Capítulo 2

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-Dos tercios, por favor.- Pidió cuando el camarero se acercó a su mesa.

-Buena educación con los camareros.- La miró.- Así igual sumas los puntos que te he restado por no decirme tu nombre antes.- Quiso picarla.

-Julia. Mi nombre es Julia. ¿Me devuelves mis puntos, por fa?- Le puso un puchero.

-Cuando acabemos la cerveza me lo vuelves a preguntar.

-Tendré que conformarme con eso, de momento.- Suspiró fingiendo que aquellas palabras le habían descontentado.

Una hora y media después, ambas chicas seguían en aquel bar, el cual se había ido llenando poco a poco debido a que se empezaba a hacer la hora de cenar. Julia no quiso desaprovechar aquella oportunidad para alargar aquel encuentro un poco más, convenciendo a la rubia para que cenasen juntas. Aunque tampoco tuvo que insistir demasiado, pues Alba se lo estaba pasando realmente bien.

Hablaron de todo un poco. Gustos, aficiones, estudios... Aquella chica tan directa realmente le había sorprendido. Se la esperaba un poco más creída debido a esa seguridad con la que le tiraba fichas.

-Me lo he pasado muy bien. Muchas gracias por esta tarde.

-¿Quiere decir eso que me devuelves los puntos que me habías quitado injustamente?

-De injustamente nada. Te me plantas sin conocerme de nada para pedirme una cerveza al salir, y no me dices ni tu nombre.- Contestó falsamente indignada, mirando en su móvil cuánto le faltaba al autobús.

-Pero porque así venías sí o sí.- Se acercó a ella.

-Mh... O sea que... No me querías dar ni opción, ¿no?- Colocó sus manos en los hombros de Julia cuando se acercó un poco más.- Eso es casi casi, obligarme.

-Te morías por venir y lo sabes, rubia.- Susurró, acercándose un poco más.

-No te lo creas tanto, anda. Me dabas curiosidad, pero ya está.- Decidió apartarla ligeramente al ver sus intenciones.- Ya llega el bus.- Informó al verlo aparecer al final de la calle.- Nos vemos el viernes.- Se despidió con un beso en la mejilla.

El trayecto hacia su casa lo hizo repasando la quedada con Julia. Se lo había pasado bien, la chica le parecía guapa, y además compartían bastantes cosas. No le importaría para nada seguir conociéndola, a pesar de que la otra pudiese pensar que la había rechazado cuando, claramente, iba a besarla. Pero simplemente, Alba Reche no se dejaba llevar con facilidad. Le costaba empezar algo con alguien desde que su última relación no había acabado precisamente bien.

Era cierto que los casi tres años que estuvo con Isaac, su ex novio, había sido muy feliz. Pero el tiempo a veces desgasta las relaciones y el chico no supo cómo gestionarlo, pues en vez de poner las cosas fáciles cuando la rubia decidió dejarlo, fue a hacer daño, dejando así a una Alba bastante insegura.

Desde entonces, no se había permitido conocer a nadie. Le daba miedo abrirse de nuevo a alguien y que utilizara sus debilidades para hacerle daño, exactamente como había hecho Isaac. Quería ir con pies de plomo, ir paso a paso, sin saltarse ninguno y repitiendo escalones si hiciera falta.

O quizás simplemente necesitaba conocer a alguien que le quitara todos aquellos miedos de los que tanto quería desprenderse.

Quizás Julia pudiera ayudarla en eso.

Solo necesitaba, por una vez, intentar dejarse llevar un poco más de la cuenta.

No pensar tanto las cosas y hacer lo que le apeteciese.

-Ya estoy en casa.- Avisó mientras dejaba sus llaves en el cuenco que había en el pequeño mueble de la entrada.

-¿Cómo es que llegas tan tarde?

La canción del verano.//AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora