco a poco vuelvo caer en el mundo de los sueños cuando empiezan a aporrear la puerta, cada vez con más insistencia. Con un gruñido me destapo y miro el reloj que hay en mi mesilla. Apenas son las diez de la mañana, ¿quién coño es tan temprano? Me pongo la bata y sin ni siquiera parar a vestirme o peinarme me dirijo a abrir la puerta.

Siguen escuchándose los aporreos y me hago una ligera idea de quién es el que está detrás de esa puerta.

- Maldito... -susurro.- ¡JOSE MÁS TE VALE QUE LO QUE TENGAS QUE DECIR SEA TAN IMPORTANTE COMO PARA DESPERTARME A LAS DIEZ DE LA MAÑANA PORQUE VAS A DESEAR NO HABERLO HECHO!

Abro la puerta y no me equivocaba, me encuentro con un sonriente Jose acompañado de una caja de donuts y café. A la velocidad del rayo cojo la caja y me meto dentro sin saludarlo.

- Buenos días a ti también.- exclama.- Antes de que me mates... sí, puedes comerte los de chocolate, tómatelo como una disculpa.

Se sienta a mi lado y toma un sorbo de su café. Intenta coger un donut pero aparto la caja y lo fulmino con la mirada. Sinceramente, levantar a Anastasia Steele a las diez de la mañana es igual a encontrarte con una cavernícola Anastasia Steele. Haymitch empieza a reírse y yo lo sigo. Le ofrezco un donut y se lo come de dos bocados, luego vuelve a darle otro sorbo a su café.

- Puesto que veo que remites en tu intento de hacer de mí cenizas tengo algo que contarte.- Abre la boca para empezar, pero lo interrumpo.

- Vale, pero que conste que te has librado porque me has traído el desayuno.- Lo miro indicándole que ya puede empezar.

Vuelve a quitarme otro donut de la caja y le pega un mordisco. Lo miro haciendo un puchero, ya que es el último donut. Roda los ojos y sacude la cabeza, a los segundos me lanza una mirada que interpreto como << Olvídalo, es mi donut. >> Pongo cara de cachorrito abandonado. Mira al donut y después a mí y al final me lo da sin mirarme. Grito de felicidad y me lo como. Le pego un trago a mi café cuando empieza a hablar.

- Recuerdas que te dije que quería intentar algo con May...

Asiento.

- Bien, pues lo he estado pensando y no puedo esperar más. Esta tarde he quedado con ella y se lo diré.- Veo el brillo y la emoción en sus ojos y no puedo hacer otra cosa que sonreír y abrazarlo.

Es una muy buena noticia, por eso decidimos salir a celebrarlo con los amigos. Me visto y me peino y acompañada de un muy feliz Jose salimos de mi casa hacia un bar cerca de aquí.

Me alegro mucho por él. No es de los que preguntan << ¿Y si dice que no? >>. Siempre ha sido seguro y ha sabido recomponerse. Probablemente lo aceptará y a lo mejor le toma un tiempo hacerlo, o posiblemente no deje de darle la tabarra hasta que la consiga. No sé de los sentimientos de May, pero creo que a Jose no se le va a escapar, él es un chico estupendo, especial. Seguro que toda va a ir bien, seguro que ella acepta. ¿Y cómo no hacerlo? Yo quise un día, pero había y hay algo que me lo impide.

Vivirlo tan de cerca me lleva a merodear por los recuerdos. Experimentar los sentimientos que acaparaban mi interior cuando descubrí que me gustaba Christian, mis nervios cuando me pidió salir, las mariposas en el estómago con el primer beso, la sensación de lujuria y placer cuando lo hicimos la primera vez. Sonrío.
Llegamos al bar y ya están todos ahí. Ethan con katie y John acompañado de Glim, una chica rubia de ojos verdes muy guapa.

Saludo a los chicos despeinándolos, hacía un tiempo que nos habíamos acostumbrado a saludarnos así. A ellos les molestaba a mí me divertía. A sus novias les parece muy gracioso.

¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora