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Fueron pasando los meses, la relación de Alysa y Aria se fue fortaleciendo y llegando a otros horizontes pero hoy sería un día especial, la alfa llevaba planeando esto semanas atrás y a pesar de las inseguridades que le brotaban, estaba segura que quería compartir su vida junto a la castaña, hoy le pediría que fuera su pareja y por fin todo iba a ser oficial. La pelinegra estaba preparándose para llegar a su cita con la omega, eligió una camisa azul, se puso unos pantalones ligeramente acampanados, calzo las botas que recién había comprado, recogió su sombrero del armario, tomo sus cosas y con eso estaba lista, se encamino hasta el elevador y una vez bajo al loving, el pecoso la recibió con una gran sonrisa

Carlo: ¡Vaya! hoy es el gran día 

Anuncio viendo como su amiga se le acercaba cargando un gran ramo de amapolas y con un nerviosismo que se le notaba a kilómetros

Alysa: Dios espero que todo salga bien -dijo apoyándose en el mostrador tapándose la cara con la mano que le quedaba libre-

Carlo: Veras que si, ambas andan terriblemente enamoradas, no creo que te rechace, ahora vete que se te hará tarde 

Y rápidamente agarro el atomizador donde regaba su querido bonsái en forma de amenaza

Alysa: Bien, bien me voy 

Espeto yéndose con rapidez mientras era seguida con la mirada por Carlo, subió a la camioneta dejando con cuidado el ramo en el asiento del copiloto y sin perder tiempo encendió la camioneta y se fue, durante el camino se percato de que el día parecía diferente, más alegre, más azul, más vivo, las nubes eran pulcros algodones blancos, el sol brillaba calentando la tierra, los arboles aún estaban frescos a pesar de que el invierno se acercaba; solo algunos se iban vistiendo de color naranja y café, estos mismos bailando al ritmo del suave viento, los paisajes que antes pasaban desapercibido ahora tenían algo que capturaba la atención de Alysa, parecían celestiales, los lagos que corrían revueltos, las rocas musgosas, los pequeños claros que avistaba eran mágicos ¿Cuánto tiempo se estuvo perdiendo del maravilloso mundo que la rodea? no tenía idea, trato de rebuscar en su mente pero solo habían negocios, papeles y oficinas, sin duda la vida en este planeta era asombroso. Rato después llego al rancho, entro y se estaciono, bajando camino hasta la casa principal y tocó, de allí salió Eric quien la recibió con un afectuoso y fuerte abrazo, se separaron

Eric: El gran día ¿eh?

Alysa: Así es

De repente asomo la rubia que igualmente la recibió con un abrazo

Eloísa: Deseo de todo corazón, que las cosas salgan bien

Alysa: Gracias a ambos, de verdad

Eric: Bueno no perdamos tiempo, tengo al caballo listo

Dijo caminando hacia los establos, donde en el pasillo ciberius estaba ensillado, solo necesitaron enganchar el remolque al vehículo y subieron al animal, una vez comprobaron la seguridad del enganche los hermanos se despidieron y la pelinegra tomo la carretera hasta el pueblo próximo, eran las 3:22 de la tarde cuando estuvo enfrente de la casa de los abuelos de la omega, toco el claxon y bajo, solo algunos segundos bastaron para que la castaña saliera y con prisa se lanzo para abrazarla pues habían pasado medio mes sin verse, una vez se separaron pregunto le entrego el ramo que fue bien recibido por la menor

Alysa: ¿lista?

Aria: Sipi solo iré por  alabama 

y con la misma velocidad con la que llego fue en busca de su yegua, a la que igualmente subieron al remolque y partieron juntas hacia su destino de esa tarde, la música las hacia compañía en la radio sonaba hold on de Tom Waits, el clima era perfecto y aprovecharon para bajar las ventanas y respirar aire puro, la tarde iba cayendo y los rayos del sol perdían su intensidad lentamente, cerca de una hora ya estaban entrando a lo que parecía un parque natural que por lo que Aria noto también era un tipo de jardín botánico ya que habían muchas plantas que tenían pequeños carteles que informaban todo acerca de la flora, atravesaron un túnel corto que su estructura estaba formada totalmente de flores con enredaderas, solo pequeñas centellas de luz iluminaban el camino y lo hacía ver como un pasaje a otro mundo, pero no; del otro lado ya se veía la entrada al centro del parque, una vez entraron ambas se sorprendieron con los frondosos árboles de Guanacaste que se levantaban varios metros hacia el cielo y en el centro de la conexión de las ramas con el tronco habían casas del árbol, así mismo por las ramificaciones tenían instalados pajareras y algunos comederos de aves y al inicio del tronco brotaban tulipanes brillantes, ni que decir del suelo, todo este era vestido con césped perfectamente cortado donde también habían margaritas regadas, tenían muchísimas macetas en las que estaban sembradas todo tipo de flores que te pudieras imaginar, algunas con formas de campana, otras de corazón, zigomorfas, entre otras. Por suerte los estacionamientos estaban vacíos y hallaron rápidamente un lugar, una vez bajaron Alysa camino hasta la recepción donde dijo que había pagado el acceso por unas horas, entonces le cedieron el paso, desembarcaron a los animales y comenzaron tomando un sendero que semejante al de la entrada estaba rodeada de mucha vegetación, Aria que llevo su cámara instantánea se dedico a tomar fotos a todo lo que le encantara, una que otra vez capto un colibrí, otras veces ardillas bebés, en cierto punto la alfa noto una cornamenta que se asomaba con lentitud, deprisa pero silenciosa llamo a la omega y le susurro lo que había visto, le dijo que guardara silencio y le señalo el lugar, momentos después vieron un imponente ciervo salir de la maleza, este giro su cabeza hacia la pareja y se quedo unos momentos quieto, la castaña supo aprovechar el momento y con movimientos sutiles saco la cámara e hizo el disparo, el animal siguió allí para después echar un berrido e irse saltando, ambas mujeres continuaron su caminata hasta que la ruta acabo; se encontraron con un verde pastizal y la alfa se le ocurrió un pequeño juego 

Alysa: ¡La llevas! 

Dijo arrancando a caballo y dejando atrás a la castaña

Aria: ¡Oye! ¡no es justo!

Grito divertida para salir corriendo persiguiendo a la pelinegra, en ocasiones la omega estuvo a punto de atrapar a su presa pero parecía que Alysa no iba a rendirse y acelero, corrían juntas volviéndose una con el mundo que las rodeaba, el aire cálido calentándoles la piel, los pájaros que volaban sobre ellas, hasta que la pelinegra se detuvo cerca de una mesa de campo con bancas plegables, la castaña aun sin darse cuenta de ello, toco a la mayor del hombro y dijo: 

Aria: ¡Te atrape! ¡woo!, ¿Qué es eso? -pregunto al fin cayendo en cuenta-

Alysa: Un pequeño detalle -dijo bajando del caballo- ven

La omega la siguió y fue sentada por la alfa, donde el banqueta la deslumbro: ensalada americana de papas, pasta con espárragos, cuñas de focaccia, boneless, distintos dips y postres, todo sobre un mantel de un rosa pastel, con velas dentro de frascos y algunas flores decorando el centro, se sentaron y comieron felices, haciendo chistes y carcajeando, se pasaban la comida o alimentaban a la otra, pasaron el resto de la tarde en la mesa para que luego Aria llevara a Alysa un poco alejada para ver el atardecer: un inconmensurable cielo pintado de diligentes azules, naranjas y amarillos, que rompen con contacto al horizonte, las nubes tornándose rosas y esfumándose paulatinamente, el calor del sol dejándolas en compañía del aire fresco de la joven noche y una vez el cielo se oscureció por completo la pelinegra tomo de la mano a su compañera y de nuevo cabalgaron alejándose aun más mientras la alfa iluminaba el camino con su teléfono, una vez llegaron a una loma subieron y en el silencio Alysa envió rápidamente un mensaje para un par de minutos después ver a los fuegos artificiales despegar y estallar junto a las estrellas, uno tras otro alumbraban a ambas y entonces la mayor habló:

Alysa: Aria, ¿sabes? desde que te conocí quede cautivada con tu ser y naturaleza indomable y conforme te fui conociendo supe que estaba enamorada de ti, no he conocido a nadie más con un carisma y una personalidad tan increíble como la tuya y quiero pedirte ¿quieres oficialmente ser mi pareja? te prometo que haré de tu vida una maravilla si decides compartirla conmigo 

y confeso lo que llevaba tiempo sintiendo, tal vez no fueron las mejores palabras pero cada letra, cada frase estaba chorreante de amor, fue como si su corazón evolucionara para ahora tener voz para sincerarse delante del extraordinario ser humano que tenía delante, su alma y cuerpo también se entregaron a través de ese credo, los planetas estaban a punto de llorar por la transparencia de sensaciones que las mujeres vivían, la luna vació sobre ellas sus hilos plateados, las estrellas titilaron con fuerza y el amor se instalaba de todas formas posibles sobre las vasijas llamadas "cuerpo de carne". Aria estaba completamente segura de que sentía lo mismo, sabía que tenía un enlace indescriptible con la persona que tenía a su lado, con nadie pero con NADIE había sentido algo tan siquiera mínimamente similar ¿estaba segura que estaba haciendo lo correcto? si, hablo con su persona, su ser, su alma, su corazón, con su sensatez y todos le decían que si, estaba completamente segura y sin ninguna pisca de duda que si

Aria: El haberte conocido marco una pagina importante en mi vida que me gusta leer y siempre la releeré, pensé que estaba destinada a estar sola pero desde que llegaste ese pensamiento desapareció y fuera del destino, te digo que si, si quiero ser tu pareja 

Afirmo y los fuegos artificiales seguían volando alumbrando escasamente la figura de ambas y fue cuando la omega se acerco y con mucha suavidad dejo un dulce beso en los acaramelados labios de la pelinegra, un gesto que dejo sembrado el cariño y una promesa que inconscientemente sellaron, el beso se hizo duradero, fue tan divino, la gravedad salió de su eje, sus mundos colisionaron y derrumbaron, los olores las dopaban y calaban en los rincones más profundos, la piel dejo de sentir frio y fue remplazado por un abrazante calor,  y solo se separaron cuando sus pulmones les reclamaron por oxigeno pero eso no las alejo, juntaron sus frentes tomándose de la mano con genuinas sonrisas 

Si no me hubieran obligado a volverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora