Capítulo 25 (1 de 2)

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"Siempre''. Sonaba en mi cabeza. ''Quiero pasar el resto de mi vida contigo''. Duele. ''Te amo''. ¿Cuántas más? Muchas. Más todavía. Demasiadas. ''Juntos por encima de todo''. Mentira. ''Siempre''. ''Siempre''. ''Siempre''. Aprieto los puños con fuerza. ''Siempre''.

Ahora me doy cuenta de lo que significa: solo una palabra de siete letras que hace daño. Siempre = nunca. ¿Qué diferencia hay? No es siempre, no es nunca, es nada. Una palabra que se esfuma como la niebla cuando es pronunciada. Y la niebla no promete nada. Ella no permanece siempre en el mismo sitio, solo es un proceso natural del clima. Una de sus fases. Rudimentaria. Que se esfuma. Y eso es lo que ha hecho él. Se ha quedado el tiempo que ha creído suficiente y ahora se ha esfumado como una exhalación.

-¿Por qué lo haces?

¿Por qué? Está más que claro, ¿no? Desde que recibí esa llamada siento como la angustia aprisiona mi garganta impidiéndome respirar. Me sudan las manos, mi cuerpo tiembla de solo pensar el por qué quiere verme. Quizá se arrepiente, me digo, pero no creo que esté preparada.

-Ya lo sabes -entro en la casa sin dirigirle apenas unas mirada, seguida por él.

-¿No lo entiendes? Tu nivel de masoquismo llega al límite de lo extremo -levanta la voz un poco. Noto el sarcasmo. Se pasa la mano por el pelo desesperado.

-El que no entiende aquí eres tú -le recrimino. Esta vez sí lo miro, ya empieza a cansarme.

Sé lo que me hago, y probablemente no se haya arrepentido de nada y vaya a restregarme en la cara lo feliz que es con su chica. Pero el problema es que no me enteraré de lo que quiere si no me presento a la comida. Y tengo la necesidad de saber si tengo alguna posibilidad. Así que está más que decidido, voy a ir.

-Estás loca -exclama Jose levantando las manos en un gesto de desesperación. Lo dice lo suficientemente alto como para que Rose y mi madre vengan preguntando que qué pasa.- Sé lo que pasa por la mente de los tíos, aunque no todos somos iguales. Yo no te hubiera dejado escapar de ser ese imbécil. Y si te ha llamado para que os veáis no estés tan segura de que es para suplicarte que vuelvas con él. A veces somos unos capullos integrales -dicho eso sale de la casa dando un portazo.

Me quedo pensando sus palabras. Me ha sentado como una patada en la boca del estómago. Quizá tiene razón, he sido una estúpida al pensar que quiere volver conmigo. ¿Pero puede existir una posibilidad por muy remotamente pequeña que sea? Rezo porque sí.

Se me han quitado un poco las ganas de ir, pero no me voy a rendir. Me acuesto en el sofá viendo los segundos desgastándose cada vez que la aguja baja haciendo un tic. Son muchas emociones en tan solo unas horas, estoy cansada.

Voy intentar convencer a Christian cueste lo que cueste.

POV Jose

-No entiendo a Anastasia. Es tan cabezota. Está dispuesta a que ese tío le rompa el corazón otra vez. Porque eso es lo que va a hacer. Y ella se va a dejar, así, sin más.

Me cabrea tanto que acuda como un perrito faldero a cualquier cosa que él quiera. Vale, está enamorada. Hasta ahí entiendo. Pero si ese capullo la ha dejado por otra chica, ¿por qué no se olvida de él de una maldita vez?

Juro que le romperé la cara yo mismo si le hace daño. Jode mucho quedarse en la lista de amigos solo porque un cabrón la ha hundido y ella sigue amándolo. A veces quisiera ser él. Es tan afortunado y ni siquiera lo ve.

A pesar de haberme enfadado voy a acompañarla, no voy a dejarla sola en esto. Después de un mes nos hemos hecho muy amigos. Es como la hermana que nunca tuve.

A las dos menos cuarto estoy llamando a la puerta de su casa. Sale ataviada en un precioso vestido negro, no es muy ajustado, es más parece que ha querido ocultar su pancita de 3 meses, pero no ha habido éxito. Va realmente preciosa.

¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora