Luca One-Shots🐟🛵

8- Algunas personas jamás lo aceptarán (Parte 1)

"Pero no podemos dejar que se quede en este mundo. ¿Cierto?" -Daniela

"Algunas personas jamás lo aceptarán. Pero otras sí. Y parece que ya sabe como encontrar a las buenas" -Abuela

(la amamos)

El primer día de regreso en Portorosso había estado lleno de alegría y diversión para el trío de amigos. Realmente extrañaban estar juntos de nuevo y no perdieron el tiempo poniéndose al día y pasando el rato juntos.

Si bien planearon mil cosas para hacer los tres juntos, se sorprendieron cuando una niña del pueblo les hizo una invitación repentina que no estaba incluida dentro de sus planes de tener el verano perfecto.

Esa noche Isabella, una de las pueblerinas de Portorosso que siempre jugaba a la pelota en la plaza, cumplía trece años y había decidido festejarlo en la playa. Por supuesto que Luca, Alberto y Giulia habían sido invitados personalmente por ella. Aceptaron, pero no estaban del todo convencidos. Jamás habían ido a una fiesta de ese estilo.

El primer paso era preguntarles a sus padres quienes obviamente dudaron, Daniela en especial para sorpresa de nadie. Pero acabaron por aceptar, después de todo, era una fiesta del pueblo y prácticamente conocían a todo el mundo allí.

Sin embargo, Daniela insistió en que los tres adultos debían acompañarlos hasta la fiesta para "echar un ojo y asegurarse de que sea seguro el ambiente".

—Entonces —repitió la mujer mientras los seis salían de la pescheria y se dirigían a la plaza principal— Si se sienten incómodos o inseguros no duden en regresar a la casa. ¿De acuerdo?

—Sí —respondieron los tres a la vez. Realmente no estaban prestando mucha atención, los tres pares de ojos estaban fijos en la playa, intentando captar algún vistazo de la fiesta. Pero la fuente de Smuca les dificultaba la tarea.

—Massimo dijo que los va a esperar despiertos.

—Ay papá —se quejó Giulia cruzándose de brazos— Estamos aquí afuera, no tienes que hacerlo.

—Si tiene que hacerlo —Daniela volvió a la carga alzando un dedo— En especial para tranquilidad mía, yo también me voy a quedar —declaró.

—Ugh... —Luca llevó su mano a su frente con incomodidad cosa que hizo reír a Alberto. Él era el más relajado de los tres, le entusiasmaba en el fondo esta nueva experiencia.

—¡Diviértanse niños! —Lorenzo saludó.

—No demasiado —aclaró Daniela rápidamente mientras juntaba ambas manos y sonreía a medias.

Massimo simplemente asintió, pero todos podían ver su sonrisa.

En ese momento, una mujer que subía los escalones de la playa se acercó a saludarlos.

—Familia Paguro, ¿giusto? —saludó con su mano y una sonrisa agradable— Tranquilos, a nadie le gusta dejar a sus hijos solos en una fiesta —alzó una de sus manos para apantallarse a sí misma mientras reía— Si quieren acompañarnos, los padres estaremos por ahí. Anche tú, Massimo —agregó mirando al pescador.

Daniela y Lorenzo se inclinaron hacia donde ella señalaba el bar que estaba en la plaza. Ahí notaron que varios adultos estaban reunidos allí mientras charlaban, algunos incluso los saludaron desde lejos. Ya los conocían. Y, definitivamente tenían una vista perfecta de la playa en donde la fiesta se alzaba. Daniela sonrió aliviada y agradecida antes de girarse hacia su hijo.

—Bueno, diviértanse —les dijo a los tres a lo que Lorenzo asintió y ambos comenzaron a caminar hacia el resto, seguidos por Massimo.

Los tres adolescentes vieron a sus padres alejarse y, con miedo, se giraron para enfrentar a la playa. Los padres de Isabella realmente se habían esmerado en su cumpleaños. La decoración era simple pero cálida y le brindaba a la playa la luz suficiente además de las mesas con la comida o bebida. También se oía una suave melodía, nada escandalosa. Todos sabían lo mucho que la gente de Portorosso apreciaba la tranquilidad y cuanto aborrecían la música fuerte, en especial gracias a Ercole.