Me llegó un mensaje de un nuevo grupo que había creado Bia.
En ese grupo estábamos: Bia, Ryan, Alessio y yo.
Magnífico.
En el mensaje ponía que fuéramos a la playa los cuatro esa tarde.
Pensé en negarme pero yo quería ver a Bia y a Ryan, además de que si me negaba ella me pediría explicaciones ya que yo no tenía nada que hacer porque estaba de vacaciones y, todos sabemos que Bia extrae demasiado bien la información. Así que me vi obligada a aceptar, aunque muy en el fondo si quería ir.
Comí en casa y preparé una mochila para llevarme a la playa.
Finalmente me puse el bikini, pero tenía un dilema:
No sabía si ponerme uno blanco con flores que era bonito, dulce y un poco atrevido o uno negro cruzado y atado al cuello, conjuntado de una especie de vestido transparente negro con mariposas. Finalmente me decidí por el negro ya que el vestidito era súper mono.
Quedamos sobre las 16:15 pm debajo de mi casa (en mi puerta).
Teníamos la playa a 5 minutos andando de mi apartamento así que era bastante normal por esa zona ver a gente en bikini por la calle.
Cuando bajé estaba Bia, que llevaba un bikini precioso, azul celeste y contrastaba perfectamente con su tono moreno de piel, Ryan iba con un pantalón simple negro que también servía como bikini y... ahí estaba Alessio, con su pelo levemente rizado y dorado como el oro, estaba un poco despeinado, con mechones apuntando cada uno hacia un lado y eso le daba un atractivo natural fascinante. Tenía todo el torso y el abdomen al descubierto dejando ver sus tatuajes y esos abdominales que parecían cubiteras o también una tableta de chocolate que desde luego estaría dispuesta a comer. De bañador llevaba unos pantalones-bañador cortos de color marrón claro, que quedaba a conjunto con sus preciosos ojos.
Enserio, Alessio estaba para comérselo.
Y cuando él me miró, un brillo iluminó sus ojos, dejándome intrigada y pensando en como me vería él a mi.
Durante el camino sólo hablaban Bia y Ryan que iban de la mano, por lo tanto detrás de ellos estábamos Alessio y yo, uno al lado del otro y el momento era un poco incómodo porque los dos teníamos un secreto del que no tardaríamos en hablar.
Cuando llegamos a la playa bajo el incómodo silencio, extendimos las toallas en la arena.
—Ryan cariño, ¿me pones crema?—preguntó Bia.
—Claro.—
Y yo también necesitaba crema, pero solo quedaba Alessio para ponérmela, sino me iba a quemar. Para colmo Bia y Ryan ya se estaban morreando y no les iba a interrumpir.
—¿Quieres que te ponga crema, principessa?—
Se ha ofrecido a ponerme crema. Y me ha llamado principessa, eso es buena señal, ¿no?
—Si por favor.—
A lo que él sonrió, dejando ver sus perfectos dientes y su hermosa sonrisa.
Le tendí mi bote de crema en las manos y me tumbé boca abajo para facilitarle el paso. Me aplicó la crema por la espalda y... la espalda baja, llegando al inicio de mi trasero.
Fue bajando la mano poco a poco esperando a que le frenara, cosa que no iba a hacer. Finalmente llegó a mi culo y rozó mis nalgas, pero pasó de largo y terminó de ponerme crema en las piernas. Mientras lo hacía, me daba pequeños apretones y me estremecí ante su tacto, sentí el calor instalarse en mi zona baja del vientre.
Observé cómo de reojo fruncía el ceño y apretaba la mandíbula, eso llamó mi atención.
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El momento en el que te vi
RomansaDespués de todo lo que he pasado, necesito despejarme. Aunque nunca pensé que para hacerlo acabaría en Roma yo sola. Pero, a causa de ciertas interacciones, te encontré. Justo cuando menos te necesitaba, cuando menos lo esperaba, ahí estabas, y te o...