Luca One-Shots🐟🛵

16- No necesitamos a nadie más

"La razón para conseguir la vespa es para vivir solos. No necesitamos la escuela, ni a nadie más"—Alberto

Dos amigos monstruos marinos habían estado toda la mañana entretenidos construyendo otra vespa. Pero no tamaño real como habían hecho anteriormente, sino una del tamaño de un juguete. Alberto había visto a uno de los niños en la plaza con un avión de juguete y se le ocurrió que él podía hacer algo así. Si había hecho una vespa real, nada le impedía hacer una de juguete.

Y era aún más especial hacerla junto a Luca.

—Piénsalo, Luca. Es como la que hicimos el año anterior, pero más... realista. Es casi lo mismo y esta no nos pondrá en peligro de muerte —le había dicho Alberto a su amigo en cuanto le presentó la idea.

Debido a su tamaño, les era más fácil esmerarse en los detalles. Especialmente usando la revista de Alberto acerca de las motocicletas como modelo.

Giulia se asomó detrás de ambos y echó un vistazo.

—No se ve mal —sonrió a lo que ambos respondieron con un sonido de afirmación. Al ver que no decían mucho más, decidió continuar hablando— Y... ¿van a ponerle nombre? —preguntó y no tardó en arrepentirse. ¿Qué clase de pregunta era esa?

—Aún no sabemos qué nombre ponerle —respondió Luca para sorpresa de ella. Por supuesto, si alguien era capaz de ponerle nombre a un juguete eran ellos dos.

La chica notó que claramente no era parte de ese proyecto por lo que se entretuvo con sus cosas durante unos minutos. De repente, llamó la atención de Luca quien dejó su juguete para mirarla al ver revolver dentro de una mochila.

—¿Esa no era la mochila de Alberto? —preguntó, confundido.

—Oh, es que son idénticas —se rió Giulia— Casi idénticas. Papá compró dos, pero la mía tiene las cintas más cortas y una mancha de pintura ahí —señaló— Es fácil diferenciarlas.

—No para mí.

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Un rato más tarde...

Giulia adoraba el agua casi tanto como los chicos. Pero no era parte de ella por lo que después de un rato ya se volvía cansador a diferencia de sus dos amigos y los niños, quienes parecían no cansarse nunca o simplemente querían ser una criatura acuática como Alberto. De modo que la chica no tardó en salir del agua y permanecer en la costa. Eso pasaba diariamente cuando acompañaban a Alberto a trabajar.

Alguien se acercó a ella mientras observaba.

—Ciao Giulia —sonrió Sofia tocando su brazo a lo que ella le sonrió de vuelta— ¿Qué estás haciendo aquí sola?

—Estaba... mirando a los chicos —se encogió de hombros.

—Divertido —fue todo lo que respondió su amiga, dirigiendo su mirada hacia el pequeño grupo en el agua— Son algo ruidosos. ¿No crees? —comentó ladeando la cabeza.

—En realidad... es un juego acuático. Es casi imposible no ser ruidoso.

En ese momento Luca pasó corriendo muy cerca de ellas para atrapar a uno de los niños y en el proceso salpicó a ambas chicas. Sofia dio unos pasos atrás con disgusto y vio que Giulia apenas había alzado una de sus manos para evitar que el agua salpicara su rostro.

—Ci sono abituata —aclaró, adivinando lo que Sofia pensaba.

—¡Lo siento! —escucharon a Luca mientras retomaba el juego.