Capítulo 4

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El resto del día pasó normal, nada interesante o importante que contar, fue un domingo como cualquier otro.

Hoy, lunes, estoy especialmente cariñosa con mi cama, es imposible despegarme de ella y los esfuerzos de Rose por conseguirlo son en vano. Me llama y me balancea unas cuantas veces hasta que ve que no hay forma y se rinde. Estoy despierta desde hace rato, pero son pocas las ganas que hay de levantarse, estoy más gandula de lo normal.

Rose sale de mi habitación y yo suspiro de alivio, puedo seguir durmiendo.

Al cabo de un par de horas oigo la puerta abrirse, supongo que será Rose, pero al escuchar la voz de Jack, se va toda esperanza de poder seguir durmiendo.

-Annie, levanta -dice quitándome las sábanas de encima.

-Mm... déjame -digo escondiendo la cabeza debajo de la almohada.

-Tienes 3 segundos para levantar el trasero de esa cama -me amenaza.

-Aja... -digo medio dormida.

-1... -empieza a contar.- 2... -ni me muevo.- y 3, se te acabó el tiempo. -se tira al lado vacío de mi cama y empieza a hacerme cosquillas.

-Vale, vale ya me levanto, pero para -digo sin poder parar de reír.

Mis súplicas no fueron oídas, puesto que me cargó y fue corriendo hasta la cocina conmigo encima. Para mi sorpresa el desayuno estaba preparado.

-Uoh, ¿y eso que te ha dado por preparar el desayuno? -pregunto cuando Jack me suelta.

-Bueno, Rose me ayudó.

-Sí, para tu suerte, Annie. Jack no es tan buen cocinero. Tienes que admitirlo. -dice mi hermana pequeña, esto último mirando a Jack.- Y tú por fin te has despegado de la cama.

-Por desgracia -digo mirando a mi hermano que se ríe.

-Deberías darme las gracias, te hubieras perdido la llegada de papá y mamá, no tardarán en llegar.

-Es verdad, se me había olvidado.

-¿Desayunamos? -pregunta Rose. Jack y yo asentimos a la vez.

Acabamos de desayunar y el sonido de un coche aparcando, nos saca de nuestra charla. Mi hermana y yo nos asomamos corriendo a la ventana y vemos a nuestros padres bajando del coche.

-¡Ya están aquí! -dice Rose, feliz, dando saltitos por el salón.

Salimos al jardín a recibirlos y en menos de un segundo el ambiente se llena de besos y abrazos. Mi padre no para de abrazarnos a los tres con fuerza y mi madre nos ha llenado la cara de pintalabios por tanto beso. Entramos a casa, mis padres dejan la maleta en la entrada y nos sentamos en el salón a hablar. Nos cuentan su viaje y todas las cosas nuevas que han visto, nosotros le contamos cómo ha ido el último trimestre de instituto y lo que hemos hecho en su ausencia. Así pasamos un buen rato, todos en familia, como en los viejos tiempos.

-¿Os apetece ir a la plaza a comer? -propone mi padre. Él es de pelo oscuro como Jack y yo, y sus ojos son iguales a los nuestro, pero con una pequeña diferencia, los suyos son de un color gris claro, precioso. En cambio, mamá es castaña con los mismos preciosos ojos verdes de Rose, parecen de otra familia.

-Sí -dice mamá -hace tiempo que no voy a un buen restaurante.

-De acuerdo -dice Jack.- me rugen las tripas. Todos nos reímos.

Rose se subió encima de mí a coscoletas y fuimos corriendo escalera arriba para cambiarnos, ya que aún llevamos puesto el pijama. Me pongo unos pantalones vaqueros rotos, una blusa negra con las palabras "Kiss me" y unas converse negras, me arreglo mi trenza y bajo a esperar. Jack y papá ya están listos, normal, son hombres, Rose está bajando la escalera, solo queda mamá. Al cabo de 10 minutos aparece mi madre, va hermosa con un precioso vestido verde claro que hace resaltar el color de sus ojos.

Echaba de menos los días en los que íbamos a comer a la plaza y ahora toda la familia vamos a disfrutar juntos después de tanto tiempo. Por el camino vamos hablando y hablando sin parar, hemos estado mucho tiempo sin vernos y hay montones de cosas que contar.

Llegamos a la plaza, un gran restaurante. Antes era un almacén; por lo que el restaurante es bastante grande. Entramos y la estancia está decorada con paredes de un verde claro y en las ventanas las cortinas son de color dorado. Y hay mesas redondas y con manteles rojos por todas partes. El contraste de colores hace que le lugar sea bonito. Nos sentamos en una de las mesas cercanas a la entrada, cogemos la carta y seguimos con la conversación.

-¿Y dónde vamos a veranear este verano? -pregunto.

-Oh, te encantará -dice mi madre.- Vamos a ir a la casa del lago de unos amigos del trabajo.

-¿Al bosque? -pregunto emocionada.

-Sí -dice mi padre.- pero es una parte del bosque que aún no he tenido oportunidad de enseñaros.

-Genial, estoy deseando verlo.

-¿Cuándo nos vamos? -pregunta Jack.

-Cuanto antes mejor, si queréis mañana -contesta mi padre.

-¡Sííí, mañana! -grita Rose.

-De acuerdo, pues habrá que preparar hoy las maletas, puesto que vamos a pasar todo el verano allí.-dice mamá.

Me hace mucha ilusión pasa el verano con mi familia en el lugar que más me gusta. Estoy deseando ver que parte del bosque es y conocer cada uno de sus árboles y hojas, poder bañarme en el lago y explorar el bosque con mi padre y mi hermano.

Nos traen la comida, que está deliciosa y nos hinchamos comer como hace tiempo que no hacíamos. No paramos de reír por las cosas que dicen papá y Jack, pasamos un gran rato juntos, divitiéndonos.

¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora