EXTRA 2

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Salieron de la universidad el lunes a las doce y media. Aprovecharon para comer juntas en el piso de Alba, pues Marina no llegaría hasta las cinco de la tarde.

-He pensado que para alargarlo un poco y que no sea todo demasiado rápido, primero saldré con Juls en el corto.- Comentó distraída mientras removía los macarrones de la olla.

-Hala, ¿ya no voy a ser la primera chica a la que besas?- Fingió decepción. Aunque no supo si realmente era fingida o no.- Me parece feísimo esta traición.- Terminó de decir cuando se sentó sobre la encimera, mirando divertida cómo Alba se peleaba con el fuego, que no se encendía.

-Ay, Nat.- Se colocó frente a ella, poniendo sus manos en las caderas de esta y poniéndose de puntilla.- No te quejes tanto, va.- Dicho eso, se acercó a los labios de la otra hasta dejar un suave beso sobre estos.

-¿Alba?- Paniqueó, tragando saliva y notando cómo se sonrojaba.

-Te has puesto rojísima.- Soltó una carcajada.- Ay, buenísimo.

-¿Pero qué haces?- Musitó, aún con los ojos muy abiertos.

-Querías ser la primera, ¿no?- Le quitó importancia. Porque para ella realmente no la tuvo.

-Pe-pero tampoco hacía falta.- Se puso incluso más roja.

-¿Con Alicia eras igual al principio?- La picó.

-Es que tú sí que me gustas.- La miró a los ojos, viendo con claridad la cara de sorpresa que puso Alba ante sus palabras.- Ya estamos empate, rubia.- Le guiñó un ojo, levantándose de la encimera y encendiendo el fuego.

-¡Eres imbécil!- Le pegó en el brazo, frunciendo el ceño.- ¿Tú sabes el susto que me has dado?

-¿Tan malo sería?- Alzó una ceja, sentándose una vez dejó los platos en la mesa.

-No, pero te quiero mucho y lo pasarías fatal. A mí me daría igual. O sea, no me daría igual pero porque sé que tú estarías mal, ¿sabes?

-Te he entendido, Alba.- Se rió.

Dejaron el tema a un lado, ambas con sentimientos encontrados. Natalia había tenido la oportunidad perfecta para confesarle de una vez lo que nunca se atrevía, pero en el último momento se arrepintió. Alba, por su parte, se sintió extraña al haber besado a su mejor amiga. Le dolía el estómago solo de recordarlo. Apenas había sido un pequeño roce, pero notaba su piel erizarse cada vez que se repetía aquello en su cabeza.

Y eso no le había pasado nunca.

Cuando llegó Marina, las tres se fueron a comprar varias cosas que le harían falta a Alba para poder grabarlo todo con calidad.

El sábado de esa semana quedaron todos en la piscina, pues les habían cedido aquel espacio aprovechando que solo abrían en la época de verano.

Consiguieron grabar todas las escenas que serían en la piscina para no tener que volver a molestar al encargado de esta. Tuvo que ser un sábado por la mañana para poder pedirle a los niños a los que cuidaba en verano que acudiesen allí.

-Me dejas fatal en las primeras escenas, no merezco.- Hizo un puchero la morena cuando salían de la piscina. Se habían quedado ordenando todo aquello un poco. Los demás prefirieron hacer bomba de humo poniendo cualquier excusa para no tener que quedarse allí más rato. Y menos para recoger.

-Bueno, pero luego la gente se irá dando cuenta de que eres un amor.- Sonrió inocente, apoyándose en la pared una vez salieron. Se iban en direcciones opuestas pero ninguna quería despedirse.

-¿Lo de liarme con tu hermana es necesario?- Hizo una mueca.

-No va a salir en el corto, así que tranquila que no tienes que liarte con ella.- Se rió sin poder evitarlo.- Con que me beses a mí, es suficiente.- Le guiñó el ojo.

-Alba...- Rodó los ojos.- ¿Dejarás de vacilar algún día?- Le golpeó ligeramente con el hombro antes de apoyarse ella también en la pared.

-¿Con lo divertido que es? No, gracias.

Se quedaron en silencio varios minutos, hasta que escucharon unos pasos a su derecha y vieron a Alicia caminar hacia ellas.

-¿Ali?- Se separó Natalia de su amiga, como si estuviera haciendo algo malo. Se había acostumbrado a ni siquiera rozarla cuando su novia estaba delante. Sabía que no hacía nada malo, pero le daba miedo que la pelirroja se diera cuenta de que, realmente, estaba enamorada de otra, aunque se empeñase en hacerse creer a sí misma que ya la tenía olvidada.

-Habíamos quedado para ir a comer.- Soltó una risilla, acercándose a ella y dejando un pequeño beso sobre sus labios.

-Bueno.- Carraspeó Alba.- Yo me voy a ir yendo ya.- Se despidió.

-¿Nos vemos mañana y te ayudo con las cámaras?- Se acercó Natalia para darle dos besos.

-Claro, sí.- Alba, acostumbrada a despedirse con un abrazo, fue directa a ello, creando una situación un tanto incómoda en la que se quedaron a pocos centímetros. Ambas se miraron, algo asustadas por la cercanía, y se separaron al segundo.

-Bueno nos vamos, adiós.- Se giró Natalia sin atreverse a mirarla otra vez, cogiendo a Alicia del brazo y yendo hacia su casa.

-¿Todo bien?- Frunció el ceño Alicia, mirando hacia atrás por unos segundos y viendo que la rubia seguía exactamente en la misma posición.

-Sí, todo genial, ¿por?

-No sé, ¿estáis bien?- La miró por unos segundos.

-Sí, ¿por qué no iba estarlo? Estamos como siempre.- Se encogió de hombros.- ¿Qué quieres comer?- Intentó cambiar el tema.

-Nat, ¿te puedo preguntar algo?- Viendo que la otra solo asentía con la cabeza, siguió hablando.- ¿Os habéis besado?

-¿Qué? ¡No!- Frunció el ceño.- Claro que no, ¿por qué íbamos a besarnos?

-Estáis grabando un corto en el que se supone que sois novias.- Respondió con obviedad.

-Ah, claro, sí.- Carraspeó.- Aún no.

El día pasó algo lento para la morena, que no conseguía sacarse a su mejor amiga de la cabeza. Alicia intentaba hacer como si nada, pero la notaba rara y le preocupaba que aquello pudiese alargarse en el tiempo, pues tampoco entendía muy bien lo que estaba pasando.

Alba, por otra parte, no le había dado ninguna importancia a aquel malentendido. Se había puesto nerviosa, sí, pero solo porque Alicia había estado delante. Suficiente que ya se pensara cosas sin tener motivos, como para encima haberse casi besado (sin querer) delante de ella.

La canción del verano.//AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora