Capítulo 4

842 64 6
                                    

Paseaban sin prisas por las calles más escondidas de Valencia, evitando a la gente y regalándose mil miradas. Alba había llegado aquella tarde con la idea de dejarse llevar por fin. Besarse con ella no tenía por qué traer nada negativo. Habían estado intercambiando mensajes vía WhatsApp, likes en las historias de Instagram y de más desde el primer viernes que salieron a tomar una cerveza. Y por el momento todo iba perfecto. No parecía ser una mala chica ni ir con malas intenciones. Así que quiso relajarse un poco. Dejar de pensar tanto y darle un voto de confianza. No le parecía justo juzgarla por los errores que otros habían cometido.

-Por cierto... Necesito preguntarte una cosa.

-Dispara.

-¿Le caigo mal a Natalia?- No pudo evitarlo. Desde el día anterior le había estado dando vueltas a pesar de que su hermana intentó tranquilizarla.

-¿Qué? Claro que no. ¿A qué viene eso?

-Pues... Es que ayer la noté algo borde.- Se encogió de hombros.- Y... Es tu amiga por lo que vi... No quiero caerle mal.

-No le caes mal, Alba.- Sonrió ante la respuesta que le había dado.- Pero Natalia es muy suya, y hasta que la conoces bien parece algo fría y distante. Realmente es un amor.- La rubia tuvo que morderse la lengua para no decir que eso no lo tenía tan claro.

Aunque fuese verdad que se creyese que le costaba al principio relacionarse con alguien nuevo, no podía dejar de pensar que era una niñata más, que iba de sobrada por la vida y que no le importaba nada que no fuese ella.

Quizás se equivocaba, y estaría dispuesta a admitirlo, pero por el momento no podía no tener esa imagen de la morena. Las personas que iban de flor en flor le tiraban muy para atrás. Tenía la creencia de que eran personas que no se preocupaban por los demás, que solo pensaban en sí mismas y que todo debía girar a su alrededor. Había coincidido alguna que otra vez con ese tipo de gente y todos coincidían en aquello. No pensaba que Natalia fuera a ser distinta.

A varios kilómetros de esta pareja, se encontraba la morena con Marta. Había sido la última mencionada la que propuso quedar para tomar algo, insistiendo en que debían aprovechar aquel verano que Natalia se quedaría en la ciudad. No pudo decirle que no.

-Si te cuento una cosa, ¿me guardas el secreto?- Acabó por querer confesar lo que llevaba rondándole la cabeza desde el día anterior.

-Natalia, llevo desde hace dos horas preguntándote qué te pasa. No paras de tocarte el septum, sé que hay algo. Cuando quieras me lo cuentas.- Se desesperó.

-Cuando os conté ayer lo de Alicia... No era eso lo que quería deciros.

-¿No te liaste con ella?

-Sí, eso sí. Pero bueno, que para lo que te quiero contar, Alicia da igual.- Hizo un gesto para que se sentaran en un parque cercano a casa de Marta.- Os quería hablar de Alba.- Murmuró tan bajito que dudó por unos segundos de que su acompañante la hubiera escuchado.

-¿Alba... Alba? ¿La de la piscina?- Frunció el ceño al no entenderla.- ¿El nuevo ligue de Juls?- Natalia solo supo asentir para tomarse unos segundos antes de seguir con aquello.

-Es que... Joder Marta, ¿tú la has visto?- Se giró para quedar de frente con ella, mirándola con los ojitos desbordantes de ilusión. Era como la mirada de un niño pequeño cuando le dan una piruleta.- Es guapísima, y encima es súper amable aunque yo sea una borde de mierda. Pero es que me pone nerviosa su presencia y no me sale actuar de otra forma. Porque he hablado poquísimo con ella, y encima la conozco desde hace un día y no me la puedo quitar de la cabeza. Pero claro, Juls la está conociendo y yo ahí no me meto, pero es que... No sé, Marta, tiene algo. No sé qué es pero tiene algo.- Cogió aire al acabar. Necesitaba decirlo en voz alta. Quedárselo para ella no le iba a ir nada bien.

-Nat... Si de verdad crees que puede acabar gustándote o...

-Alto, alto, alto.- Negó con la cabeza, mirándola seria.- Sabes que yo no me pillo de nadie. Alba no va a ser la excepción.

-Bueno, si de verdad crees que puedes engancharte de Alba...- La miró para comprobar que aquel término le cuadraba más.- Lo mejor es que mantengas distancias. Ya no por Julia, que también, sino porque lo puedes pasar realmente mal. Si de verdad van en serio, Alba no se va a fijar en ti, y a ti eso solo te puede hundir en la mierda.- La aconsejó lo mejor que supo y pudo.

-No me voy a hundir en ningún lado porque como ya te he dicho, yo no me pillo de nadie. Será un capricho más de estos que me dan a mí y ya.- Apretó los labios, sopesando lo que había dicho.- Creo.- Musitó.- No sé Marta, es que siento la necesidad de saber de ella. Creo que encajaríamos súper bien como amigas... Ayer estaba en la piscina y te juro que inconscientemente la buscaba.

-Ay, Nat... Que te vas a pillar...- Suspiró.

-Y dale.- Rodó los ojos.- Que no, que te voy a hacer caso. Pero no porque me dé miedo pillarme, sino por Julia.

-Lo que tú digas, guapa.- Tuvo que darle la razón.

Aunque en el fondo, hasta Natalia admitía que aquella chica le despertaba un interés que nunca antes había experimentado con nadie.

El domingo había sido muy distinto para ambas chicas. Mientras una no era capaz de sacarse a la otra de la cabeza a pesar de hacer mil intentos por olvidarse ella, la otra hacía maratón de pelis en el sofá de una casa a la que entraba por primera vez.

-¿Vives sola?- Afirmó más que preguntó, realmente.

-¿Te interesa por algo en concreto, Albita?- Le guiñó un ojo. No perdía oportunidad. Y aunque al principio aquello no le gustaba a la rubia, se había dado cuenta de que era su forma de ser y que no lo hacía con intención de ir de sobrada.

-Curiosidad, Juls. Curiosidad.

Y aunque era verdad que lo había preguntado por curiosidad, le vino bien saberlo cuando a mitad de la película se arrimó un poco más a la castaña.

Julia se quedó mirándola algo sorprendida. Alba ya le había aclarado que la cobra que le hizo la primera tarde era porque necesitaba ir poco a poco. Desde que se lo dijo, prefirió dejar que fuera la rubia la que se acercara. Quería que, sobre todo, se sintiera cómoda con ella. Y eso Alba lo había notado.

Claramente ganó puntos.

Y además le dio la confianza que necesitaba como para dejarse llevar un poco.

Sonrió cuando vio a la socorrista algo nerviosa. Definitivamente no se lo esperaba.

-¿Todo bien, Juls?- Susurró cerca de sus labios. Como respuesta solo recibió un leve suspiro que se escapó de los recién labios entreabiertos de su casi algo.

-Podría estar mejor.- Se la devolvió cuando pudo asimilar lo que estaba a punto de pasar.

Y entonces ocurrió. No supieron muy bien quién de las dos dio el primer paso. Quién de las dos rozó primero los labios de la otra con los suyos propios. Quizás fueron ambas. Lo que sí supieron es que aquel primer roce tan solo les iba a dejar con ganas de más.

Poco tardaron en mezclar sus lenguas en un beso lento, queriendo conocerse sin prisas también en aquel ámbito tan íntimo.

Ambas se sentían bien.

Aunque por un momento, a Alba le faltó algo, aunque no supo el qué.

Quizás tan solo eran los nervios.

Quizás era la incertidumbre de no saber qué pasaría ahora que había dejado de echar el freno.

El vértigo de cuando por fin haces algo, aunque sea con el miedo trepando por tus muros.

O quizás fue, que por un momento, supo que Julia no era la adecuada para ella.

La canción del verano.//AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora