13- ¿Iremos?

299 14 6
                                    

Llegamos a mi casa y le di un beso en la mejilla a Alessio como despedida, sonrojándome.

Entré en mi casa, me puse el pijama y me quedé dormida después de cenar.

**********

Me desperté porque alguien me llamaba.

Era Bia.

— Dime, espero que sea importante porque me has despertado.— dije resentida.

— ¡Y lo es! Esta mañana estaba sola y desolada, pensando.— obviamente estaba utilizando su tono de drama.

— Prosigue.—

— Bueno el caso es que he tenido una espléndida idea.— dijo animada.

— Sorpréndeme.— sinceramente, ella me daba miedo. Al saber cuál era su idea.

— Pues que: Ryan, Alessio, tú y yo... ¡Nos vayamos a una casa rural!—

De todo lo que podría haber sido, en definitiva eso no me lo esperaba.

— ¿Qué?— pregunté desorientada.

— Que sí, ¿hace falta que te lo repita?— dijo riendo.

— Oye que me acabo de despertar, me cuesta más procesar las cosas.—

Y yo también me reí.

— Venga, suéltalo. ¿Que te parece?—

—Me parece una locura... Pero me gustan las locuras.—

—Entonces... ¿Iremos?— preguntó esperanzada.

—Venga, me parece bien.— acepté.

Al decir aquello se ilusionó un montón y empezó a hacer planes.

— Vale, vale. Frena fiera.— dije
parándola.— Primero hay que hablarlo con ellos.

— No, no. Si ya está todo más que hablado.— ¿¡como!?— Has sido la última en saberlo porque eras la que más se cierra a estas cosas, pero ellos están de acuerdo.

— Me siento traicionada.— dije de broma, forzando mi tono de indignación.

—Bueno, como vamos a ir hay que comprar cosas, en especial ropa porque he visto tu armario y...—

—¿Qué le pasa a mi ropa?— dije esta vez indignada de verdad.

— Nada, nada. Solo digo que hay que comprar cosas.—

— Vale, ¿pues cuando vamos a comprar?—

— Hoy.— dijo rápidamente.

— Bia... ¿Cuando nos vamos?— dije sabiendo ya la respuesta.

—He reservado la casa rural en Venecia en... Dos dias.— dijo cuidadosamente.

—¿¡DOS DIAS!?—

Esta chica me va a matar, pero aún así la quiero.

—Sí, en dos días y a todos les parece bien. Además de que no se puede cancelar.

— Vale, pues no perdamos más tiempo. Tenemos que ir a comprar ropa, tengo que hacer maletas y tener las cosas mínimamente planeadas.—

Siempre tenía que planear la mayoría de las cosas por la ansiedad, aunque el viaje a Roma es de lo único que no he planeado en toda mi vida.

—Bien, pues en 15 minutos estoy en tu casa.—

Pusimos fin a la conversación y colgó.

Me preparé para cuando Bia viniera a pasarme a buscar.

El momento en el que te vi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora