9- Pero otras sí (Parte 2)

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Quería aclarar por si acaso, las edades de los personajes menores aquí. Ya sabemos que canónicamente Luca tiene 12/13 al igual que Giulia y Alberto tiene 14. Esto transcurre un año después, de modo que quedaría así:

Luca: 14
Giulia: 14
Alberto: 15
Isabella: 13
Matteo: 14
Iván: 12

El resto de los pequeños que adoran a Luca y Alberto tienen entre 5 y 12 años, edades variadas xd Obviamente Isabella, Iván y Matteo son personajes inventados por mí. Sus diseños son algunos randoms que saqué de los personajes de fondo de Luca. Por ej, Isabella es la niña rubia que juega con Daniela, más bien, una de las que Daniela arroja a la fuente xD

La escena se repetía en su cabeza como esa película de terror que había visto en la casa de uno de sus amigos de Génova.

Cuando sus padres junto a Massimo y la mamá de Matteo habían logrado detener la pelea y pudo ver con claridad no olvidaría jamás la mirada que caía sobre él. Todos le tenían miedo. Incluso Alberto y Giulia parecían temerle, lo miraban como si se tratase de un desconocido. El dulce Luca que ellos conocían jamás hubiera hecho algo así.

Al bajar la mirada y ver a su rival en el suelo, lloriqueando y mirándolo como si fuera su peor pesadilla... ¿Era eso lo que quería lograr en él? No tenía heridas tan fuertes a la vista ya que el chico tuvo la fuerza suficiente para bloquear la mayoría de sus ataques. Aún así se lo veía perturbado. Jadeaba con dificultad y su madre corrió hacia él, lloraba también.

¿Qué clase de pesadilla había sido esa? Sin duda una que lo iba a atormentar de por vida. Cada vez que cerraba los ojos, imágenes de la noche anterior venían a él, arrebatándole un quejido en voz alta.

La mañana siguiente fue bastante silenciosa. Su madre sorpresivamente le permitió ir a ver a sus amigos. Él asumía que estaba castigado de por vida, pero debía reconocer que sus padres habían cambiado también.

—Puedes ir a la superficie, burbuja —su abuela le dijo en voz baja. Sus padres no parecían querer dirigirle la palabra aún. Seguían visiblemente molestos y decepcionados— Te hará bien despejarte, pero aléjate de los problemas. Y quédate cerca.

Él tampoco había pronunciado palabra alguna. Ni siquiera una vez que llegó junto a sus amigos. Nuevamente su apoyo no le estaba sirviendo. Usualmente se alegraba con solo verlos, pero tenía un bloqueo en su mente difícil de romper.

Ninguno de los tres tenía ánimos de hacer algo divertido, por lo que se sentaron en la orilla del pasillo detrás de patio de la pescheria. Precisamente aquel por el cual Luca y Alberto habían entrado a Portorosso por primera vez un año atrás. Allí la gente solía sentarse, en especial los niños, para disfrutar de un helado. Ni siquiera tenían ganas de tomar helado. Permanecieron en silencio, introduciendo sus pies en el agua.

En la plaza no había nadie y era algo extraño de ver. No ver el constante movimiento de los pueblerinos trabajando, cargando materiales, charlando, o ver a los niños jugando. El silencio era realmente abrumador.

Las pocas personas que pasaban cerca, parecían andar con cautela. Y, en cuanto notaban la presencia de los monstruos marinos, se alejaban disimuladamente no sin antes mirarlos con desconfianza. Algunos padres no dudaban en tomar del brazo a sus hijos y llevárselos de inmediato a pesar de las quejas de los pequeños.

Luca se había sentado unos centímetros más lejos y miraba fijamente sus pies, ahora convertidos con escamas, chapotear sobre el agua. Gruñó molesto y pateó el agua bajo sus pies, distorsionando su imagen.

Sus dos amigos se miraron entre sí, preocupados.

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Luca One-Shots🐟🛵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora