El verano estaba a su fin, adiós casa del lago, adiós lago, adiós bosque y hola tortura.
Dentro unos días iríamos a la universidad, de solo pensarlo me da dolor de cabeza. Voy a estudiar psicología. Una carrera simple que me gusta. Pero la idea de tener que estudiar mucho temario y hacer exámenes otra vez no me gusta para nada. Lo reconozco, soy vaga para eso, pero es lo que hay.
Christian me ha prometido estar todo el día nosotros dos solos. Suena tentador, pero no tengo ni idea de lo que vamos a hacer. Me ha dicho que él se encarga de todo, yo solo tengo que llevar un bikini, toalla, ropa y a mí.
Así que, aquí estoy, en el salón. Bastante ansiosa porque quiero que venga ya y no separarme de él durante el resto del día.
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- ¿Vamos? - entro en el salón cargado con todo lo que nos tenemos que llevar y me dirijo hacia donde esta Anastasia.
- Sí.- contesta con una sonrisa. Me da la mano.
Vamos a salir por la puerta cuando Elliot chilla:
- La quiero de vuelta a las 9, y no se os ocurra hacer guarradas.- disfraza su voz. De soslayo veo como Annie se sonroja.
- Tranquilo, a las 9 está aquí.- me acerco a Elliot y le susurro en el oído.- Pero no prometo nada respecto a lo otro.- Nos reímos. Miro a mi cuñado, quien me está lanzando una mirada de advertencia.- Cuida a mi hermana y lleva cuidado si no quieres vértelas conmigo.- advierto.
- Lo mismo digo.- sonríe.- No, ya enserio, a las 10 como mínimo aquí.
Voy hacia la puerta donde me está esperando mi novia y le agarro de la mano.
- Tranquilos chicos, yo lo controlo.- me mira Annie. Después se dirige a los demás. Nos despedimos de todos.
Salimos y cuando estamos lo bastante lejos de la casa para que nadie nos vea, me paro. Anastasia iba a seguir andando, tiro de ella hacia mí y nos quedamos así.
He avisado a nuestros padres de lo que íbamos a hacer y han estado de acuerdo, por tanto no tenemos nada de qué preocuparnos. Podemos volver a la hora que queramos.
- ¿Este es el sitio tan especial que se te ha ocurrido? - me mira.- Más de la mitad del bosque se parece a esto.- señala.
- No, solo quería advertirte.
- ¿De?
- Respecto a lo del otro día.- digo recordando lo de la ducha.- Parece que intentas evitarme.
Su risa me eriza la nuca. No me contesta, solo me coge de la mano y seguimos andando. No puedo parar de mirarla en todo el camino. Me tiene enamorado hasta las trancas como dice Elliot. Y juega conmigo. Pero no se va a escapar tan fácilmente de mí.
Decido esperar a que lleguemos al pequeño lago que está bastante lejos del otro y de la casa.
Yo venía de pequeño a este lago, lo descubrí un día que me dio por explorar el bosque, bueno, siendo sinceros me escapé de casa porque me peleé con mi padre. Nunca le he enseñado este sitio a nadie, excepto a Anastasia, esto es algo que solo quiero compartir con ella.
Es mi parte favorita de lo poco que conozco del bosque. El sol se refleja en el pequeño lago de aguas transparentes. Todo lo de nuestro alrededor son grandes árboles y arbustos de diferentes tonos de verde, todos muy vivos. Pongo una manta en el suelo y dejo las cosas encima de esta.
Annie está parada contemplándolo todo, sus ojos brillan. Me acerco a ella y le abrazo por detrás, dejándole suaves besos por el cuello.
- ¿Te gusta?
- Oh, Christian esto es precioso.- Rodea mis brazos con los suyos alrededor de su cintura.- Gracias.- susurra.
- Solo tú y yo sabemos de esta parte del lago. Quiero compartirlo contigo.- le doy la vuelta y deposito un beso en sus labios. Me podría pasar la vida entera así. Sonríe en mis labios y se separa de mí.
Se quita la ropa quedándose con un precioso bikini blanco y se mete al agua. Yo por mi parte me quedo parado viéndola nadar de un lado a otro del lago. Estoy prácticamente embobado. Mi cerebro no manda ninguna señal a mis extremidades. Ni siquiera podía apartar la vista de ella. Ahí me di cuenta de que estaba mucho más que enamorado de ella, la necesitaba. Era como una parte de mi aire para poder respirar, la parte más importante. Si algún día se va, soy consciente de que no seré nadie. No puedo permitirme perderla nunca. Ni siquiera Elena me hacía sentir así.
Reacciono. Me quito la ropa yo también y me meto en el agua con ella. Se acerca a mí y me susurra un hola. No puedo resistirlo más y ataco sus labios. Me devuelve el beso y después de un rato así, me separo. La miro y nos sonreímos.
El agua nos llega por el pecho a ambos. Ella rodea sus piernas alrededor de mi cintura y así nos quedamos, hablando, besándonos, solo nosotros solos. Me da igual el tiempo que ha pasado, solo la veo a ella. La veo besándome, abrazándome, riendo en mis brazos, jugando con los rizos de mi pelo. Sus brazos en mi cuello, su piel suave y aceitunada en contacto con la mía.
Acaricio sus brazos y su cuello y veo como se le eriza la piel. Le toco su cabello mojado. No se aparta, me permite que explore cada poro de su rostro. Rodeo sus ojos con mi dedo índice, hago círculos en sus pómulos. Paso por su nariz hasta llegar a sus labios y me entretengo ahí. Sus rosados y preciosos labios que me llevan al paraíso cada vez que los beso. Ella responde a mis caricias cerrando los ojos. Frunce el ceño cuando paso por su entrecejo.
Me obligo a memorizar cada parte de su rostro: su pequeña nariz respingona, sus rosados labios, su ceño fruncido, el tacto de su piel con la mía, sus hipnotizadores ojos azules invadidos por el brillo del deseo y sus suaves pómulos que se sonrojan cada vez que le digo lo preciosa que es.
Me encanta todo de ella. Es simplemente perfecta. Lo es para mí y siempre lo será.
Por eso estoy completamente seguro cuando le confieso con todo el amor y la ternura del mundo:
- Te amo, Anastasia Steele.
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¿Por qué cuando por fin soy feliz todo se desmorona? (Anastasia y Christian)
FanfictionFanfic FSOG