EPÍLOGO.

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Tengo la mirada fija en ella, en mi pequeña descarada. Joder a pesar de los años que llevamos juntos aun me deja sin respiración. La miro y mi cuerpo aún se estremece, mi mente comienza a nublarse por el deseo de hacerla mía en ese momento.

—Señor Makena, ¿puede dejar de mirarme como si quisiera comerme por favor?

La miro y sonrío, los años le habían sentado bien. ¡Demonio! se ve hermosa.

—No puedo cariño, cada vez que te miro de dejas sin aliento.

Ella sonríe ante mi comentario y sus ojos se oscurecen por el deseo, camino hacia ella y estoy a punto de tomarla cuando nos interrumpen uno pequeños gritos y risas. Acorto la distancia hasta situarme a su lado y la pego a mi lado. Ambos sonreímos y observamos la escena delante nuestra, nuestros niños corren y juegan con bruno, un peludo de cuatro patas que llego a nuestra pequeña familia para hacernos felices a todos.

Los miro y aun no puedo creer lo afortunado que fuimos. Cuando el doctor nos confirmó que estábamos esperando mellizos, mi felicidad se multiplico por mil, mi pequeña descarada estaba asombrada pero lo aceptamos con todo el amor del mundo. Habíamos decidido que solo tendrías un hijo, no porque no quisiéramos más, si no por la enfermedad de Mar. Fue una decisión difícil pero acordamos esto para asegurarnos de que ella estuviera bien, así que cuando nos dieron la noticia estábamos a rebosar de felicidad.

El embarazo no fue fácil, los primeros cinco meses pasaron normal, tomando todas las precauciones y recomendaciones del doctor por supuesto, pero cuando Mar entro en su sexto mes de embarazo, los niveles de glucosa en sus sistema se comenzaron a descontrolar, le cambiaron el tratamiento en más de una ocasión para que esto no afectara a nuestros bebes y que el embarazo llegara a su término. Así que los últimos cuatro meses se los tuvo que pasar en cama y sin trabajar para finalmente darle la bienvenida a nuestros pequeños.

Aileen Makena Fuentes la mayor de los dos por un par de minutos, era una copia de su madre solo que había heredado el color gris de mis ojos, mientras que el pequeño Elliot Makena Fuentes se parecía a mi pero con los hermosos ojos color miel de su madre. No cabía duda que la genética hizo unas increíbles obras maestras en nuestros hijos, o al menos eso me parece a mí, pero que puedo decir soy su padre y siempre los vere hermosos.

—Vamos que los abuelos están afuera esperando para festejar su cumpleaños. —Les digo tomando sus manitas entre las mías. Le giño un ojo mi pequeña descarada y salimos de la cabaña.

Mariane Fuentes.

Hoy era el cumpleaños número cinco de mis niños, no podía creer lo rápido que han crecido. Todos los días daba gracias a dios que me haya permitido traerlos al mundo y disfrutar de ellos, me consideraba la mujer más afortunada del mundo, primero por haber encontrado a Ian y segundo por haber conocido la dicha de ser madre. Mi vida y mi mundo giraba en torno a nuestra pequeña familia y quería que así fuera por muchos, muchos años más.

Toda nuestra familia esta reunida para celebrar sus primeros cinco añitos de vida, se han convertido en los niños mas consentidos de todo México y de todo Escocia. Ian y yo habíamos tratado de encontrar un equilibrio entre nuestros países, para poder de disfrutar de ambos. Cuando pasábamos temporadas en Escocia mi familia nos visitaba allí, mis padres y mi hermana con su familia también acudían en temporada de vacaciones, y cuando nos encontrábamos en México el papa de Ian y otros familiares los viajaban constantemente para vernos. A pesar de ir y venir, México era nuestro hogar permanente, nuestra casa en la ciudad y la cabaña eran los lugares en los que residíamos todo el tiempo, sin mencionar la casa de mis padres en el pueblo, a los niños les encantaba ir a visitar a los abuelos.

Miro a mis niños correr, reír y disfrutar de todos alrededor y mi corazón de se llena de dicha, pero siempre sin poder evitarlo pienso en la edad que tendría mi pequeño cacahuate de haber llegado a nacer.

—Se lo que estas pensando. —Dice Ian a mi lado. Suelto un suspiro y lo miro con un nudo en la garganta.

—Lo sé, pero cuando los miro, no puedo evitar pensar en él.

Una sonrisa triste se instala en sus labios y me abraza, me pego a él mientras trata de consolarme.

La fiesta transcurre y todos se marchan a descansar, mientras que Ian está acomodando los cojines a la orilla del rio y mis niños viene corriendo hasta nosotros, nos acostamos con ellos en medio de los dos y miramos al cielo. Reímos con las ocurrencias que tienen mientras Ian y yo nos tomamos de las manos disimuladamente, es una necesidad mas allá de nuestro control.

Cinco años después.

Cuando los niños tenían diez años ya, mis riñones comenzaron a fallar, hicimos de todo, pero a pesar de los muchos tratamientos, no quedo de otra que un trasplante. Tal como había prometido Ian todos esos años atrás, él fue el encargado de donarme un riñón, afortunadamente todo salió bien y nuestra vida juntos con nuestros hijos siguió su rumbo.

Cuando lo miro aun siento mariposas en el estómago, uno pensaría que con el paso de los años el deseo y la pasión disminuirían, pero en nuestro caso nunca ha sido así. La lujuria y la pasión aun siguen estando presentes en nosotros, ovio ya con hijos presentes no podemos hacerlo donde nos llegue la necesidad, pero vaya que si aprovechamos los momentos a solas que disponemos, ya sea en casa, en la oficina o en la cabaña.

Para mi Ian sigue siendo el hombre más atractivo del mundo y debo decir que ahora que han comenzado a salirle las canas, se ha vuelto un hombre increíblemente irresistible. Nadie lo puede negar, incluso las muchachitas de veinte años que lo miran se les cae la baba con él. No las culpo por supuesto pero no puedo evitar que los celos me inunden el estómago cuando cualquier mujer se lo come con los ojos.

—¿En que piensa esa cabecita tuya cariño? —Pregunta deslizando sus brazos por mi cintura.

—Hola guapo ¿cómo te fue?

—Mmm, ¿aun sigo siendo tu guapo?

—Siempre mi amor, no hay hombre mas guapo en este mundo que tú. —Digo volteándome en sus brazos y besando su labios.

—Eso es todo lo que pido, un para siempre. —Dice abrazándome.

Nos quedamos mirando a nuestros hijos a la distancia, juegan con Johan y con mi papá, mientras mi mamá ríe al verlos.

Así que tomados de la mano nos encaminamos a su encuentro para pasar el resto de nuestras vidas así, juntos y felices por siempre.




AGRADECIMIENTOS.

A todas las personas que se tomaron el tiempo de leer esta historia, quiero agradecerles enormemente todos sus comentarios y su apoyo, se que aun me falta mucho camino por recorrer, pero créanme cuando les digo que esta historia fue hecha con todo mi corazón y salió directamente desde mi alma. Rei, llore y me emocione mientras la escribía y espero que ustedes también.

La Donación de órganos, es un tema que toca mi profundamente mi corazón, si después de que partamos de este mundo, podemos dar la oportunidad a otra persona de vivir gracias a nosotros, seguimos dejando huella aunque ya no estemos aquí para verlo. Amen, lloren y rían es parte de la vida y para lo que venimos a este mundo.

Una disculpa enorme, por las faltas de ortografía espero después tener la oportunidad de corregir los errores. Muchas gracias por leer mi historia y por apoyar a esta humilde intento de escritora.

Para aquellos que se preguntaban si Duncan y Hannah tendrían su propia historia, quiero decirles que SIIIII, así que no se la pierdan PROXIMAMENTE.

ESTA SOY YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora