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Era el día siguiente; más bien trece de noviembre y por ende el cumpleaños número veintitrés de la omega. Alysa ya tenía todo planeado, estaba terminando de decorar el jardín de Valentino y Margarita, laika parecía ayudar pero en cambio estaba arrastrando las tiras decorativas de un lado a otro cosa que hizo que a la pobre alfa le llevara más tiempo de lo previsto en decorar, coloco los cartelitos que juntos formaban un ¡Feliz cumpleaños! y en eso se alejo para examinar la decoración completa y si los globos en semi arco estaban bien, el mantel de la mesa también, los dulces acomodados ya listos, los globos del número 23 igual, la cortina tornasol encajaba a la perfección y ya solo faltaba el pastel que estaba en la nevera, paso a acomodar las sillas y a colocar servilletas en las mesas, diez minutos después llego el servicio de banquetes junto al que serviría los platos y un par de meseros quienes rápidamente se acomodaron para poder trabajar, la pelinegra miro la hora en su reloj 11:38 en un cuarto de hora más debería llegar la castaña junto con sus amigos quienes se ofrecieron para distraerla en lo que ella se encargaba de la fiesta, de la casa salieron los abuelos para acomodar los regalos que previamente se habían comprado, al lugar llegaron Eric y Eloísa junto con más obsequios, Alysa los hizo tomar asiento y en eso estaciono un coche en la entrada, de ahí bajaron algunas personas junto a la festejada que cuando entro su cara se transformo en felicidad pura al ver lo que le habían preparado y sin dudar corrió hacía la alfa para abrazarla, luego paso con sus abuelos y por ultimo con sus cuñados, todos la felicitaron y le dejaron sus buenos deseos, enseguida la música comenzó a sonar pues uno de los amigos de la omega se adueño de la bocina. Aria alegre jalo a su novia hacia el grupo de adolescentes <como Alysa los consideraría> y ahí los presento

Aria: Alysa, ellos son Leslie, Amaro, Miranda y Mairo -fue señalando a cada uno-

Alysa: Un gusto conocerlos -extendiendo la mano a cada uno en forma de saludo-

Entre su grupo trato de identificarlos Leslie la rubia, Amaro el alto, Miranda la pelirroja y Mairo el tímido, vaya grupito. Pasaron la tarde comiendo, bebiendo y riendo, cantaron el feliz cumpleaños y al momento de la mordida absolutamente todos sus amigos empujaron a Aria hacía el pastel, por suerte la omega se lo tomo como una broma y se rio igualmente hasta que tuvo que entrar a lavarse la cara y Alysa la siguió, en el baño se lavo lo que pudo de la cara, excepto que no podía limpiarse las pestañas así que la alfa le hizo el favor de quitarle la crema con una toalla, paso delicadamente el paño por las tupidas pestañas de la menor y por la cercanía observo a detalle su rostro sus pecas, sus lunares, sus labios de color durazno que tenían unos suaves pliegues, el arco de cupido y las comisuras que se curvaban ligeramente en señal de una próxima sonrisa, parece que se tomo bastante tiempo pues la voz de la omega la saco de su escaneo 

Aria: ¿Tengo más chantilly en la cara?

Alysa: Nop, ya lo he limpiado todo, ya puedes abrir los ojos

Y fue ahí donde su ser se estremeció, en la dulce miel de sus luceros, con los que había soñado tanto dormida como despierta, aquellos ojos que la enviaban a las profundidades del ser de su amada y en ellos hallo un motivo para luchar cada día, en ellos vio su vida entera de una forma irreal, en instantes como este eran una unión con la creación, sin que nadie ni nada las perturbara, solo dejo de verlos cuando cerro los suyos al notar el espacio que la omega iba extinguiendo hasta que sus labios se encontraron bailando en sincronía, sentían sus corazones y el cuerpo calentarse ante tal afecto, las manos encontraron sabiamente su camino y se acariciaron entre si dándose un festín con el mero tacto...solo se alejaron cuando precisaron de aire. Regresaron al jardín y Alysa espero un momento en el que Aria estuviera distraída para ir por el regalo sorpresa, camino hasta la parte trasera de la casa y al lado de las caballerizas saco a la sorpresa, se volvió hasta la fiesta y como pudo toco el hombro de la cumpleañera, la castaña al ver lo que la otra traía en brazos soltó el grito de euforia, se trataba de un burrito miniatura que tenía un gran moño sobre la cabeza a quien rápidamente recogió para abrazarlo mientras le daba un beso en la mejilla a su pareja, el regalo le había encantado pues no dejaba de cargar y acicalar al animalito. La fiesta fue un éxito y la gente se fue contenta, al final solo quedo la pareja en el jardín en el quitaron algunas mesas para tener espacio para jugar con el burrito a la que habían llamado antonia y lo que Alysa no esperaba es que el animal y la humana conectaran rápidamente pues este se encontraba siguiendo a Aria por todos lados. 

La lluvia se precipito y mientras corrían a refugiarse la pelinegra resbalo a medio camino, accidente que hizo reír a la castaña que se acerco a ayudarla, pero Alysa termino jalándola con ella y ambas estuvieron riendo en el piso, decidieron jugar en la lluvia de todas maneras ya se habían ensuciado al caer, las gotas caían frías pero su alegría las mantuvo en ritmo, brincaban y corrían por el césped y al juego se sumaron laika y antonienta, decir que quedaron sucias era poco pues al bañarse dejaron como chocolate el agua y ni que decir con los animalitos. La alfa opto por quedarse a dormir con la omega y en la cama la ronda de besos y caricias continuo...


Si no me hubieran obligado a volverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora