3- ¿Cómo voy a saber que estás bien?

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"Pero... ¿Cómo voy a saber que estás bien?" -Luca

"Me sacaste de la isla, Luca. Estoy bien" -Alberto

⚠️IMPORTANTE⚠️ este one-shot contiene temas sensibles sobre depresión, aut0l3sionamiento y otros problemas emocionales. No hay nada gráfico, pero se trata el tema.

El pavimento brillaba con charcos de agua de lluvia ya finalizada. El sol amenazaba con asomar entre las nubes mientras se reflejaba en ellos. Un par de botas chapoteó con emoción sobre estos mientras avanzaban por las calles de Génova. La risa jovial del dueño de esas botas llamaba la atención de quienes iban apurados, sumidos en sus preocupaciones. A veces hasta les robaba sonrisas involuntarias. Él no iba solo, sino acompañado de su amiga inseparable, casi hermana, quien imitaba sus movimientos y lo perseguía en una carrera para llegar a su casa luego de la jornada escolar.

Luca. Luca Paguro. ¿Quién diría que un monstruo marino podría estar bajo esa situación? Tan sólo un año atrás vivía en las profundidades del océano, soñando con conocer más allá.

Jamás se hubiera imaginado acabar así. Y todo gracias a él... ¿Qué estaría haciendo Alberto en ese momento? Probablemente volviendo de una mañana de pesca junto a Massimo, esperando comer con ansia. Su mejor amigo era amante de la pasta del padre de Giulia. Seguramente, si tuviera la tarde libre, iría a la isla donde él y Luca se habían conocido hacía casi un año. Había mucho que reparar aún.

Tenía muchas ganas de hablar con él. ¿Cuándo había sido la última vez que habían hablado? No lo recordaba, pero estimaba unas dos semanas. Nunca habían pasado tanto tiempo sin hablar. Increíblemente, Alberto se había ocupado mucho en los últimos días y, cada vez que marcaban en la casa de Massimo, este les decía que el adolescente estaba cansado y no podía hablar.

Luca estaba seguro de que ese día sería diferente. Lo llamaría antes de cenar y todo estaría bien. Le contaría lo que había aprendido esa semana y la película que él y Giulia habían visto en el cine el día anterior. Apuró el paso mientras animaba a su amiga para que lo siguiera. Ya casi llegaban a su casa, podían oír los ladridos del perro.

—¡Mamá! Ya llegamos —gritó Giulia a todo pulmón mientras cerraba la puerta detrás de ella.

Luca se quitó la mochila y se dirigió a su cuarto para quitarse el uniforme escolar. Ambos se chocaron en el pasillo y se miraron extrañados al no escuchar respuesta de la mujer como solía hacer. Enseguida trotaron a la cocina y se detuvieron en la entrada.

—¿Mamá? ¿Estás bien? —la chica preguntó.

Giulia había heredado la frondosa cabellera pelirroja de su madre además de la seguridad en la mirada. Era una mujer hermosa para los ojos de Luca, al igual que lo era Giulia. El joven no tenía vergüenza en recordárselo cada vez que ella dudaba de su aspecto frente al espejo.

La adulta se veía seria y preocupada mientras miraba fijamente el teléfono sobre la mesada. Giró la vista hacia los niños y sonrió a medias.

—¿Qué tal la escuela, pequeños? —preguntó mientras se ponía de pie para saludarlos.

En ese momento entró el perro corriendo, saltando encima de Luca quien lo acarició un momento antes de apartarlo. El aspecto neutro de la mujer lo tenía preocupado.

—Bien... aburrido —Giulia puso los ojos en blanco.

—A mí me gustó —señaló Luca con timidez mientras llevaba ambas manos a su espalda— Las matemáticas son interesantes.

—¡No lo son! Deja de inventar cosas. Son aburridas y se acabó.

—¡Giulia! —su madre la regañó, llevando sus manos a la cintura. Negó con la cabeza antes de sonreír de nuevo.

Luca One-Shots🐟🛵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora