Muy bien, de acuerdo, prometo que definitivamente no volveré a beber así, -pensé, la cabeza me daba vueltas y no me sentía muy bien que digamos. Al paso de unos minutos, mi mente comenzó a recordar todo lo sucedido y cuando sentí una mano cálida tocando mi mejilla, me espabilé por completo.
Cuando abrí los ojos, me tope con su mirada preocupada y tal vez con una pisca de deseo, dios ¿por qué tiene que mirarme así?, cuando lo hace siento que voy a arder de forma espontánea, además de que las piernas se me aflojan como a bambi recién nacido.
- ¿Como te encuentras? -preguntó.
-Estoy bien, -dije con voz ronca, - ¿qué paso?
Yo sabía lo que había pasado, como toda una damisela en aprietos el me ayudó y para rematar, me desmayé en sus brazos como si no pesara una tonelada. Pobre hombre las que tuvo que haber pasado para cargarme el solo, dios mío que vergüenza, tierra trágame en este momento y escúpeme en mi casa por favor.
- Perdiste el conocimiento y como no reaccionabas, he mandado llamar a un doctor para que te revise, -dice.
¿Que? ¿Un doctor?, no por favor no, -pensé, debido a el pánico que siento, trato de levantarme, pero el me lo impide.
-Quieres quedarte quieta un momento, solo te va a revisar mujer, -comenta.
-Estoy bien, solo un poco mareada, eso es todo, pero no hay necesidad de un doctor.
-Señorita, déjeme revisarla por favor, si de verdad está bien, todo terminara en un momento, -dice el doctor, que hasta ese momento no me había percatado que se encontraba ahí.
Joder me invadió el pánico, la revisión implicaba preguntas de rutina que ya tenía memorizadas, tipo de sangre, antecedentes médicos, ¿sufre de alguna enfermedad?, demonios no quería tener que dar explicaciones y menos que Él se enterara. El doctor al ver mi pánico supuso que algo estaba mal y con todo el profesionalismo que pudo, le dijo a Ian que lo dejara a solas conmigo para poder examinarme.
- Debe estar bromando ¿verdad?, no pienso dejarla sola, -dijo Ian con tono de incredulidad.
-Señor Makena, la señorita tiene derecho a su privacidad y las revisiones médicas son privadas, a menos claro, que sea usted familiar suyo, -argumentó el doctor.
Ian no podía creer lo que el doctor estaba diciendo, y su mirada brincaba de mi a el doctor y de nuevo a mí, pero al final a regañadientes, le dijo al doctor que disponía de 10 minutos y salió de la habitación.
-Ahora si señorita, dígame que le preocupa, -dice el doctor.
Cuando le comenté que tenía diabetes y que no quería que Él lo supiera, no comento nada, pero comenzó a tomarme la presión arterial, saco de su maletín un glucómetro y me tomo los niveles de azúcar, comenzó a anotar todos los datos en su Tablet y finalmente me permitió incorporarme.
-Su Presión esta algo alta, pero dada las circunstancias que acaba de vivir es normal, su glucosa es la que me preocupa la trae bastante alta 280, necesitamos que baje mínimo a 140, por lo que le voy a administrar un poco de insulina rápida para normalizarla, ¿se midió sus niveles esta mañana? – pregunta.
-Si doctor, traía 95 y mi presión estaba normal, también me tome mi medicamento.
-Muy bien, entonces debo suponer que el aumento ha sido debido al susto que ha pasado, le recomiendo que descanse el resto del día y le dé tiempo a su cuerpo para que se relaje. Por otro lado, no se preocupe no voy a decir nada de su enfermedad si así lo quiere, es mi obligación moral y profesional respetar la confidencialidad paciente-medico.
Le di las gracias y me levanté del sillón. El doctor estaba guardando sus cosas cuando Ian volvió a entrar, el doctor se levantó y le comento que estaba bien y que podía irme a casa, pero que tenía que descansar el resto del día, Ian lo acompaño a la puerta y lo despidió.
Se volvió para mirarme y le dije:
-Ves, estoy bien ya puedo seguir con mis compromisos.
-De eso nada, te vas a ir derechito a tu casa a descansar, - comento de manera obstinada.
- ¿Que? ¿Y desde cuando decides tú lo que tengo que hacer?, -dije enojada.
No me gustaba que nadie decidiera lo que podía o no podía hacer, eso no se lo permitía a nadie, vaya ni siquiera a mis padres que los adoraba, los dejaba decidir por mí; esa fue una de las muchas razones por las que no me gustaba que nadie supiera de mi enfermedad, así me evitaba tener que dar explicaciones y nadie me miraba como si fuera mercancía dañada.
-Por favor Mariane, -suplicó.
Oh dios, cuando lo pidió en ese tono, no tuve las fuerzas para decir que no; era la primeva vez que decía mi nombre y sinceramente se escuchaba tan bien en sus labios, derritió todos mis sentidos y terminé aceptando que me llevara a casa.
Cuando llegamos a la puerta de mi casa, se las arregló para sonsacarme mi número de teléfono, vi en su mirada que quería pasar y quedarse conmigo, pero sabía que, si lo dejaba entrar, me lanzaría como una loca desquiciada sobre él, ya habían sido muchas vergüenzas por un solo día; así que haciendo acopio de toda la fuerza que poseía, me despedí de él.
Una vez en mi casa, recordé que hoy era mi primer día de trabajo y que nunca llegué a la oficina, demonios me van a despedir antes de siquiera haber comenzado, tenía que hablar para explicarles lo sucedido con el elevador, cuando pensé la palabra elevador no puede evitar recordar lo que había sucedido con Ian, ¡¡¡lo había besado!!! bueno los dos nos habíamos besado, pero joder solo de recordar sus manos en mi cuerpo y sus labios invadiendo mi boca, se despertaba mi libido.
Dejando de lado mi mente calenturienta, tome el teléfono y marque el número de RH en la empresa, le comenté todo lo sucedido al encargado y me dijo que no había problema que podía preséntame mañana, eso sí, a primera hora, le di las gracias y corte la comunicación. Era hora de irme a dormir que mañana tenía que trabajar con todo para compensar el día de hoy.
****
Era hora de dormir y aquí estaba yo, pensando en ella, al pensar en su nombre, me invadió nuevamente la sensación de que lo había escuchado en algún lado, me estaba quedando dormido cuando de repente recordé, esta mañana me habían pasado un extracto del currículo de la nueva empleada, la que se encargaría de todo lo referente a las importaciones de mi empresa y la que quizá me acompañaría hasta escocia para revisar los planes de importación, dios ¿no podía ser ella o sí?
Me levante de la cama y fui directo hasta mi maletín, saque los papeles que buscaba y ahí estaba su nombre Mariane Fuentes, bueno aun no sabía con certeza que fuera ella, ya que no había foto en el documento, pero definitivamente no podía quedarme con la duda hasta mañana, así que prendí mi laptop y después de que se tardara una eternidad, o eso me pareció a mí, entre en los documentos del departamento de RH, encontré la carpeta que decía nuevas contrataciones y abrí el currículo original de Mariane Fuentes.
Oh Dhia, exclame en gaélico, ahí estaba, mirándome directamente desde la foto de su currículo, era ella, aunque la foto no le hacia la menor justicia, en persona era mil veces más hermosa. Pase sobre la información personal que había puesto, su estado civil era soltera, tenia 38 años, pero acorde a la fecha de nacimiento que había puesto, faltaban un par de meses para su cumpleaños, había más información como su domicilio, número de teléfono y demás, pero yo ya me había encargado de saber dónde vivía y de que me diera su número de teléfono.
¿Como se supone que voy a trabajar a su lado de manera objetiva? Me voy a volver loco teniéndola tan cerca todos los días y todavía ni comenzamos a trabajar juntos.
Instintivamente tomé el teléfono y comencé a escribir un mensaje.
-Espero que hayas seguidos las instrucciones del doctor y hayas descansado como es debido, -le di enviar.
No recibí respuesta, por lo que supuse que efectivamente estaba durmiendo, antes de acostarme redacte un correo al encargado de RH para decirle que no pusiera problemas por el hecho de que ayer no haya llegado a su primer día de trabajo, ya que había visto que había puesto unas anotaciones en su expediente.
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ESTA SOY YO
RomanceHoy en un día como como cualquier otro, Mariane se dio cuenta que este mundo no estaba hecho para mujeres con sobrepeso, estas mujeres son rechazadas por la sociedad por el simple hecho de que no se acoplan a los estándares que dicha sociedad impone...