4- Nunca estarás sin mi

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"Es que sin ti no puedo hacerlo..." —Luca

"Pero nunca estarás sin mi" —Alberto

(Mi línea favorita entre estos dos, o sea, completa claro jasj)

El bendito timbre de receso.

Claro que las clases le encantaban y, por más dificultades que le presentaran cada tema nuevo que debía aprender cada día, le encontraba el lado positivo a todo. Se diferenciaba enormemente de su amiga, quien soltaba silenciosos suspiros y quejidos, cosa que lo divertía. Sin embargo, apreciaba y aprovechaba al máximo esos minutos de descanso entre clase y clase.

Esperó pacientemente a que la mayoría de sus compañeros abandonaran el salón de clases. Ella lo acompañó como hacía cada día desde el primero. Apreciaba enormemente aquello, pero le daba pena a la vez. Sabía que Giulia no podía ser su sombra, tenía una vida propia.

—Por tercera vez Luca, no. No me interesa ir con los chicos al patio. Te espero —repitió ella mientras acomodaba sus cosas sobre su pequeño escritorio.

El chico largó una risita.

—Descuida, ve. Yo me quedaré por aquí, debo ir al baño y bueno... quizá lea —puso los ojos en blanco, divertido. Se había ganado su fama por ser el que siempre que tenía oportunidad, ojeaba un libro. Daba igual si era un cuento o una enciclopedia. Tenía tanto que aprender.

Giulia gruñó y apuntó a su amigo con el dedo índice.

—¡Bien! Iré, pero volveré rápido. Ten cuidado —advirtió mientras salía a paso rápido. Luca negó con la cabeza sin dejar de sonreír y, tomando algunos de sus libros, salió por fin de salón.

Volvió a reír para sí mismo al pensar en lo sobreprotectora que era su amiga con él. Desde que había puesto un pie en el tren rumbo a Génova, Giulia se había encargado de demostrarle que no dejaría que nada le pase. Después de todo, era un mundo nuevo para él y Luca tenía fama de asustarse con facilidad. No había día que él no se sintiera algo mal por lo que le hacía pasar a la pelirroja. Pero ella no demostraba ningún signo de molestia. Estaba tan feliz como él. Además, ella le había presentado a sus amigos, por lo que Luca no se sentía para nada solo.

Los alumnos pasaban a su lado como relámpagos mientras caminaba. Algunos iban solos, otros en grupo. Totalmente sumidos en alguna conversación. Algunas miradas de reojo sobre él, podía distinguir, más no le daba importancia. Caminaba a paso rápido, con la mirada fija en los manuales que apretaba entre sus brazos. Pero no eran aquellos libros lo que tenían captivados sus ojos marrones.

Protegida entre la firmeza y seguridad de ellos, una hoja de papel se escondía ahí. No era un papel cualquiera, sino un dibujo. Sin duda un dibujo con la mayor historia detrás. Parecía tan simple a los ojos de cualquiera. Una motocicleta, dos chicos sobre ella y la palabra "vespa" en la parte inferior de la hoja. Una brillante cinta adhesiva adornaba el centro de este, reparando así lo que antes había sido un dibujo roto a la mitad.

Luca suspiró y detuvo el paso mientras reposaba su espalda en la pared de los pasillos escolares.

Silenzio Bruno —murmuró mientras cerraba los ojos y algunas imágenes venían a su mente.

No era tan difícil dejar flotar su imaginación a ese punto.

Portorosso, la playa, el océano, los peces, la isla, el gelato, su familia, Alberto...

Con eso le bastaba. ¿Qué pensaría el resto si supiera que, cada día, debía realizar esa pequeña escena para poder continuar la jornada? Sin duda lo tacharían de raro. Se sintió mejor rápidamente y sonrió a medias. Abrió los ojos y notó que cada vez menos chicos había en los pasillos. Probablemente estarían todos en el patio, así como Giulia. La alcanzaría luego, en ese momento tenía ánimos suficientes para unirse al resto. Los amigos de la pelirroja eran agradables y Luca no tenía problema en pasar tiempo con ellos. Pero no siempre le era fácil. A veces necesitaba ese pequeño momento a solas para seguir. Así como su mejor amigo le había dicho, él siempre estaría ahí...

Luca One-Shots🐟🛵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora