20- Tienes miedo

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"¡Tienes miedo de hacerlo!" —Luca

"¡No me da miedo! ¡Tú eres el que tiene miedo!" —Alberto


Los tres amigos, humana y monstruos marinos, se detuvieron junto a la entrada. Giulia llevó su mano a la puerta que cedió enseguida y se abrió, provocando que la chica perdiera el equilibrio.

—Okay, no está cerrada —confirmó ella, sacudiéndose el polvo de su abrigo una vez que se enderezó.

—Mhm... —Alberto dio un paso adelante y los tres vieron el interior de la habitación.

Por supuesto que luz no había y si esperaban encontrar un sitio ordenado y limpio, era todo lo contrario. No podían distinguir qué tipo de materiales y objetos habían desparramados, nada nuevo que no habían visto antes. Cosas de construcción y plantación entre otras cosas. También alguna red de pesca, típico de Portorosso para ser exactos.

Esa pequeña casa tenía un entrepiso sin paredes al cual se llegaba trepando una especie de escalera que no tenía precisamente forma de escalera, sino que eran un montón de maderas. Arriba había una ventana enorme y abajo una más pequeña. Eso era todo.

Sus padres estaban ya al tanto de que se estaban volviendo bastante difíciles de controlar. Y no era precisamente porque se tratase de carácter rebelde o fuera de control. Sino que simplemente eran tres niños con una mente muy aventurera y curiosa, especialmente los dos chicos que estaban apenas comenzando a conocer un mundo nuevo siendo ellos de otro totalmente diferente.

Su creatividad los llevaba a entretenerse de mil maneras en el pequeño pueblo en donde veraneaban. Pero llegaba un punto en el que no era suficiente cosa que los llevaba a alejarse cada vez más. Y ahí habían terminado esa tarde en cuanto la única chica del grupo propuso ir hacia las colinas que se veían desde la playa.

El problema fue que, al ver que el camino era bastante empinado, no pudieron ir con sus bicicletas por lo que optaron continuar a pie. Y no perderse en ese campo verde era imposible. Fue por eso que los sorprendió la oscuridad de la noche.

Eso, y una pequeña casa que encontraron en medio de la nada a la cual no dudaron en acercarse en el caso de encontrar quizá a alguien que los pudiera guiar de vuelta a Portorosso ya que ni siquiera lograban ver el océano.

—Siento que estamos irrumpiendo en la propiedad de alguien —dijo Luca de repente.

—Estaba abierta —Giulia se encogió de hombros antes de comenzar a caminar dentro, seguida de Alberto.

Luca quedó afuera solo y, tras echar un vistazo hacia atrás con nerviosismo, siguió a sus amigos, dejando la puerta abierta.

—Increíble —dijo Alberto bajo su asombro, viendo a su alrededor— ¿Podrían imaginarse pasar la noche aquí?

—No —respondieron Luca y Giulia a la vez con seguridad.

—¿Ni siquiera si estamos los tres juntos? —se rio él, llevando sus manos a los bolsillos y apoyando su espalda en la pared más cercana.

—En ese caso, sí —Giulia caminó por la pequeña habitación con la cabeza estirada hacia arriba. El entrepiso había llamado su atención— ¿Creen que desde ahí se pueda ver un camino para regresar?

—Si la luna ilumina lo suficiente, es posible —Luca asintió.

Para Giulia fue respuesta suficiente y no dudó en comenzar a trepar las maderas-escalera que crujieron con cada paso de la chica. Sus dos amigos se acercaron rápidamente.

Luca One-Shots🐟🛵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora