30- El beso

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De la autora:

Hola queridos lectores/as.

Me pasaba para advertiros de que este es el último capítulo 😭

Os dejo leer ❤️

                          **********

Desde aquella noche, nada era igual.

Al día siguiente nos despertamos y como era de esperar, comenzó el mes de septiembre, día 1.
Fuimos al trabajo como de costumbre.

Habíamos tenido unos pocos días libres pero ahora tocaba ir otra vez.

Nos vestimos y nos dirigimos al bar en coche.

Todo estaba igual pero ya no tonteábamos tanto ni hablábamos mucho. El simple pensamiento de que ya era hora de volver a la rutina me atormentaba y me dejaba helada.

Durante las horas de trabajo Alessio me intentaba hablar o hacerme reír pero como mucho conseguía una pequeña sonrisa por mi parte. No lo iba a pagar con él obviamente, pero hoy no estaba de humor para nada, solo podía pensar y pensar.
Le daba demasiadas vueltas a las cosas.

Hubo un momento en el que derramé un poco del bote de especias por mi despiste, lo cual provocó que me llenara de esas hojitas incluso el pelo. Alessio al darse cuenta de lo perdida que estaba, estalló en carcajadas.

Quería reírme, disfrutar del momento pero no podía. De nuevo le dediqué una simple sonrisa. Aunque estuve segura de que me brillaron los ojos al verle reír y se me aceleraron los latidos.

El día siguió su curso y llegamos a casa. Comimos todos juntos en familia y por primera vez desde que Alessio estaba aquí, en silencio. Exceptuando el momento en el que mi madre estaba demasiado incómoda y tuvo que sacar tema de conversación, preguntándonos sobre el trabajo.

Por la tarde fuimos a mi habitación y vimos otra peli en el portátil. No estuve muy atenta y no me enteré de nada. Ya sabréis en qué estaba pensando.

—Bien, ¿me dirás ya qué te pasa principessa?—

No podía hacer eso. Él solamente no podía llamarme así y hacerme sentir tantas cosas como si nada con esas simples palabras. No podía.

—No me llames así.— dije dolida.

—Vale, ¿desde cuando te molesta que te llame por ese apodo Aurora? No entiendo qué te pasa. Intento hacerlo, juro que intento entenderlo pero es que no puedo. Desde ayer por la noche que ya estuviste un poco rara, no me hablas casi nada y ya no es lo mismo. ¿He hecho algo mal? ¿Te he hecho daño? ¿Te molesto? Dime lo que sea, cualquier cosa pero el simple hecho de que algo te esté matando por dentro y no sepa que es también me mata a mí. Todavía más considerando la opción de que podrías estar así por mi. Enserio Aurora, dime que he hecho. ¿Porque estás así de mal? No saberlo me tortura. Quiero que estés bien, quiero escuchar tu voz llena de ilusión al hablar de algo que te gusta y escuchar tu risa ante mis burlas o chistes malos. Quiero que seas tú.— Alessio estaba muy agobiado y agotado, se notaba que todo esto le afectaba tanto como a mí. Me dolía demasiado verlo así. No era su culpa, nada lo era.

Mi idiota.

—No, no. Alessio tú no has hecho nada. Obviamente no me importa que me llames principessa. Es más, me encanta. Tú me encantas y todo lo que hagas, pero si que es verdad que hay algo que me mata por dentro. Aunque espero que no se te vuelva a pasar por la cabeza que es por tu culpa, nada lo es idiota mío.— expliqué rápidamente, tratando de sonreírle.

—De acuerdo, entonces... ¿Qué te pasa Aurora?—

Suspiré.

—Pasa que estamos ya en septiembre, que el tiempo pasa junto con los días y el verano se acaba. Es el momento de retomar la rutina. Es tiempo de volver a los estudios o al trabajo. El problema está en que yo tengo mi vida aquí Alessio. Tengo a mi familia, tengo mi universidad y todas las posibilidades de distintos trabajos. Aquí está mi hogar y tengo a mi familia. Este es mi sitio y me tengo que quedar.— dije al borde del colapso, sintiendo la humedad hacer presencia en mis ojos y como picaban por las ganas de llorar.

El momento en el que te vi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora