Días después hizo la maleta y regresó a casa de sus padres ante la mirada sorprendida de estos. No se sentía capaz de estar en ese apartamento que aún conservaba el olor del chico. Lo mejor era distraerse unos días y no pensar en nada. Intentó sonreír y abrió la puerta de la que había sido la casa de ella y de su familia durante sus 20 años.
- Hola.- saludó dando un abrazo a sus padres y a su hermana.
Jack hacía poco que se había mudado con Mia a una pequeña casa cerca de donde vivían Christian y Anastasia, por lo cual no estaba.
- Hija, ¿Qué haces aquí? ¿Y esas maletas?- preguntó su madre preocupada.- ¿Os habéis peleado Christian y tú?
La chica por su parte intentó no derrumbarse ahí delante de todos. Guardó las lágrimas que estaba a punto de derramar y contestó seria pero con la voz entrecortada:
- Más bien me ha dejado, ya no me ama. Se ha ido con otra chica.- pero se volvió a romper.- ¿Me puedo quedar aquí unos días?
- Claro,- la abrazo su padre.- lo siento tanto mi niña. Ahora mismo iría a partirle la cara ese cabrón, está claro que no te merece.
- Oh, Annie lo siento mucho. ¿Vamos a patearle el culo a ese imbécil? - le sacó una sonrisa su hermana pequeña. Bueno, ya no era tan pequeña, ya tenía 19 años. Era todo una mujer.
- Gracias por apoyarme, de verdad. Voy a mi habitación a dejar las maletas y a ordenarlo todo.
Mientras subía cargada con sus maletas su familia se quedó hablando.
-Pobre de mi hija.- decía Carla con la mano en el corazón.- Lo ama tanto. Y ese chico ha sido muy estúpido al dejarla por otra.
- Tengo unas ganas de contárselo a Jack, él seguro que no tiene tanta compasión, ya sabéis como es defendiendo a sus hermanas.- dice Rose apretando los puños. En eso había sacado el carácter de su hermana.
Jack venía a comer hoy acompañado de Mia. Justo en ese momento se le oye decir:
- ¿Decirme qué?- entra en el salón acompañado de una preciosa Mia.
Ray mira a Rose advirtiéndole con la mirada que no diga nada. Se saludan y se ponen a conversar hasta que Anastasia baja a reunirse con ellos. Le da un gran abrazo a su hermano y muchos besos a su mejor amiga.
- Que sorpresa- exclama Jack.- ¿Qué haces aquí? ¿Y Christian?
- Me quedo aquí unos días- contestó evadiendo la pregunta referida a Christian.
- ¿Os habéis peleado?- pregunta su amiga. Hacía semanas que no se veían debido a los estudios, aunque ella ya los estaba terminando.
Annie se dirigió a la cocina, acompañada de Rose y su madre. Con un poco de ayuda de su amiga empezaron a preparar la comida mientras los hombres ayudaban en lo que podían comiendo a escondidas.
- En realidad me ha dejado.- respondió. Esta vez sin ningún rastro de dolor en su voz. Jack casi se atraganta con la copa de vino que estaba tomando. Mia dejó de cortar la verdura para voltearse a verla.
- Voy a matarlo ahora mismo, ese... ese...
- Es mi hermano.-le recordó su novia.
- Lo siento cariño, es que me pone furioso que les hagan daño a mis hermanas.
- Tranquilo Jack, él no tiene la culpa de no amarme. Ya es feliz con otra chica.- notaba sus mejillas mojadas y salió de allí corriendo porque no quería que la vieran llorar. Le costaba tanto decir que estaba feliz con otra chica que no era ella. Dolía tanto. Un llanto desgarrador salió de su garganta incluso antes de poder llegar a la escalera. No quería que la escucharan.
No quería bajar a comer y toparse con las miradas de compasión de todos. No quería oír más lo siento, porque más sentía ella no haber podido hacerlo feliz. No había palabras para lo que sentía. Lloraba aun cuando su hermano abrió la puerta y la abrazó y besó en la coronilla repetidas veces hasta que la chica se calmó. Rato después entró Mia, quien le dio un beso en la frente y la consoló, pero no le dijo lo siento porque ya la conocía demasiado y sabía que Annie odiaba verse frágil delante de la gente. En cambio le dijo que hablaría con su hermano y le echaría una buena bronca por hacer sufrir a su mejor amiga.
La convencieron para que bajara a comer con los demás. Nadie sacó el tema de Christian. La verdad es que tenía bastante hambre. Nunca había comido tanto como esa vez. Se dijo que tanto llorar le había aumentado el apetito.
Cuando estaban ya por el postre se disculpó porque tenía náuseas, tanto comer le había sentado mal. Fue al baño y lo vomitó todo. Se enjuagó la boca y salió a pasar toda la tarde con su familia. Dejó de lado el pensamiento de Christian con la otra chica.
Pocas semanas más tarde se enteraron Elliot y Kate que casi montan una secta para matar a Christian. Pero la apoyaron y la sacaron de fiesta. Le propusieron que conociera a otros chicos, aun no se sentía preparada. No lo había olvidado del todo. Es más, cada vez estaba más convencida de que nunca podría olvidar al hombre de su vida.
Lo recordaría todo de él, siempre lo recordaría. La única promesa que se iba a cumplir y que era cierta.
Las náuseas siguieron después de varios días, seguidas de dolores de barrigas, muchos cambios de humor repentinos y las interminables ganas que tenía de comer siempre; todos los síntomas de un embarazo. Con el miedo recorriendo su cuerpo se hizo una prueba, leyó las instrucciones y esperó 5 minutos.
Dos rayitas positivo, una negativo, se repetía durante los interminables 5 minutos. Su familia y amigos se habían reunido para esperar que la chica les diera notica.
- Estoy embarazada.- lloró porque sabía quién era el padre de esa pequeña criatura que crecía en su interior, ¿qué podía hacer ahora? Iba a ser madre soltera, no podría darle un padre a su hijo/a. Tenía más que claro que no iba a abortar, no se iba a deshacer de su hijo. Así se lo explicó a todos.
- Deberías hablar con Christian...- aportó su mejor amiga Kate.
- ¡NO! No, Christian no se va a enterar de nada de esto, ¿de acuerdo?- los miró a todos, seria.
- Pero hija el chico merece saber que va a tener un hijo.- intentó hacerla comprender su madre.
- No mamá, por favor. Prometedme todos que él no se va a enterar de esto. No quiero que se vea obligado a estar conmigo, además el seguro que se ha olvidado de mí ya. No quiero retenerlo a mi lado, él no es feliz conmigo.- ni siquiera se dio cuenta de que estaba llorando.- Criaré a este hijo yo sola, y si algún día pregunta por su padre y lo quiere conocer, así se hará. Pero ahora no. No estoy preparada para volver a verlo y enfrentarme a él.- se secó las lágrimas y sonrió tocándose su vientre plano.
Todos prometieron no decir nada y le dieron la enhorabuena. Recibió abrazos y besos de todos lados. Y en ese momento se sintió querida y protegida. Sintió algo recomponerse en su interior. Ya podía volver a ser feliz, aunque le faltara una pieza al puzzle.
- Eh, Mia, ¿has oído eso? Vamos a ser tías- exclamó la enana causando las carcajadas de todos.- Estoy deseando diseñar toda esta ropa tan pequeñita, pero primero tengo que saber si es niño o niña.
- Yo me muero por achucharlo entre mis brazos.- sonrió Mia.
Elliot se puso muy contento de saber que iba a ser tío, igual que Jack. Ambos hablaron y acordaron comportarse como un padre para el pequeño o la pequeña. Annie se emocionó con la propuesta de su hermano y de su mejor amigo.
Ahora tenía claro que podía seguir siendo feliz con su familia, sus amigos y con ese pequeño bebé que estaba creciendo en su vientre. Él le daría las fuerzas para continuar haciendo su vida.
Amaba a ese bebé tanto, pero se sentía mal por no poder darle un padre. Esa criatura se iba a parecer a Christian en algún aspecto. Quizá en el pelo, o a lo mejor en los ojos. Tal vez en la dulzura. Pero por eso lo amaría más aún si eso era posible, porque era el hijo del hombre de su vida, aunque él no supiera nada.
Y le dio las gracias, miró al cielo y le dio las gracias a Christian por darle ese pequeño regalo. Porque no estaba viviendo un buen momento, pero había vuelto a resurgir la esperanza que ya creía perdida.
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¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)
Hayran KurguFanfic FSOG