Capítulo 3

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-¿Qué era lo que tenías que contarnos?- Preguntó Julia una vez volvió con sus amigas, que no pudieron evitar teorizar sobre la relación que tendría con Alba. Aunque una de ellas, creo que no es necesario aclarar cuál, no estaba muy por la labor de hablar sobre aquello.

-Pues... ¿Os acordáis de Alicia?- Sacó el primer tema que se le ocurrió para evitar contar lo que realmente tenía pensado.- Nos hemos estado liando desde hace algunas semanas...

-¿Y habéis pensado en ir más en serio o...?- Preguntó esta vez Marta, que se alegraba tanto como Julia por la noticia.

-No, no, ya sabés que lo de las relaciones serias...- Negó enseguida con la cabeza, fingiendo un escalofrío, como si aquello fuera lo más horrible que le podría pasar.

-No seas así, Nat, aparecerá alguien en algún momento.- Habló Marta de nuevo, a lo que Julia asintió para después verbalizar que le daba toda la razón.

-Pero bueno, tienes dieciocho años, es normal que no nos creas aún.

-Que no, de verdad, me quiero centrar en mí misma y ya está. Si hay alguna ocasión de liarme con alguien, pues adelante, pero un rollo como el que tengo con Alicia, sin compromiso, y ya.

-Eh... Hola chicas, siento interrumpir.- Habló tras Natalia una voz que, a pesar de haberla escuchado tan solo un rato aquella mañana, le hizo temblar las piernas ligeramente. Alba, sin embargo, pensó que aquella morena tan alta y que tan tierna le había parecido con los niños, no era más que una adolescente más, pues no pudo evitar escuchar lo último que había dicho.

-¿Pero qué vas a sentir, mujer?- Aprovechó enseguida Julia.- ¿Qué necesitas?

-Pues... ¿Jugar con alguna pelota está permitido? Es que Noe hoy no está y los demás están haciendo actividades con su grupo, y no quiero interrumpirles.

-No, no se puede.- Contestó Natalia, que sintió la necesidad de interactuar con ella.

-Ah, bueno... Vale.- Frunció el ceño. Le había parecido que le respondía bastante seca, a diferencia de cómo habían estado hablando aquella mañana.- Gracias de todas formas.- Solo recibió un asentimiento por parte de la morena. Alba no supo que se debía a los nervios que Natalia no llegaba a comprender por qué sentía. Era guapa, sí, pero tampoco era como para ponerse así. Era una chica más en la que se fijaba físicamente.

La tarde transcurrió lentamente para la de Pamplona, pues necesitaba dejar de ver cómo Julia y su nueva conquista reían sin parar por cosas que, sinceramente, ni Marta ni ella le encontraban sentido. Alba había aprovechado que a los niños de los que se encargaba los habían recogido puntuales, pues de normal siempre se alargaba todo más de lo previsto. Aunque al principio le echaba para atrás la presencia de la más alta, decidió que con ignorarla sería suficiente. Pero siempre con educación, si Natalia intervenía en la conversación, ella le respondía sin ningún tipo de problema.

Una vez se marcharon todos los niños y recogieron todo lo debido, salieron de la piscina. Un bufido se le escapó a la más joven del grupo al ver cómo aquellas dos iban bien juntitas. No es que estuviera celosa ni nada de eso, casi ni había hablado con la rubia. Pero al menos ya podría haberse fijado su amiga en otra.

-Hoy no puedo, Julia, me está esperando mi hermana para hacer maratón de pelis.- Se disculpó.- Pero... Podemos quedar mañana, si quieres. Yo los sábados no trabajo y por lo que tengo entendido, tú vienes de tardes.

-¿Me estás pidiendo una cita?- Sonrió de medio lado, con algo de suficiencia.

-Tómatelo como quieras, guapa- Y un guiño de ojo. Natalia no podía más con aquello, por lo que decidió irse a la parada de autobús.

La canción del verano.//AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora