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Los días pasaban en un completo trastorno de depresión, volver a la casa le había abierto nuevamente las heridas, todos los sucesos, la puerta rota, la sangre seca que aun tenía el aroma de la alfa, sin duda fue duro regresar a su hogar que antes había sido cuna de bellos recuerdos ahora estaba sumida en un ambiente gélido. Pero los abuelos no estaban dispuestos a dejar su hogar, fue algo que esclarecieron en su primera sesión psicológica, Aria aun no decidía si ir o no, tenía sus dudas. A penas abrieron la puertas se dispusieron a limpiar y eliminar la catástrofe, era solo el primer día y la castaña estaba completamente agotada <más que física era algo mental> solo tenía ganas de dormir y no despertar hasta el día siguiente pero aun eran las dos de la tarde, demasiado temprano si le preguntamos a Valentino y Margarita quienes tuvieron que convencer a su nieta de comer algo, Aria acepto derrotada y cuando termino se dirigió hacia el rancho, con ella llevo a la pareja pues era tanto el temor de dejarlos solos. Pasaron el resto del día atendiendo a los animales a quienes por suerte un vecino de buena fe atendió unos días hasta que la familia llegara, no se había dado cuenta de cuanto extraño a su fiel compañera y solo lo hizo cuando silbo y a la lejanía la vio galopar contenta hacia donde estaba

Aria: Hola niña, me alegra tanto que estés bien

Dijo juntado su frente con la del animal mientras soltaba un par de lagrimas, sinceramente en estos momentos no sabía como proceder con su vida, estos días había sido un caos total, peleas, hospitales y diagnósticos, se sentía tan abrumada que no podía pensar con claridad y lo único que la reconfortaba lo suficiente era la mordida en su brazo, aun la tenía y la veía como un signo de amor que Alysa dejo en su ultima noche juntas. Decidió dar un pequeño paseo con alabama, ni siquiera la ensillo, la monto a pelo pues suficiente confianza le tenía a su querida yegua, no salió del rancho sino que recorrió los pastos más cercanos, veía a los terneros jugar felices y otros mamar contentos, el cielo azul y el sol que no quemaba, las esponjosas e imponentes nubes que creaban sombras en la tierra, el pasto moviéndose al ritmo del viento, una que otra cigarra cantando y los arboles desnudos meciéndose, desde pequeña le había fascinado la vida natural y lo que la misma tenía para ofrecer, si pudiera viajaría por todos los confines del mundo con tal de ver lo inconmensurable que es el universo de este planeta, iría de país en país con el fin de ver los atardeceres hasta cansarse, navegaría por el gran paisaje azul para descubrir la vida acuática, visitaría playas y costas con tal de revolcarse contra las salvajes olas, caminaría descalza para sentir en sus pies...haría tantas cosas si le dieran la oportunidad, no pediría dinero ni materiales solo vivir en plenitud, hasta hace un año no sabía en realidad lo que quería y su respuesta siempre fue el barrel racing pero con la llegada de la alfa supo de un deseo que se asentó en lo profundo de su corazón vivir plena. Era una lastima con lo que estaba pasando, mente confusa y un ser deprimido, había perdido su chispa y no sabía como hacerla arder de nuevo, aun habían muchas cosas que hacer y por vivir...y lo entendió 

vive por favor, hay muchas cosas en este mundo por ver te lo prometo solo quédate

Todo aquello que le prometió a Alysa ahora debía prometérselo a si misma para poder continuar sin interrupciones, analizo sus opciones: Quedarse así o transformarse, en muchas ocasiones había escuchado que el dolor cambia y lo había visto también, el ejemplo más claro eran las películas a veces el sufrimiento creaba villanos y en otras ocasiones héroes, pero esta era la vida real, todo aquello se quedaba corto con lo que ahora sentía pero la reflexión anterior la hizo cuestionarse ¿Qué es lo que quieres ahora? puedes vivir con los demonios del pasado o enfrentarlos aun tengas miedo con el fin de triunfar; sin duda escogería la ultima ¿sus razones? unos hermosos ojos negros y cabello lacio, tenía otras además: sus abuelos, sus amigos y su propia vida incluso. Era tanta la amargura que supo que nunca se acostumbraría a el y por eso tenía que luchar, tal vez precisaba de ayuda pero sabía donde hallarla e iba a aprovechar cada oportunidad

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Habían pasado cinco días desde que salió del hospital y desde que vio a Aria, la extrañaba de una manera que poco entendía pues en poco tiempo la castaña se apodero de sus sentimientos, estaba quedándose en casa de Eric y Eloísa puesto que los médicos le recomendaron al menos un mes de tranquilidad para sanar y es lo que estaba haciendo, la herida aun dolía y muchas veces le perturbo el sueño pero en general iba bien, sus días se resumieron en: despertar, dormir y despertar, esta infame rutina la traía loca y se sentía algo ansiosa, preciso de mucho autocontrol para dominar sus ataques de ansiedad y lidiar con los sentimientos de tristeza, algo que hacía era que ante una crisis se concentraba en pensar en los bellos ojos miel de la omega que sin duda la ayudo bastante. Mantenía conversación con Aria pero nada se comparaba a sus breves encuentros así fuera en un hospital, adoraba sus platicas y sus historias sentía que con ello la vida era más llevadera y por un rato podía olvidarse de aquella bruma mental, hoy estuvo mucho tiempo pensando en la propuesta que le haría a Eric pues este se comportaba sobreprotector ante la recuperación de su hermana, armándose de valor salió de su habitación y recorrió la casa buscándolo pero no lo encontró así que decidió inspeccionar fuera, solo tuvo que caminar unos metros para encontrarlo junto a la rubia viendo hacia los corrales

Alysa: Eric

Eric: ¿Qué pasa?

Alysa: Hay algo que quería preguntarte

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En serio le pedía eso, no era que no quisiera que se vieran solo que aun consideraba en un estado vulnerable a su hermana y no quería arriesgarla. Había sido a penas un poco más de una semana cuando la dejo partir e irse para ayudar a la misión con el detective y cuando le llamaron del hospital informándole de su situación, angustioso condujo hacia el hospital y se entero de que su hermanita había recibido una bala que le atravesó la caja torácica, esa noticia lo dejo atónito y en una repentina bajada de presión, estuvo durante tres días en un estado de coma y cuando despertó no recordaba nada del ultimo medio año, eso hizo estragos en el estado mental de el mismo; primero: había dejado ir a Alysa a una misión suicida y dos: probablemente era su culpa. Habían sido mañanas y noches infernales y ahora ¿le pedía salir? 

Eric: No

Alysa: Necesito verla

Eric: ¡tanto como yo necesito que estés bien!

Dijo apretándose el puente de la nariz intentando calmarse

Alysa: Eric y...

Eric: Que ella venga y no vas a alejarte tienen el espacio donde u...

Casi lo mencionaba, la primera vez que vino e hicieron juntas un pic nic a un lado de la casa, por suerte se detuvo a tiempo

Eric: Pueden quedarse a un lado de la casa, eso es todo 

Alysa: Gracias 

Dijo yéndose

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Sabia perfectamente lo que su novio pensaba y conocía muy bien los demonios que lo atormentaban, quería poder hacer más por el, todas las noches tenían la misma platica y al final le aseguraba e intentaba hacerle ver que nada de lo que paso fue su culpa, simplemente las cosas sucedieron como tal, pero creo que necesitarían más sesiones de charlas para que el castaño se grabara sus palabras y dejara de lastimarse. En cuanto a su cuñada, le dolió bastante ver los estragos de su enfrentamiento con el secuestrador de Aria, su relación de cierta forma se desmorono y junto a ello gran parte de su vida, en muchas ocasiones se sentía como una simple espectadora y la mayor parte del tiempo ocupaba sus oraciones para pedir que las cosas tengan pronto una solución, al menos la alfa seguía buscando a la omega y viceversa, tal como la primera vez que se conocieron, aun recuerda esa noche un tanto caótica en la que ambas almas se encontraron para sellar una promesa milenaria tal como lo era la leyenda de los amores destinados 

Si no me hubieran obligado a volverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora